Capítulo 38. Más pruebas.

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Llegué al apartamento más cansada de lo habitual y supongo que no tenía energía para explicar dónde estaba.

Entré sin hacer mucho sonido por evitar interrogatorios. Eran las dos de la tarde y yo solo pensaba en comer y dormir.

Me preparé una pizza al microondas y cuando me la acabé, me lavé los dientes y me acosté.

***

Me levanté dolorida muscularmente así que no tenía fuerzas para moverme. Me acosté de nuevo y estuve leyendo par de horas sin darme cuenta del tiempo.

Entraron a mi habitación Lucas, Alex, Lara y...¿Angela?

Solo pude fijarme en Angela y como iba vestida. Pero me obligué a apartar la mirada.

-Sabemos que últimamente estas yéndote y no aparecer hasta el día siguiente o a la semana siguiente.

-Emm...- no se lo que decir.

-Queremos que nos cuentes todo porque estamos preocupados por ti.

Alex vio que mi mirada recaía en Angela y me dijo: -Ha venido porque también está preocupada por ti.

Se sentaron todos al pie de la cama y me miraron con intriga.

-¿Que?- estaba flipando porque hace días que nadie me dirige palabra.

-Cuéntanoslo anda...

-Bueno yo hace tiempo que...no tengo...nada es que no se que decir...y es que la verdad...- no me salían las palabras pero lo que si me salieron fueron lágrimas.

Me daba pena verme así delante de todos ellos así que me fui al baño corriendo.

Cerré con pestillo. Fuera habitaban voces diciéndome "Abre Sofia", "Solo queremos ayudarte", "Estamos para ti". Pero yo no sentía fuerza después de tanto que he pasado.

Lloré por un rato más mientras ellos hablaban como si yo no estuviera pero yo si lo escuchaba.

Salí con mejor cara y solo me encontré con Angela que estaba revisando su móvil con el ceño fruncido.

-Sofia, sentimos asfixiarte de esa manera.- me dijo guardando su móvil.

-No es nada.- la noté distraida.- ¿Pasa algo?

-Mi hermano está es un lio.

-¿Hugo? No me acordaba de él. ¿Como está?

-Pues se ha metido a una clase de misiones super raras y ahora no está nunca en casa.

Me sonaba su asunto pero tampoco me importaba aunque Angela...bueno ella no era mucho de abrirse y después de tantos años que me cuente estas cosas a mí.

-Sofia...- la miré de nuevo ya que yo estaba apoyada en el marco.- Desde que me fui y conseguí sacarme la carrera no he parado de pensarte. Lo mal que lo debí hacer para que me guardes tal rencor.

-Pero eso quedó en el pasado.

-Da igual. Nunca podrás perdonarme.

-¿Porque dices eso?

-Yo...me fui por otras razones.

Me quedé mirándola porque no sabía que decir ya que su cara estaba blanca.

-¿Te encuentras bien?

-No.

Me acerqué y la abracé. Sus labios estaban en una sola línea y sus ojos rojos apunto de desbordarse.

Tras llorar sorbió la nariz y empezó a hablarme de la razón del porqué se fue.

-Yo colaboré con...Judith para hacer el plan y se nos fue de las manos. Sabrina era mi mejor amiga y me obligaron a hacer eso o si nos la matarían.

-Uf...-sólo logré decir eso.

-Yo sabía que Sabrina sufría una enfermedad que por el tiempo debilitaría sus huesos. La agencia de Judith me prometió que conseguirían su cura. Yo me lo creí...-quería llorar otra vez, lo notaba en su voz quebrada.-Total que me mintieron y quisieron hacer parecer un suicidio porque Sabrina...

-Sabrina que...

Ella no contestó. Se agarró la cabeza con la mano como si le doliera y de sus boca ladeada salieron gemidos de dolor.

-Fffff...duele la...cabeza...escuchó pitidos...!duele!

La calmé y logramos parar esa tortura. No sabíamos que era pero me contó que los tenía a cada día.

-Debes ir a un médico.

-Ya fui y me dijeron que era migraña pero no creo realmente lo que dicen.

-Bueno...continúa con lo de Sabrina.

-Sabrina trabajó en la agencia y tras ver que mataban a gente y los torturaban quiso desenmascararlos pero no le dio tiempo...

Finalmente ella se marchó a su casa y yo me volví a dormir porque me sentía muy cansada.

***

Me levanté muy rápida para apagar la torturante alarma del iPhone. Me apuntaré cambiar el tono.

Me vestí y me preparé para ir a trabajar. Iba con más ganas ya que mi asunto con Angela estaba más que arreglado y trabajaba en el sitio de mis sueños, no me podía quejar.

El taxi me dejó y puse rumbo a mi oficina. Casi llegué pero siempre algo me paraba y eran unos gritos de un cuarto que se hace llamar "cuarto de los papeles".

Mi yo chismosa iba a pegar oreja pero mi yo perezosa me hizo volver la vista al frente y visualizar la puerta medio abierta de mi oficina.

Entré y Angela ya estaba ahí. Nos saludamos como compañeras y volvimos a nuestro trabajo.
Me pareció extraño que tuviera la cabeza agachada todo el rato.

Me giré porque había algo que me faltaba saber: -Lo que me contaste ayer. Entonces, ¿cual es la razón por la que te fuiste?

-Judith. Ella me amenazó. No me importó pero luego me enseñó las pruebas que tenía sobre mi trabajo en la agencia.

-¿Que hacíais?

-Traficar con sangre para encontrar curas o enfermedades nuevas e incluso nuevas pandemias.

-¿Acaso eso es malo?

-Si preguntas eso es porque no sabes el peligro de un pandemia.

-Estamos en 2017 que podría pasar.

-No quieras saberlo.

Dejamos el tema y seguimos con lo nuestro. Cuando por fin tocaba un descanso me di una vuelta por los pasillos para conocer mejor mi planta con mi cafecito en la mano.

Aquí a medido que hacías y mejorabas ibas subiendo de nivel.

-Sofia. ¡Cuanto tiempo!-era mi jefe.

-Hola Dominik.

Me abrazó y me agobié ya que era mas grande que yo.

-¿Que tal llevas lo de Angela?

-Bien. Ahora somos "amigas".- dije haciendo comillas con la mano.

-Ya veo. Cualquier cosa me avisáis.

Me dio otro abrazo pero sentí sus manos cerca de trasero cosa que no me hizo mucha gracia.

Me giré para verlo y él también volteó abrió su puerta y yo fui tras él. Se me quedó mirando y yo me lancé a su boca.

¿Que os pensabais? ¿Que me iba a lanzar a la boca de mi jefe?

Pues sí. Todo sea por subir de nivel. Y esto lo sé por lo que se escucha.

Profundas Verdades (2/2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora