Capítulo 5. La visita.

14 1 0
                                    

Hoy tenía que ir a visitar a Eli así que me quedaría la noche en el hospital junto a ella.

Quedé con Lucas a tal hora y a esa hora estaba preparada y me recogió.

-Te recomiendo que no llores delante de mí porque estoy muy sensible con todo esto.- avisó.

-Tranquilo. Tu te esperarás fuera que tengo que contarle algunas cosas. Por cierto, ¿me puedo quedar la noche con ella?

-Claro.

Llegamos y entramos por la puerta dándome de pleno todo el olor a hospital y todo el color blanco en los ojos.

Cuando entré a su habitación y la vi conectada a mil cables con el pelo más largo y los labios realmente gruesos solo tuve ganas de gritar y romper cosas, pero las retuve por Lucas.

-Déjame sola con e-ella porfa.- pedí con un nudo en la garganta.

Siempre pensé que no hay que retener nada así que solté en llanto cogiéndole la mano notando mi puto corazón arder y romperse. Nunca pensé que un corazón se podía escuchar romperse pero tal vez pensé mal.

-Eli.- la miré a la cara tan flaca y continuamente a un suero que iba conectado a sus venas.- ¿que te ha pasado? Es dejarte sola unos años y acabar así.

Joder. Dolía. No podía ni mirarla a la cara tío. Es mi mejor amiga a pesar de todo y me duele y me arrepiento de perder el tiempo con otra agente que no fueran mis amigos de siempre.

¿Porqué puta razón existía gente que hacía esto? Que intención tenían destrozando la vida de la víctima y la de sus amigos y familia.

-Tia es verte así y romperme el alma.- dije limpiándome mis lágrimas con mi camisa.- No pensé que llegar a verte así fuera tan pronto. Te daba más, cariño. Todo lo qué compartimos dónde quedó. No tengo ni la menor idea del porque te alejaste de mí el primer año pero fue la peor decisión que tomaste. Ni tampoco entiendo para que te hacía falta a ese mal nacido en tu vida teniéndonos a nosotros.

> El día que despiertes te enterarás del dolor que es este. Espero que despiertes porque si nos lo que me faltaba era que no pudiera verte más. Tenías razón en eso de que una mejor amiga no se pierdo por tonterías. Pero yo te estoy perdiendo a ti por lo mismo. Si me hubiera enterado antes de que te maltrataban lo hubiera cagado a golpes. Sabes que siempre te apoyé en tus decisiones y para una vez que no se lo que haces lo que menos que me esperaba era verte dependiendo de máquinas.

> Si pudiera devolver el tiempo atrás y recuperarte. Si yo pudiera lo haría. Pero la puta mierda es que no puedo, no podemos. Lucas está fatal con esto porque se lo noté. Pero te prometo por lo que quieras que tu y yo nos iremos de fiesta cuando antes te lo esperes o montaremos una buena noche de chicas para bailar con los chicos buenos de la discoteca y las chicas.

> Tengo una nueva amiga Lara que es mi compañera de piso y tengo que decirte que ha sido como tú cuando no estabas. No quiero ponerte celosa pero tu ya faltabas en mi vida y tenía que sustituirte.

Pi, pi, pi, pi, pi...

-Eli. ¡Eli!

-Por favor retírese de la sala.

Salí estancada sin fuerza de la habitación y Lucas vino a ayudarme a sentarme en las sillas.

-Sofia.- me movía para que despertase de esa horrible pesadilla.- Sofia.

Empecé a escucharlo como si estuviera lejos de mí y su voz era casi inaudible.

-Sofia, ¿qué haces? Tira la rosa.- miré la tumba profunda en mis píes y tiré lo único que simbolizaba todo esto de los funerales.

-Eli. Que sepas que siempre estarás en mí.- le dediqué mirando su lápida: Elisabeth Jordan 1999-2022.

-¿Que hacías quieta sin moverte y con los ojos cerrados?- preguntó mi madre.

Como le digo que estaba recordando cuando sentí que era la primera vez que Eli parecía estar mejor. Tal vez debí pensar en otra cosa pero sus recuerdos me fortalecían. Cuando imaginaba solía no pensar en que no pude cumplir su promesa de salir de fiesta todos juntos.

Había pasado casi un mes desde mi primera visita al hospital. Todos los días iba a visitarla y contarle como me fue pero un día quiso decirme adiós. Me lo dijo y yo le dije adiós a mí estabilidad emocional.

Quise irme a casa de mi madre a mi cuarto y encerrarme. Pero recordé que mi cuarto ahora era un gimnasio del gracioso de Alex.

Así que dormí con mi hermano. Era lo único que me reconfortaba.

Profundas Verdades (2/2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora