Bueno, lo prometido es deuda. Aquí tenéis otra historia. Os tengo que informar de que no me apetece mucho volver a ver la primera temporada, no enfadaros conmigo pero es que ahora lo que menos me apetece es el drama, aunque sé que en PDG1 también pr...
N/A: Si, lo sé, no tengo excusa. He tardado más de lo que esperaba y lo siento. Es lo que tiene el verano, el trabajo, la ola de calor...Aprovechando que hoy por fin se ha estrenado la segunda temporada en Netflix, os regalo este capítulo, os lo debo. Espero que os guste.
A pesar del estado de embriaguez de Don Martín, Sara no puede dejar de sonreír. Continúa sin asimilar lo que ocurrió en casa de los Reyes hace apenas unas horas; no se siente orgullosa, sobre todo porque el día era de su sobrino sin embargo no pudo negarse a ausentarse unos minutos.
Unas horas antes...
Ambos se encuentran sentados, observando el hermoso paisaje sin decir nada. Sus manos, entrelazadas, no se han separado desde que tomaron asiento.
- Dime, Franco.- este se gira al escuchar su nombre.- Me confesaste que tu matrimonio con Eduvina fue porque no te sentías merecedor de mi amor, ¿mereció la pena? Quiero decir, has sido tema de conversación, se han burlado de ti.
- Al principio sí que le di importancia a esos cuchicheos, los escuchaba en la oficina, en el club, incluso aquí.- Franco arranca un poco de césped.- Eva y mis hermanos me ayudaron a ignorar todos esos ataques, y agradecí ese apoyo.- él joven deja de hablar, no aparta sus ojos de la hermosa mujer que tiene delante.- pero lo que más me ayudaba, era pensar en ti. Te hice daño, Sarita, no sé si alguna vez volverás a confiar en mí, espero que sí.
Ella se inclina para besarlo con dulzura.- No vuelvas a pedir disculpas, sé lo que pensabas acerca del plan de tu hermano. Uno no planea enamorarse, ocurre sin más.- Él sonríe aliviado ante esa respuesta.- No te fustigues más, de verdad.
El cuerpo de Franco se relaja, le encanta pasar tiempo con Sara, por muy breve que sea, ella le transmite esa paz que creyó destruida tras la muerte de Libia.
- Deberíamos de regresar con los demás, alguien podría venir a buscarnos.- es evidente que ninguno desea volver a la fiesta pero tampoco pueden correr el riesgo de que puedan descubrirlos.
- Tranquila, sólo han pasado tres minutos, relájate, no pasa nada. Además, dudo mucho que tus hermanas o mis hermanos dijesen algo si destapan lo nuestro; el objetivo es que tu mamá no lo sepa, ¿no?
- Sé que tanto Norma como Jimena anhelan volver con Juan y Óscar, están dolidas aunque también es por mi querida madre, os odia a muerte. Tuve que convencerla para traer al abuelo, me dio permiso sólo porque no estoy involucrada con ninguno de ustedes.
- Mira, no hace falta ser un genio para ver que hay algo entre nosotros dos, ¿crees que no se han percatado de nuestra ausencia? Están esperando a que ejecutemos el primer paso.
- ¿Realmente piensas eso?
- Llevamos meses así, con salidas a escondidas que muchas veces no podemos explicar, sí lo único que te preocupa son tu abuelo y tu mamá, pues seremos prudentes, no te preocupes.
Sara no está muy convencida con ese argumento, seguro que su abuelo ya estará borracho y que ni se habrá fijado en que su nieta no está; pero, ¿sus hermanas lo saben? ¿Por qué no le han dicho nada? ¿Para respetar su privacidad?
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- Me parece que tienes que relajarte un poco.- Franco tumba a Sara sobre su chaqueta para evitar que ella se ensucie.- Te voy a ayudar.
- ¿Me vas a dar un masaje en los pies?- Inquiere ella sorprendida por verse boca arriba, las nubes van cambiando de formas.- Porque no vendría mal.
- No.- responde él con media sonrisa.- por favor, cierra los ojos, la experiencia será más favorable sí me obedeces.
- Está bien.- Sara cierra los ojos, Franco apenas produce ruido. El joven se tumba de lado pegado al cuerpo de ella, con discreción, desabrocha el botón del pantalón y la cremallera.- ¿Qué estás haciendo?
- Shh.- él coloca su dedo índice en los labios de Sara.- confía en mí, por favor.- La chica intuye lo que el chico pretende hacer, ¿va a ocurrir? ¿Ahí? ¿Durante la fiesta de su sobrino? ¿A plena luz del día? ¿Y va a tolerarlo? Una parte quiere detener a Franco pero la otra...la inferior...lucha por sentir a ese hombre, lo deseó desde el primer día que lo vio.
Franco se ha colocado de tal manera que, si alguien se acercase a ese lugar, sólo verían su espalda y a Sara tumbada, no podrían deducir nada si no se aproximasen demasiado. Su mano derecha se introduce por debajo del pantalón, le gusta ver la ropa interior de encaje que Sara ha escogido, es muy sexi.
- Ahora.- susurra él al oído de Sara.- respira profundamente.- ella se somete sin rechistar, Franco palpa el templo de la chica por encima del tanga rojo, le gusta lo que provoca en ella con sólo el tacto.
Sus dedos traspasan también la delgada tela, el cuerpo de Sara se estremece, tanto por lo que ha sentido como lo que está por venir.
- No quiero que olvides nunca lo que siento por ti, y antes de que regreses a tu casa, voy a obsequiarte con este momento.- de nuevo, ese susurro. Él acaricia suavemente los labios de fuera, dibuja círculos.
- Franco.- gime ella.- no creo que esta sea una muy buena idea.
- ¿Quieres que pare?
- Yo no he dicho eso.- para sorpresa de Franco, Sara coloca su mano izquierda encima de la de él, dándole así permiso para que haga lo que tenía en mente.
Los dedos de él se introducen lentamente, ella reúne fuerza para no gritar ni para hacer ningún ruido que pueda delatarlos. Franco entra y sale con suavidad, poco a poco va aumentando la velocidad. Es entonces cuando Sara abre los ojos, necesita ver el rostro de Franco, ¿por qué tiene que imaginárselo cuando lo tiene delante?
- Sabes que te voy a...- un pequeño gemido- matar por esto, vas a dejarme a medias.
- Te lo he dicho, es un regalo, luego en tu casa puedes hacer lo que quieras.- sí, acaba de insinuarle eso mismo.
Más velocidad, Sara ya no puede luchar contra todo lo que está sintiendo, ese hombre ya la volvía loca y ahora, con su dedos saliendo y entrando, todavía más. Franco se detiene al ver la expresión de ella.
Los dos permanecen tumbados durante apenas un minuto.- Sabes que me debes un tanga nuevo, ¿desde cuándo tenías esto pensado?
- Imagino que desde el mismo tiempo que tú.- responde él con una mirada pícara.- Venga, vamos, ahora sí que es momento de regresar.
No muy lejos de allí, una persona ha podido ver a la pareja, desde esa distancia, sólo ha sido capaz de verlos tumbados, a los pocos segundos se han levantado. Tendrá que hablar con Sara, está jugando con fuego, si su madre se entera...Podría ocurrir algo realmente grave.
- ¡Norma!- Juan la llama desde la mesa.- ¿Vienes?- Ella se aleja antes de que Sara o Franco puedan verle, se les veía muy felices, sólo espera que las intenciones de él sean buenas.
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