Capítulo 47. Unión.

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La desperté con el desayunó. Eso no significaba que mi enfado se pasará. No solía estar tanto tiempo así pero cuando de verdad algo me importa.

Sus ojos con esas pestañas me debilitan pero no debía hacerlo así que la dejé comiendo sola.

***

-Aunque estuvieras así no debías de haberlo hecho.

-Ya. Lo sé. Lo siento.

-No hay excusa. No la hay. Yo...uf.- resoplé enfadada.

-¿Y tu con Lara?

Me giré para mirarla. Su ceja estaba hacia arriba y mi cara era de espanto. No quería que se enterara.

Le puse cara de: ¿que cojones?

-No te hagas la tonta. Se que tuvisteis algo.

-Bueno y qué. Yo ahí no tenía nada contigo.

-Tampoco me lo contaste.

-Tu me has puesto los cuernos.- le recriminé.- Te parecerá bonito.

Mi cara parecía un cuadro por las caras de mala hostia que estaba poniendo.

-No, no me lo parece. Pero iba borracha y esa tía pues me la quería follar.

Mi mano ardía de la bofetada que le acabada de soltar. Ella se cogía la cara con una mano mientras mi pecho subía y bajaba.

¿Acababa de ponerme caliente eso? Uy.

Nos besamos y corriendo nos desnudamos en la cama. Aquella fue la mejor vez que lo hicimos respecto al sexo.

***

Angela. Yo. Mirándonos. Tranquilas. Pero. Lucas. Tenía que joderlo todo.

-Holaaaaa. Buenas. ¿Estabais ocupadas? Ya no lo estáis.

Su voz de amigui me causaba estragos.

Se tiró encima de nosotras pisándonos el pie.

-Ayyy. Cuidado joder.- se quejó Angela.

Levantó las manos en rendición.

Salimos a comer por ahí. A un restaurante japonés que estaba buenísimo. Ya antes de irnos a casa estábamos hablando de que haremos mañana.

-Arroz con leche.

-Eso no sé. Ya te dije que se cocinar pero lo básico.

Lucas estaba utilizando a Angela porque le dijo ella que sabía cocinar. Ahora tendría que hacerle comida siempre.

Lucas tenía una sonrisa pero la perdió cuando vio algo detrás mía.

-Vámonos. Hace frío.

-Lucas. Estoy sudando. ¿Te encuentras bien?

Sus ojos se desviaban hacia detrás mío así que me giré. Vi a una pelirroja con ondas y una chaqueta de cuero negra larga hablar con alguien pero de espaldas.

Me dio la impresión de que algo no estaba saliendo bien.

Lucas me giró y me dijo: -¿Que haces Sofia? Vamos a casa.

-Vale.- y me marché con ellos. Pero a medio camino mis pies tomaron otra dirección y se fueron directamente a la chica.

Iba a pedirle la hora para disimular. Cuando la giré y me miré a los pies.

-¿Me dices la h...?- mi cabeza se giró rápidamente hacia arriba y no pude terminar mi frase.

-Sofia.

-Pero. ¿Que?

Por detrás escuchaba a Lucas decir mi nombre y asustarse.

Me giré hacia el.

-¿Tú lo sabías?

-Yo...sí.

Giré hacia el otro lado para terminar de ver bien. Me froté los ojos pero seguía viéndola.

-Sofia estas viendo bien. Soy yo.

La abracé. Porque fue lo mejor que pude hacer. No iba a recriminarle el haberse ocultado.

-Elisa, te quiero.- mis ojos cogieron un tono acuoso mientras mis brazos apretaron más de lo normal su cuerpo.

-Yo también.

Pero seguía sin entender nada. ¿Ella no había muerto?

-Sofia ahora mismo no puedo explicártelo. Toma mi número, llámame mañana.

¿Qué que? Como iba a dormir tranquila después de que me acabo de entrar de que Elisa esta viva y lo sabían mis amigos y no me han dicho nada.

Mi cuerpo se decayó, cayéndose al suelo. Por la decepción de que Elisa no quisiera saber nada más. Se marchó como si estuviera en una pasarela y me dejó ahí tirada.

Mi mente no reaccionó pero mi cuerpo sí, ya que empezaba a levantarme para ir donde estaba yéndose.

-¡Elisa! Tu no te vas.- la vi girarse pero una luz me desenfocó hacia mi derecha y solo vi dos focos y sentí un pinchazo en la pierna.

-Noo. Sofia.- voces ahogadas.- Llama ya...aguanta.

Una peso en mi barriga y una presión en mis costillas desataban lo que ya me esperaba. La muerte.

Profundas Verdades (2/2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora