Capítulo 6. Lara.

9 1 0
                                    

-Mamá, ¿que era la sorpresa esa de la que me hablaste hace tiempo?

-Era una cesta con chocolatinas, bombones de corazones y dulces de más.

-¿Quién la dejó?

-No sabemos. Llamaron a la puerta y la dejaron ahí. Hay una carta.

La carta ponía: De J para Sofia.

-Vale. Gracias.- le sonreí para quedar bien aunque ella sabía que estaba más que destrozada.

J de Judith. Esa mujer no se cansaba de ser patética.

***

Pasaba mis tardes encerrada en el gimnasio practicando deporte ya que no tenía nada que hacer y Lucas estaba estudiando sus exámenes suspendidos.

Fui a la habitación de mi hermano a resolver una duda que me mataba.

-¿Tu y Samuel ya no estáis juntos?

-No.

-¿Por qué?

-Porque según el yo le puse los cuernos con un chico pero es mentira.

-Dejaros de tonterías y llámale.- ya que no podía solucionar algo en mi vida tal vez solucionaba la de los demás.

Lo llamó y quedaron para cenar. Asunto arreglado.

Seguía con mi deporte hasta que recordé a Angela. Esa sonrisa brillante que alegraba mis mañanas y ese cuerpo que tanto tocaba todas las noches.

¿Como pudo dejarme así? De repente. Sin ni siquiera despedirse.

***

Volví a mi piso con Lara esperándome en el sofá mientas estudiaba una asignatura suspendida.

-Hola de nuevo compañera. Me alegra verte.- dijo irónicamente agrazándome con fuerza.- Te he echado de menos.

-Tu y yo tenemos una charla pendiente.

-Que pesada estas con eso. Ya te dije que solo fue un beso.

-¿Y si yo sentí algo más que un beso?- pregunté al aire porque esa era mi técnica para saber si la gente se tomaba enserio las cosas.

-¿Sentiste algo?

-Puede ser que si o tal vez no. La pregunta es: ¿Que se te pasó por la cabeza dármelo? Y aún más sabiendo que lo estoy pasando mal y tengo las defensas bajas.

-No me vengas con tus frases de serie de televisión.- le saqué el dedo a su contestación y fui a dejar mis cosas para instalarme.

Cuando acabé de arreglar mi ropa fui al salón a cenar con Lara que había preparado arroz con pollo.

-¿Me dices que has estado haciendo el mes que te has marchado sin decirme nada?

-Estaba de funeral.

-¿Cómo? ¿Algún familiar?

-Mi mejor amiga.- bajé la cabeza porque cada vez que recordaba eso más angustia me entraba.

-Lo siento Fia.- adoro como me llama porque es tan original que pienso que ella es especial.

-Al final no hablamos de eso.- insistí. Y pienso insistir hasta quedarme muda porque no me gusta tener esa duda en la cabeza.

-Pues hablamos ahora para que me dejes en paz.

-¿Porqué me besaste?

-Fue el momento ya te lo dije.- no me creía del todo eso pero aún tenía que saber más.

-Quiero saber más. Yo no voy por ahí besando por el momento.

-Vale. Me pareciste preciosa bajo la luz de la noche. ¿Contenta?

-Depende.- la repuesta a su pregunta era que si pero siempre tenía que conseguir más de lo que merezco.

-¿Depende de qué, Fia?

-Pues no sé. ¿Me vas a volver a besar?

-No. ¿Por?

-Por nada.- iba a irme a mi habitación pero me retuvo del brazo girándome y se me quedó mirando.-¿Qué?- pregunté al no entender nada.

Pareció en shock.

-Lara?

Y estampó sus labios contra mí. Primero pensé en Angela y segundo pensé en Angela también. Pero recordé como me dejó tirada así que le seguí el rollo a Lara.

Profundas Verdades (2/2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora