Capítulo 25

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Franco no quiso escuchar ni a Eva ni a sus hermanos, no ha recibido noticias directamente de Sarita y eso significa que algo sucedió el día de la cabaña. Nadie le impide entrar a la hacienda, ni rastro de Gabriela en su interior.

- ¡Don Franco!- Dominga baja las escaleras con el plumero en la mano.- ¡¿Qué está haciendo aquí?!

- Llevo días sin saber nada de Sara, necesito hablar con ella, ¿dónde puedo encontrarla?

- Yo la llamo pero por favor salga y espérela fuera, mire que Doña Gabriela está cerca, si se entera de que está aquí, se va a armar una buena.

- No pienso moverme de aquí Dominga, me importa bien poco si la dueña del lugar está por aquí. Dígame dónde está Sarita.

- Está arriba, en su cuarto.- Franco le da las gracias a la empleada antes de subir al piso de arriba.

Mientras tanto, en el cuarto de Sara y Jimena...

Sara tiene que admitir que Jimena llevaba razón, nada como un buen baño para recuperarse; sus hermanas le insistieron en que se fuese con ellas y Juan David al centro pero ella todavía no tiene el cuerpo para ir de un lado para el otro.

- ¡No!- exclama para sí misma, la camiseta que iba a ponerse está sobre la cama de Jimena.- ¡Ay, hermanita!

Sara agudiza el oído, al parecer no hay nadie en ese piso, se anuda bien la toalla a la cintura antes de salir del baño sin nada cubriendo la parte de arriba.

- ¿Sarita?- El cuerpo de ella se tensa al escuchar su nombre, y lo que es peor, las heridas no están cubiertas.

- ¡Franco!- La joven se pone rápidamente la camiseta, sin sostén y aguantando el dolor por ese movimiento tan rápido.- ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡¿Cómo...cómo te atreviste a venir?!

- Estaba intranquilo al no recibir noticias tuyas.- no es el reencuentro que ninguno de los dos imaginaba, eso desde luego.- ¿Me puedes explicar que es lo que acabo de ver?

- ¿Qué es lo que has visto? Llegas a entrar un poco antes y me encuentras completamente desnuda.- Sara reza para que nadie regrese temprano de donde sea que estén.

- Lo de tu espalda, Sara, ¿Qué tienes en la espalda?- Ella no puede aguantar la mirada.- No es nada, Franco, de verdad.- no se le ocurre otra cosa.

- ¿Cómo que no es nada? Tenías tres líneas ocupando tu cuerpo, eso no lo tenías antes de...- ambos se quedan en silencio.- ¿Quién fue?- Pregunta él cerrando los puños.

- Franco, por favor.- él camina hacia ella, con la mano, alza la barbilla de Sarita.- Te noto como enferma y cansada, no es propio de ti pasar tantos días aquí encerrada, así que dime, ¿Quién te causó esas heridas?

Ella no puede responder, todo esto ha sido por su culpa, por engañar a su madre, por enamorarse de Franco.

- Te dije que afrontaría las consecuencias, Franco, no insistas más, te lo ruego.- esas palabras bastan para confirmar lo que él sospechaba desde el principio.

- ¿Tú mamá te hizo eso? ¿Te golpeó?- El silencio de Sara es más efectivo que cualquier otra cosa que pudiese decir.- ¿Dónde está?- Franco se prepara para salir del cuarto pero ella lo detiene.

- No empeores más las cosas, estoy bien, el Doctor me dijo que no se quedarían las marcas, es el que castigo que merezco por todo lo que hice.

- ¿Por escogerme? ¿Te dio esos latigazos por mí? Tu mamá no tenía ningún derecho a castigarte de esa forma, si tanto nos odia, ¿por qué no me golpeó a mí también?

- Te veré esta noche, pero por favor, márchate.- En ese momento, Gabriela entra en el cuarto.

- ¡Justo la persona que quería ver!- Sara se coloca detrás de Franco al ver la expresión de su madre.- Lo que pasa que no me he traído ninguna cuerda o látigo para recibir yo también los brutales golpes que le asestó a Sara.

- Usted no es bien recibido en esta casa, Franco Reyes, le ruego que se marche inmediatamente.

- ¿O qué? ¿Llamará a la policía? Porque podría contarles la semejante brutalidad que cometió contra su hija.

- ¿Se atreve a amenazarme? ¿Quién se ha creído que es?- Esto es justamente lo que Sara quería evitar, sólo retrasó lo inevitable.

- Soy el novio de su hija, le guste o no. Y como pareja suya que soy, me preocupa todo lo que le ocurra.

Ninguno dice nada, Franco y Gabriela han empezado una guerra de miradas, ella observa rápidamente como la mano de él rodea la cintura de su primogénita.

- Mi amor, por favor, márchate, todo está bien.- él aparta la vista de Gabriela dos segundos.

- No me iré hasta que tu mamá no se disculpe contigo, nadie se merece recibir semejante castigo.

- ¿Disculparme? ¿Yo? ¡ESTO YA ES EL COLMO!- La mujer se queda atónita al ver que Franco habla totalmente en serio.- No la castigué por salir con un zarrapastroso como usted, Franco Reyes, lo hice por todas las mentiras durante todo este tiempo. Admito que se me fue la mano, sí, pero no me disculparé por educar a mis hijas, nunca.

Gabriela no dice nada, rápidamente se encierra en su habitación, sólo Fernando está de su parte en esa guerra contra los Reyes; lo necesita a su lado más que nunca.

- No tendrías que haber venido, tu visita la ha enfurecido todavía más.

- Mi amor, hazte a la idea de que nunca más estarás sola, de que no tendrás que enfrentar los problemas sin nadie a tu lado. Tus hermanas, tu abuelo.- él se aproxima a ella.- Yo, estaremos ahí para apoyarte y protegerte. No vuelvas a intentar ocultarme algo así nunca más, ¿entendido?

- De acuerdo, no volveré a ocultarte nada pero por favor, vete ya. - Ambos se dan un tierno beso.

- ¿Nos vemos mañana por la noche?- Inquiere él antes de salir del cuarto.

- Está bien, y ahora fuera de aquí.- responde ella con una sonrisa, él le devuelve el gesto antes de marcharse. Sara se deja caer en la cama, no puede salir nada bueno de lo que acaba de pasar.

Al día siguiente...

Sara, Norma, Jimena y Don Martín se quedan atónitos al recibir semejante noticia. Fernando y Gabriela acaban de prometerse, sin consultarlo con nadie y con la fecha de la boda muy próxima.

- ¿De verdad pensáis que mi mamá va en serio con esa locura?- Las hermanas se marcharon al cuarto de Jimena y Sara enseguida.

- No lo sé.- responde Norma perpleja, Juan y Norma tuvieron que suspender su boda tras el secuestro por parte de Dínora. ¿Y ahora esto?

- A lo mejor es un ataque de ira por lo que pasó con Sarita y Franco.- responde Jimena bastante alterada.

- Que no Jimena, que no es eso. Fernando siempre ha estado interesado en nuestra fortuna, y como no pudo continuar conmigo, ha utilizado todo lo que tiene para engañar a mi mamá.

- Esto nos va a perjudicar gravemente, chicas.- comenta Sara, las tres pensaron que Fernando se iría tras lo que hizo pero es evidente que Gabriela está ciega de amor por ese tipo.

- A los muchachos no les va a sentar nada bien esta noticia, ¿qué se supone que vamos a decirles esta noche?

- Pues la verdad.- responde Sara.- tienen que estar al corriente de esto. Esta noche que se venga también el abuelo y hablaremos del tema; porque algo tendremos que hacer. Tenemos unos días para impedir esa boda.

 Tenemos unos días para impedir esa boda

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