Capítulo 23. Encerrona.

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Quería averiguar que se tramaban estos dos.

Lara estaba desayunando cuando yo estaba haciéndomelo aún.

-¿Que recuerdas de anoche?

-Que bajamos al bar y nada más. Esta todo nublado. ¿Y tú?

-Que me secuestraron entre algunas personas pero luego aparecí aquí.

-¿Sabes quién lo hizo?

-No los conocía pero creo que me drogaron o algo.

-¿Vas a denunciar?

Lo había pensado. En denunciar. Pero no sabía ni quienes eran, ni que querían de mí. Ademas de que me ayudaron a escapar así que una denuncia lo empeoraría todo.

-No. Es mejor que no.

-Como quieras. Creemos que nos emborrachamos.

-Estuve secuestrada durante 13 días.

Eso les sorprendió.

-Si no te acuerdas de nada, ¿Porque sabes cuando tiempo estuviste encerrada?

No me di ni cuenta de ese detalle. Tuve que improvisar mis palabras.

-La mente me dice eso pero no estoy segura. Ademas vi en mi teléfono las llamadas de la empresa.

¡La empresa! Ni me acordaba.

-Tengo que irme.- dije rápidamente y me fui corriendo a cambiarme para ir a hablar con ellos y contarles lo ocurrido.

Tardé 20 minutos en ir con taxi hasta allí. Me abrieron y me registraron.

Me acerqué al recepcionista barra camarero de la última vez.

-Do you know how I can talk to those who interviewed me?
(¿Sabes como puedo hablar con los que me hicieron la entrevista?)

-They are very close together. Be over in half an hour.
(Están muy reunidos. Pásate en media hora.)

Me dirigí hacia una cafetería que había allí dentro. Esto es un palacio. Cada vez que me fijo algo nuevo hay en el.

Me cobraron tres dólares con cincuenta y nueve por un café.

Volví a la barra y el chico me señaló una puerta donde ponía "Authorized personal only."

Entré y dentro había un cuarto de estanterías con libros. Me extraña que me dijera de venir a este sitio.

Luego de estar casi diez minutos esperando aparecieron varias personas.

-Ya sabemos lo que te pasó.- empezó a decir un chico alto que parecía ser un guardaespaldas de la mujer que iba delante.

-Cuéntanos todo.

-Primero de todo. ¿Como lo sabéis?

-Somos de la misma compañía que los que te salvaron.

Como decía yo: La vida son coincidencias.

-¿Por qué os contaría yo esto si no me habéis ni preguntado como estoy? 

-¿Como estás?- dijo con sarcasmo la muchacha tan estúpida.

-Ahora no vale. ¿Que me dais a cambio?

-El puesto de trabajo.

Profundas Verdades (2/2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora