Capítulo 33. ¿Ruidosos?

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-¿Sí?

-...- se escuchaba una respiración.

-Diga.

-¿Te gusta que nos escuchen todos?- dijo una voz metálica editada.

-¿Perdona?

Angela y yo estábamos flipando.

-Sofia tu no sabes quién soy pero yo si sé quién eres. Cuídate de aquellos que más cerca tienes.

-¿Es una broma?

-E.
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-¿E?- dijimos las dos a la vez.

-¿Conoces a una tal E?- cuestionó Angela.

-Yo...no.

-Elisa.

Angela no lo sabía... Se me oprimió el pecho y me marché al baño porque estaba que se me escapaban las lágrimas.

Sentí a Angela detrás mía abrazándome mientras yo sollozaba.

Acabó girándome para abrazarme por delante.

Una vez me calmé volvimos a la mesa y ella me preguntó que me había pasado.

-Elisa...está muerta...

Ahora lo entendió todo y bajó la mirada como si ella tuviera la culpa: -Lo siento.

Le cogí de la mano.

-No es tu culpa.

Y nos sonreímos.

Después de habernos acabado el primer plato nos sirvieron el segundo.

Sé escucharon voces lejanas entrando al restaurante.

Eran un grupo de amigos de nuestra edad mas o menos. Se sentaron en una mesa grande que ponía "reserva".

Nos miraron riéndose como si fueras dos payasas.

Los ignoramos pero hacían mucho escándalo.

-Ni siquiera te escucho.- me dijo Angela.

-Podéis callaros, por favor.- les dije fuerte para que me escucharan.

-Oblíganos va.- nos retaron.

-Oblígate tú a hacer lo que debes. Si una persona te tiene que obligar a hacer algo ya vemos la dependencia que tienes en respetar.

Se callaron pero no sin antes contestar.

-¿Que eres psicóloga o que?

-Sí, lo soy. Tal vez solo se te de bien en la vida acertar los oficios.

-A mi me pone.- dijo uno del fondo.

-¿Y tu que gatita, no hablas?- le preguntaron a Angela.

-Prefiero no intervenir con inmaduros.

Al final nos dejaron en paz pero antes de irnos nos pidieron los números cosa que rechazamos.

Profundas Verdades (2/2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora