Capítulo 21

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A la mañana siguiente...

Franco teme salir de su cuarto, ni siquiera le permitió entrar a Eva con el café de las mañanas. Como era de esperar, su aspecto es bastante horrible; ese moratón que cubre su ojo izquierdo va a ser imposible de ocultar, y el dolor de las costillas ha aumentado ahora que ha "descansado", porque dormir...no pudo conciliar el sueño.

- ¡Franco!- Su hermano Juan toca la puerta.- Eva me ha comentado que estás un poco indispuesto.

- No es nada Juancho, no te preocupes.- pero su hermano no va a marcharse así como así por lo que opta por entrar sin permiso. Su expresión cambia al ver el rostro de Franco.

- ¿Qué demonios te ha ocurrido?- Franco es incapaz de decir nada ahora mismo.- Primero Óscar y ahora tú.

- ¿Óscar? ¿Qué pasa con él?- Juan prefiere no revivir la escena que presenció anoche, Óscar y Leandro...ladea la cabeza para olvidarse de esa imagen.

- No me cambies de tema, ¿Quién te ha hecho eso? ¿Con quién te peleaste?- Los ojos de Juan se vuelven más grandes.- No me digas que fue Sarita.

- No.- Franco, todavía con la mano en las costillas doloridas, se sienta en la cama.- De hecho, fue ella la que me salvó.

- ¿Y de quién si se puede saber? ¿En qué andas metido?- Juan se ha percatado de la expresión de dolor en la cara de su hermano.- ¡Eva!

La empleada llega enseguida.- Dime Juan, ¿Qué ocurre?- Es entonces cuando la mujer se fija en Franco.- ¡Dios mío, Franco! ¡¿Qué te ha pasado?!

- Estoy bien Eva, no se preocupe.- pero es evidente que, a juzgar por el dolor en su cara, no se encuentra nada bien.

- Eva por favor, llame al Doctor.- La mujer asiente antes de salir del cuarto, Juan se aproxima a la cama de su hermano.- ¿Quién te ha hecho esto?

- Ya tendremos tiempo de charlar, te prometo que os lo contaré todo pero ahora creo que necesito descansar.

- Está bien, vendré a verte cuando llegue el Doctor.- Franco, con mucho cuidado, se tumba en la cama.

Juan, muy preocupado, baja a la sala para hacer una llamada, sólo espera que sea Dominga la que responda al teléfono, al menos así podrá hablar con Sara.

En la hacienda de los Elizondo...

Doña Gabriela continúa de pie, enfadada y con los brazos cruzados. Sarita y Jimena están sentadas en el sofá.

- ¿Y bien?- inquiere la mujer algo ya impaciente.- ¿No vais a decirme qué pasó?

- No pasó nada, mamá.- Sara es la primera en responder.- Simplemente nos lo estábamos pasando bien y no nos dimos cuenta de la hora.

- Eso lo puedo entender, pero, ¿por qué tú llegaste más tarde que Jimena? Me prometiste que no os separaríais y que no llegarías tarde.

Sara no puede responder a esa pregunta sin mentirle a la cara, ¿qué iba a decirle? ¿Qué se enfrentó a dos criminales para salvar a Franco?

- Estuve...con un hombre, un muchacho que llegó hace poco a la región.- así su madre no indagará más.

- ¿En serio?- Jimena, consciente de esa mentira, decide seguirle el juego a su hermana.- ¡Uy si mamá, un hombre joven y muy guapo! Mi hermanita no le quitaba ojo.

- ¿Y se puede saber quién es ese galán?

- Lo cierto es que se marchaba hoy por negocios, sólo iba a estar por aquí unos días y dio la casualidad de que conocía a amigos que fueron a la inauguración. No sé si lo volveré a ver, estuvimos hablando y no me fijé en la hora, lo siento.

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora