Para los clientes que frecuentan el bar Alcalá, es otra noche más, de música, de copas, de diversión. Y no es para menos, las cantantes son maravillosas; Rosario se mueve de forma sensual, casi siempre bajo la atenta mirada de su esposo.
- Ay Armandito, ¿Qué te pasa? Estás raro, desde hace unos días.- El dueño del local hace caso omiso a las palabras de Pepa, pues claro que se siente extraño y por culpa de Rosario.
- Vosotras os contáis cosas en el camerino, ¿Rosario os ha comentado algo? La noto distraída, desde que vino de las últimas compras.
Pepita, que no piensa traicionar la confianza de Don Martín ni de los Reyes, opta por fingir que no sabe nada de ese encuentro con Franco.
- Estará agobiada, no ha parado de trabajar desde que volvisteis, ¿por qué no le das unos días libres? Panchita y yo podemos encargarnos, así disfrutáis vosotros también.
- Pues mira que no es una mala idea, sí que nos vendría bien algo de tiempo a solas.
Armando sonríe al ver quién acaba de entrar, Fernando le estrecha la mano aunque su expresión no es de las más alegres.
- ¿A qué viene esa cara? ¿Se ha muerto alguien?- Armando le pide un trago al camarero que no tarda en servirlo.
- Peor, tiene que ver con los Reyes.- Fernando se bebe la copa de una sentada, vuelve a pedir otro vaso.- No hay un sólo día que no escuche ese apellido.
- Bueno pero tú eres dueño también de una gran suma de dinero, ¿No deberías de estar disfrutando?
- Claro que disfruto, hasta que voy al club y me encuentro a alguno de esos hermanos, sobre todo a Franco Reyes, ¿sabes que ha tenido un bebé?
Rosario, que acaba de terminar su pase, se une a su marido y al recién llegado, le da dos besos a Fernando.
- ¿Cómo estás? Hacía mucho que no venías a vernos, ¿eres demasiado rico para frecuentar estos sitios?
- Sabes que no es por eso, pero siempre tengo que discutir con Gabriela, odia este barrio y a su gente.
- Bueno, sus motivos tiene.- añade Armando mientras rodea la cintura de su esposa.- Fernando me estaba contando que Franco acaba de ser padre.
- ¿Y qué me importa eso?- Obviamente, a Rosario le importa mucho, por eso ha estado como ausente desde su encuentro.- Que le vaya bien.
- Hablando de ir bien, he pensado que podríamos tomarnos unos días libres, no has parado de trabajar y te mereces un buen descanso.- Rosario no entiende a qué viene eso aunque no es mala idea.
- Me parece genial, oye Fernando, ¿por qué no nos invitas un día de estas al famoso club? Así puede venirse Gabriela también.
Armando es consciente de que es posible que se encuentren con Franco, y una parte suya tiene curiosidad por ver su reacción al verlos allí, que sepa que no temen visitar esos lugares tan elegantes.
- Pues mira, se lo comentaré a Gabriela, no creo que le moleste, eso sí, tenéis que ir bien arreglados, son muy exigentes con el vestuario.
- Tranquilo, ni nos reconocerás.- Rosario reza porque esa noche pueda encontrarse a Franco y si va con esa chica que ha conseguido robarle el corazón, mejor.
En la hacienda de los Reyes...
Franco saca la llave y baja del coche, menos mal que su hermano se ofreció para dirigir varias reuniones, que Andrés no duerma del tirón le está pasando factura.
- Don Franquito.- Quintina le ofrece algo para comer pero él sólo quiere dormir. Con mucho cuidado, entra a la habitación, tanto Sara como Andrés duermen profundamente, y, como era de esperar, Andrés casi pegado al pecho de su madre.
A la mañana siguiente...
Sara se asegura de que Andrés continúa durmiendo, la sensación de cansancio aumenta cada día pero al menos anoche sólo se despertó un par de veces para darle el pecho y cambiarlo.
- ¿Sara? ¿Puedo pasar?- Eva abre la puerta en cuanto escucha la confirmación por parte de la patrona.- ¿Ha conseguido descansar?
- Pues mejor que estas noches atrás, por cierto, ¿Dónde está Franco?- Eva esboza una sonrisa, con cuidado coge al pequeño Andrés.
- Me lo he encontrado durmiendo en el sofá del despacho, yo diría que os vio durmiendo y no quiso despertar a este príncipe.
A Sarita tampoco le sorprende, aunque se siente mal, Franco no para de trabajar tampoco, debería de dormir en su cama.
- ¿Puedes encargarte de él un poco más? Voy a ir a ver cómo está.
- Por supuesto, no tiene ni que preguntarlo.
Sarita apenas camina unos pasos, al abrir la puerta se encuentra a Franco durmiendo en el sofá, ella se arrodilla a su lado.
- ¿Mi amor?- él abre los ojos lentamente, su sonrisa es casi inmediata al verla.- ¿Por qué has dormido aquí?- Franco se incorpora al mismo tiempo que se frota los ojos.
- Os vi tan relajados, no quise despertar a nuestro hijo, puse mi almohada como barrera y me vine.
- Pues no lo hagas más, por favor.- él se inclina para besarla.- Te lo prometo, me basta con saber que has descansado algo más.
- Sí, más que otras noches pero me gusta ver ese hermoso rostro cuando me despierto, así que no vuelvas a hacer esto.
- Entendido, ¿Eva está con Andrés?- Ella asiente con la cabeza, ambos se levantan para regresar al cuarto, como si el pequeño lo hubiese notado, llora al escuchar la voz de su madre.
- Ya te echaba de menos.- pero es Franco el que estira los brazos.- Yo me encargo de él, Eva, ¿puede decirle a las empleadas que preparen el desayuno? Bajamos enseguida.
- Ahora mismo.- El hombre se gira hacia Sarita.- Arréglate tú primero si quieres, voy a cambiarlo y te esperamos abajo.
- No voy a decirte que no, ¿hoy tienes que ir a trabajar?
- Hoy me voy a tomar el día libre, ¿Por qué no nos vamos los tres al club? Y así salimos.
- Es una gran idea.
N/A: ¿Ya veis por dónde voy? Espero que os haya gustado.
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¿Qué pasaría si...?
FanfictionBueno, lo prometido es deuda. Aquí tenéis otra historia. Os tengo que informar de que no me apetece mucho volver a ver la primera temporada, no enfadaros conmigo pero es que ahora lo que menos me apetece es el drama, aunque sé que en PDG1 también pr...