Capítulo 18

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- No me digas que se trata de otros de tus planes.- Juan, Óscar y Franco cenan tranquilamente, parece que de momento sus problemas han cesado; al menos por parte de Doña Gabriela.

- Pues no, he visto una oportunidad y estoy seguro de que nos beneficiará.- Óscar le da un bocado al tomate de la ensalada.- Leandro ha acudido a mí en busca de ayuda porque otros se han negado.

- Imagino que su querida tía Raquel ha sido la primera en decir que no.

- No te equivocas Franco, Leandro no es un mal tipo, y claro...hay algo más.- Juan y Franco ya intuían que su hermano no había acabado de hablar.- Va a ayudarme a recuperar a Jimena de forma definitiva.

- ¿Y cómo piensa hacer eso?

- Él es su amigo, salen por ahí de vez en cuando, basta con que le hable de mí. Bueno, que me voy del tema que nos concierne, Franco, ¿qué te parece la idea?

- No es mala, ser socios de Leandro Santos y que su tienda de moda pase a ser otro negocio de empresas Trueba...Me parece que esta vez has hecho un buen trato.

- Y seremos los invitados de honor en la gran reapertura, asistirá mucha gente.

- Y con gente te refieres a Jimena.

- No sólo Jimena, Sara y Norma podrán asistir sí así lo desean.- Juan ha sido uno de los que más ha sufrido, el tener a Norma y a su hijo al otro lado de los terrenos le rompe el corazón.

- No creo que Norma acuda, sobre todo si tiene que estar pendiente de Juan David.

Franco también duda, últimamente Doña Gabriela ha estado encima de Sara, ha tenido más citas que de costumbre, como si a esa mujer le doliese verla "soltera"; y Fernando tampoco es que esté ayudando, ese hombre no le da buena espina.

- Sé que es tontería insistirte Juancho, pero tú, Franco, eres el socio capitalista, tendrás que ir, sí o sí.

- No me lo perdería por nada del mundo, ¿y cuándo dices que será esa gran fiesta?

- Pues queremos comenzar con las reformas cuanto antes, pero me imagino que en un mes estará todo listo. Tendremos una fiesta a todo dar mi Flaco.

Días más tarde...

Jimena abre la invitación que acaba de recibir.- ¡Ah! ¡No puede ser!- La joven, con el papel en la mano, camina de un lado para el otro totalmente histérica.

- ¡Jimena por Dios! ¡¿Qué pasa?!- Esta, sin decir nada, le entrega el papel a Sarita, la cual alza una ceja al leer los nombres en cursiva y bien grandes.- ¿Han ayudado a Leandro?

- Algo me comentó, de que había encontrado a unos hombres que no dudaron en prestarle el dinero. Está claro que quiso ocultar los nombres.

- Pero, ¿no habías hecho ya las paces con Óscar?

- No del todo.- responde Jimena enfurruñada cual niña pequeña.- ya le dije que no se lo iba a poner tan fácil. Seguro que esto ha sido cosa suya.

- ¿Y no es posible que simplemente haya querido ayudar?

- No conoces a Óscar, él sabe que Leandro y yo somos buenos amigos, y ahora quiere restregarme esto por la cara.

- O sea que no vas a asistir.- Jimena le arrebata de nuevo la invitación.- Yo no he dicho eso, pienso acompañar a Leandro en su gran día.

Sara pone los ojos en blanco, a veces no sabe cómo tratar a su hermana, sobre todo cuando sufre esos arrebatos sin sentido.

- ¿Me acompañarás, verdad? Franco irá.

- No es tan fácil Jimena, llevo semanas sin verlo porque mi mamá no me ha dejado sola ni un momento, ¿y has visto a esos hombres que traía?

- Todo eso se terminaría si le contases la verdad.

- Claro, como que eso es mejor. ¿Sabes cómo se pondrá cuando lea ese apellido? Llamará a Raquel en menos de un segundo.

- Vamos a averiguarlo.

La familia se sienta a comer, Jimena se dispone a sacar la invitación pero al parecer, su madre también ha recibido una.

- ¡Esto es indignante! Leandro ha cometido una locura.- comenta la mujer zarandeando el papel.- No quiero ni imaginar cómo se encontrará Raquel.

- Leandro es un hombre adulto que puede tomar sus propias decisiones.- añade Norma sin apartar la vista del plato.- Y sí nadie de su familia quiso ayudarle con la tienda, ¿qué le impide buscar ayuda en otra parte?

- No los defiendas, Norma, esos tipos pretenden hacerse con el control de todo, mira la prueba.

- Ay Gabriela, no seas tan exagerada, Leandro necesitaba dinero para pagar deudas y no perder así su empleo, no ha ocurrido nada más.

- No tendréis pensado asistir, ¿verdad?- Esta vez, los ojos de Gabriela se dirigen a Jimena y a Sarita.- Os lo prohíbo.

- Ya no somos unas niñas, mamá, y Leandro es mi amigo. Te recuerdo que fuiste tú la que quiso que me casase con él, ¿ahora pretendes que le dé la espalda?

- No seas impertinente Jimena, los Reyes estarán allí, no voy a permitir que estéis tan cerca de ellos.

- Mamá.- Gabriela ignora a su hija mayor.- Mamá, mírame.- La mujer termina por ceder.- Yo vigilaré a Jimena, pero es cierto que no podemos rechazar la invitación. Lo haremos por Leandro, y nada más.

Gabriela observa a sus hijas, luego a Don Martín y por último a Norma.- Está bien, pero os retiraréis temprano, y ahora, si me disculpáis, voy a llamar a Raquelita.

Sara y Jimena se dirigen al exterior de la hacienda, Norma opta por seguirles, Dominga vigilará a Juan David.

- ¿Qué estáis maquinando vosotras dos? No es bueno que molestéis a mi mamá de esa manera, ya sabéis lo que piensa de los muchachos.

- No puede prohibirnos nada, ya somos adultas, además, no hemos mentido, vamos a ir por Leandro y por la moda.

- Ya...-Norma cruza los brazos y sonríe.- Ahora en serio, será un evento con muchas personas, no podéis hacer nada que os perjudique, las noticias vuelan en San Marcos.

- Tranquila Norma.- Sara se ocupa de calmarla.- Yo soy la que más tiene que perder, al fin y al cabo, sigo soltera a ojos de mi mamá, me enfocaré en que nuestra querida hermana no haga nada raro.

- ¿Estás segura?

- Cuenta con ello.

-          Cuenta con ello

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¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora