Capítulo 46. Mía, más que mía.

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Hoy tengo que ir a que me hagan la última parte del tatuaje. La verdad no me hace gracia eso de que me tatúen.

Cuando llegué. Sola. Porque tenía que ir sola. Me abrieron los dos seguratas medio narcos y me mandaron a la sala. Esta vez no vino nadie.

Volví a estar en el salón con la demás gente. Me volvieron a llamar y acudí.

Entré a una sala dónde ya había alguien. ¿Lara?

-Lara. ¿Que?- no sabía como reaccionar.

-Um. Sofia, siéntate.

Me senté como me pidió.

-Yo ya sabía que tú venías aquí pero no quise decírtelo para que tengas tu tiempo a contárnoslo. Cosa que nunca pasó.- vio que iba a hablar y me calló.- Peeeeero...me ofrecieron conocer un poco mejor el lugar y ahora hago misiones por el bien de todos.- terminó de explicar.

Aja. Osea que todo están más esterados que yo de mi vida. Perfecto.

Me hicieron la otra parte del tatuaje pero aún no podía vérmelo y me pusieron un plástico que tapaba la caricatura. Esta vez no sé lo que es.

Me marché a mi casa ya cansada de tantos problemas y decidí que con quién mejor estaría sería con alguien que me quisiera de verdad. Con mis amigos.

Llamé a Angela, Hugo y a los otros dos como estaban en casa ya les avisaría luego.

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-Hola.

-Hola

Que cortante todo. La cosa estaba tensa.

-¿Quedas hoy? Para ir con estos.- señalé aunque no me viera.

-Em...no puedo. Tengo...tengo cosas que hacer.

-Angela no me mientas. A mi eso no me va.

¿Porque escuchaba sonidos de risas?

-¿Estas con alguien?

-Sí. Con unas amigas en su casa.

Ahí ya me puse celosa.

-¿Las conozco?

-No. ¿Por?

-No, nada.
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Y le colgué. Se que ella tiene todo el derecho de salir a pasárselo bien pero algo me decía que se lo pasaba demasiado bien.

***

Vacaciones de Navidad y como no trabajo tengo demasiado tiempo libre. Supuse que ya tenía que deshacerme del plástico del tatuaje. Así que lo quité con ansia pero despacio para no hacerme daño.

¿Qué? ¿Una flecha? Una jodida flecha habitaba al lado de la E mayúscula. Me había dejado hacer una flecha y una letra que no se ni de quién es.

Creo que me agobié demasiado con la idea de llevar mi vida como una adulta. Decidí salir a pasear.

Me metí en una app dónde te decían las ubicaciones de tus amigos. Que raro, la de Angela estaba apagada. La última ubicación de ella era la estación de taxis.

Fui a donde el sitio y me acerqué al único taxi que había.

-Perdona.- llamé al cristal.- Tu has visto a una chica morena de pelo por aquí.- le señalé la longitud.- y que tiene cara de niña buena.- literalmente.

-La llevé hace un rato a un sitio.

-Me puedes decir dónde es ese sitio.

-La discoteca Avalon.

Ya veo que aquí se pasan la protección de datos por el forro.

Cogí el casco, me lo puse y aceleré la rabia que tenía. Esta moto era nueva y con mi sueldo me cubría pagarla. La otra estaba vieja y encima me la pagó mi madre.

Marca de la de ahora: Kawasaki Z1000. Tremenda moto. Una locura la velocidad.

Cuando llegué a la discoteca el panorama no mejoraba con la gente que había esperando. Pero me daba igual, si lo que quería era entrar entraría.

Me acerqué al portero.- Perdona, una chica que se llama Angela, está por la lista.- ella solía ser reconocida en tiktok así que a lo mejor la conocen.

-Sí. ¿Eres una amiga...?

-Su novia.

Arqueó la ceja. Le enseñé una foto donde estábamos juntas y asintió.

-Esta en la barra. Hace nada la vi.

Perfecto. Entré y seguía habiendo gente. Me acerqué a la barra pero no conseguía ver mas allá de tres personas por las luces. Por esto no me gustaba la discoteca. Prefiero botellón.

Con que en casa de una amiga. ¡O encima de una amiga!

Estaba sentada encima de una tía que parecía coquetearla.

Cuando pude acercarme ya no estaban. Donde habían ido. Abrí la app y ya me aparecía su dirección. Estaban fuera.

Allí las vi. Enganchadas de la mano como una pareja. Se iba a enterar.

Separé las manos y lo último que vi fue la cara de la chica deformarse por el puñetazo que le metí.

-Puta zorra. ¿Quién eres?

Miré a Angela la cual estaba pálida deseando no existir.

-Díselo tú.

-Es...mi novia.

La otra se le volvió a deformar la cara.

-¿Angela...? ¿Es verdad?

Asintió y levantó los hombros.

-¿Y tu que hacías?

-Yo...es que...no se.

Y fue cuando me fijé en que iba borracha. Pero lo estaba disimulando muy bien porque no lo noté. Incluso se estaba cogiendo de mi moto la cual no resistiría tanto peso.

-Cuidado.- le señalé con la cabeza la moto y dejó de apoyarse, casi se cayó pero llegué a cogerla.

La chica estaba levantándose de la hostia y con rabia cogió su bolso y se fue hacia dentro otra vez.

Estaba haciéndose de madrugada ya.

-Vamos a casa.

No la llevé en moto claro. La dejé en un taxi y la mandaron a casa pero llegué más pronto que el taxi.

La subí a mi apartamento y la acosté en mi cama. No le hice ninguna pregunta, ya se las haría mañana.

Profundas Verdades (2/2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora