Capítulo 31. Indirectas.

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-Mi mujer me engaña y todo el mundo me tiene miedo. Incluso tú.

-Tu también la engañas.- una vez dije eso bajó la cabeza para mirar a sus pies.

-Mi mujer y yo éramos felices. Montamos esta empresa juntos.

Vi como le caía una lágrima y el se la quitó como si le escociese. Vino a abrazarme y yo no pude rechazarle, se le veía mal.

Al ser más grande que yo acaparaba todo mi cuerpo. Solo separó su pecho y se me lanzó.

Yo me quedé paralizada ante su acto repentino y me quité asombrada.

-Yo. No pu-puedo.- dije como pude.

Me miró con culpa mientras yo salía y me dirigía a mi oficina.

Angela estaba dentro con un cliente de veinte años.

-¿Como crees que te esta yendo con Luisa?

-La verdad que bien. Estoy realmente enamorado. No puedo estar un día sin ella.

-Recuerda que abusar del amor no es bueno. También tienes amistades.

Iban hablando sobre el tema del amor. Sentía nostalgia de ello.

Mientras revisaba algunos papeles el chico contestaba con alegría.

Luego una pregunta me llamó la atención.

-¿Que le vas a decir cuando te vayas a las afueras a estudiar?

-No lo he pensado pero tampoco quiero separarme de ella.

-El amor es eso. Complicaciones y circunstancias que a veces no vas a poder controlar. Tu solo díselo.

-Eso haré.

-Conozco a alguien cercano que pasó por eso. No se lo dijo a la cara porque llegaba tarde a su vuelo. Así fue como perdió al amor de su vida.- dijo finalmente ella.

Sabía que estaba hablando de ella misma en nuestra relación.

Lo que más me sorprendió fue la respuesta del chico.

-Se perfectamente que estás hablando de ti. Estudio psicología también y se que no puedes hablar de la vida personal de otros o incluso la tuya.- Angela lo miró asombrada, porque él no le había dicho que quería estudiar.- Pero espero que arregles las cosas con esa persona porque el amor todo lo puede.

Angela me miró y yo la miré. Fue una conexión tan fuerte que tuve que romper el contacto.

El chico le giñó un ojo y luego me miro y me sonrió. Se fue alejando de la oficina.

-¿Que ha sido eso?- le recriminé.

-No. No sabía que él estudiaba psicología.

-A la próxima ten cuidado.

Profundas Verdades (2/2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora