Capítulo 26

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Norma, Juan, Jimena y Óscar pasean por las caballerizas, ninguno de los cuatro ha abierto la boca desde que las Elizondo les informaron de la inminente y extraña boda que se aproxima.

- Muchachas, si esto es una especie de broma, no tiene ninguna gracia.- Óscar ha sido el primero en opinar.

- Ojalá fuese eso, mi amor pero es cierto nos lo dijeron esta misma mañana, muy temprano. Mis hermanas, mi abuelo y yo nos quedamos sin palabras.

Norma está preocupada por Juan, ella sabe que él lo único que desea es casarse, sobre todo después del secuestro.

- Siempre supe que ese tipo nos iba a amargar la vida pero no de esta manera, ¿sois conscientes de lo que esto supone? Va a ser el dueño de todo, no os va a dejar en paz.- Juan dirige sus ojos hacia su prometida.- Tenemos un hijo, no lo olvides.

- Lo sé, pero no podemos abandonar a mi mamá así como así, conocemos muy bien a Fernando. No nos iremos hasta que estemos completamente seguras de que mi mamá no correrá ningún peligro al lado de ese tipo.

- Bueno, ¿y qué pretendes? ¿Separarla? Después de lo sucedido con Sara y Franco, ¿realmente creéis que le importara si os marcháis?

- Norma.- esta vez es Jimena la que habla.- Juan lleva razón, bien es cierto que no vamos a irnos tan pronto, no somos unas cobardes, podemos enfrentar a Fernando. Si en algún momento nos vemos en aprietos, no dudaremos en avisaros. Pero entiendan que es nuestra mamá y aunque no diga nada, sé que nos necesita.

 Pero entiendan que es nuestra mamá y aunque no diga nada, sé que nos necesita

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En los terrenos de los Reyes...

Franco observa la espalda de Sarita de vez en cuando, no puede evitarlo, no cuando él es el responsable de esos golpes.

- Mi amor.- ella se ha percatado de la expresión de Franco.- No te preocupes más, apenas me duele.

- He visto el dolor en tu rostro cuando has bajado del caballo, ¿te estás tomando la medicación?

Ella gira su cabeza para quedarse cara a cara con él.- Sí, me estoy tomando todo lo que me recetó el doctor y mis hermanas se turnan para echarme la crema cicatrizante, no le des más vueltas.

- ¿Cómo quieres que me olvide? Por mi culpa recibiste esos golpes, tendría que haberme quedado.

- Tarde o temprano iba a ocurrir, mi mamá no se merecía las mentiras y los engaños, si se lo hubiese contado desde el principio...quizás nos hubiésemos ahorrado todo eso.

- De todas formas, si no pienso en los latigazos, pienso en que Fernando va a ser el dueño de toda vuestra fortuna; no creo que sea conveniente que os quedéis en esa casa.

- Mis hermanas y yo no le tenemos miedo, no abandonaremos a mi mamá tan fácilmente.- Franco sabe que es tontería insistir, cuando a las Elizondo se les mete algo en la cabeza, es complicado que cambien de opinión. - Por cierto, ¿os parece bien el plan de Santa Clara?

- ¿Pasar un par de días con vosotras alejados de todos los problemas? Por supuesto que nos parece bien.- Ella se inclina para besarlo, a pesar del dolor de espalda, Sara siente un gran alivio al no tener que volver a esconderse, es como si se hubiese enamorado de Franco un poco más, si es que eso es posible.

- Tendríamos que regresar, quiero cambiarme de ropa antes de ir a vuestra hacienda, además, queremos hablar un momento con mi mamá.

Ambos se despiden con un tierno beso antes de tomar caminos diferentes, se volverán a ver en un par de horas.

Ambos se despiden con un tierno beso antes de tomar caminos diferentes, se volverán a ver en un par de horas

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Un poco más tarde...

- Imagino que Óscar y Juan tampoco se tomaron nada bien la noticia.- Las hermanas ya se han arreglado, los muchachos no tardarán en pasar a recogerlas a ellas y a Don Martín.

- De no haber sido por la bruja de Dínora, Juan y yo ya estaríamos casados y viviendo juntos. Todavía no sé cómo ha sido capaz de contenerse de esa forma.

- No están muy de acuerdo con el hecho de que continuemos viviendo aquí tras la boda. ¿Cómo se lo ha tomado Franco?

- Pues no sabría decirte, todavía sigue pensando en mis heridas, creo que su preocupación está dividida a partes iguales; pero al nombrarle Santa Clara, parece que se relajó un poco.

- Sí, nos vendrá bien alejarnos de lo que sea que vayan a celebrar aquí.- las tres hermanas se miran con el rostro serio, lo que se avecina no es una tormenta, es algo peor.

- Voy a ver cómo está el abuelo, ¿podéis avisar a los vaqueros para que lo bajen?- Jimena y Norma asienten, Sara toca la puerta del dormitorio antes de entrar.

Don Martín, como siempre, está pegado a la ventana.- ¡Abuelito, ya estás otra vez!- Él le dice a su nieta que se aproxime.

- Mira quién acaba de llegar.- Sara pone los ojos en blanco antes de acercarse. Fernando sale del auto en ese momento.- Creo que mi hija y él van a tener una cita.

- ¡Abuelo por favor! ¡Sólo de pensarlo me entran nauseas!

- Es una suerte que los muchachos quieran venir a recogernos, no soportaría ver cómo la idiota de mi hija comete el mayor error de su vida. Por cierto, ¿cómo llevas la espalda?

- Mejorando, apenas me duele.- Don Martín se fija en el brillo que desprende su nieta.- ¿Por qué nos lo ocultaste?-inquiere él.

- ¿Lo de Franco?- Don Martín asiente con la cabeza.- No lo sé, supongo que me dio miedo, de vuestra reacción. Sé que me imaginabais con alguien más...de nuestra posición.

- ¡Bobadas!- Exclama su abuelo.- Yo sólo me imaginaba a un hombre culto, trabajador, de buena familia.- Sara sonríe al escuchar esas palabras.

- Ese es Franco, es un hombre que a pesar de las apariencias es culto, con una familia maravillosa, y que creo que no puede tener mejor posición social.- Don Martín se alegra al escuchar eso.- Además, ¿dónde voy a encontrar a un hombre tan guapo como él? Nunca me importó si tenía dinero o no, me hacía reír, me respetaba, nos hicimos amigos y bueno...ya conoces el resto. ¿Ya estás tranquilo mi viejito?

- Estaré tranquilo, cuando pueda hablar con él.- Los vaqueros llegan justo a tiempo, Gabriela y Fernando se encuentran en la sala.

- Los vaqueros llegan justo a tiempo, Gabriela y Fernando se encuentran en la sala

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¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora