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~*~

No se lo había esperado, y esa frase tenía tantas implicaciones que le era difícil considerarlas todas a la vez. Aún estaba procesando aquel giro en los acontecimientos y tratando de gestionar la sensación que generaban en su pecho los rastros de lágrimas en los ojos de Kai. Intentaba hacerlo todo al mismo tiempo, pero no le estaba saliendo muy bien. Podría haberse preparado mil discursos y no se acordaría de ninguno en aquellos momentos. Volvió a mirar las maletas, para ganar unos segundos, porque Kai la estaba observando en espera de una respuesta y no tenía ninguna preparada para aquel escenario. Es que no lo había considerado ni como remotamente hipotético, y de repente estaba allí y no tenía mucho tiempo para acostumbrarse.

"Jennie, sé que estás cansada de las promesas que no se cumplen. Así que esto no es otra más. Solo dilo y nos vamos," insistió acercándose y tomándola de la mano. "Ahora mismo."

Se le revolvió todo por dentro y, si las ganas de llorar empezaban tan pronto, aquello iba a ser incluso más difícil de lo que se había imaginado. Volver a Corea. Eso proponía Kai y casi podía notar su desesperación envolviéndolo todo. «Dejemos el cuentakilómetros a cero porque no sé cómo hemos llegado hasta aquí, pero me sobran los últimos mil por lo menos», algo así. Como si de repente hubiera comprendido que había cruzado el límite y estuviera dispuesto a todo por poder dar marcha atrás.

«Dime que ya no hay marcha atrás, por favor».

"No quiero volver a Corea," negó aquella posibilidad con voz temblorosa.

Kai la miró como si no entendiera lo que acababa de escuchar y estuviera esperando la traducción simultánea. ¿De verdad se había quedado tan atrás en el camino? Porque parecía anclado a aquellas primeras semanas, y a su «¿Y si no aguanto más el vivir en Cleveland?». Y, entre alegación y alegación, se había perdido todo lo demás. No sabía que ahora le encantaba su vida allí, su trabajo, sus amigas y ella. Sobre todo, ella. Si hubiera prestado atención, tan solo un minuto, habría comprendido que aquello de volverse a Corea había caducado hacía meses. Así que no era la propuesta en sí lo que había acelerado sus latidos, sino una de sus múltiples implicaciones.

"¿Y tu trabajo?" tuvo que preguntarlo, porque el nudo de la garganta estaba siendo muy insistente.

"En el bufé de Seúl me dijeron que tendría la puerta abierta si quería volver."

"Pero tú no quieres volver," le rebatió, porque lo que Kai le estaba diciendo era grande de verdad y, en esos momentos, ella se sentía diminuta en comparación. "Vinimos aquí porque era una gran oportunidad para ti y para tu carrera," añadió y el chico seguía sujetándole la mano, pero casi ni la sentía.

"Exacto, «vinimos», los dos, Jennie. Jamás habría aceptado el trabajo dejándote a ti en Corea."

Y la miraba de una forma que imploraba «tienes que creerme, por favor», muy alto y casi desesperado. Le dolió físicamente el oírlo así, porque era la primera vez y llegaba demasiado tarde, pero le creía. Kai lo sabía, tal vez no todo, pero sí lo más importante: que estaba a punto de perderla. De repente, el contacto de sus manos le pareció familiar e inoportuno al mismo tiempo, como algo que había sido, pero tenía que dejar de ser. Un pasado demasiado reciente como para poder verlo de esa manera aún. Y quemaba y dolía, sobre todo si él la miraba así, en espera de una respuesta que no llegaba porque no se le ocurría nada que decir excepto «lo siento». Por Dios, un lo siento que no empezaba ni a cubrir todo lo que había movilizado en su interior aquella inesperada propuesta. Su «si es lo que necesitas, dejo el trabajo de mi vida» y un «jamás has sido mi segundo plato, aunque te hayas sentido así alguna vez» que hacía a su corazón redoblar su peso y ralentizaba su organismo al completo. Porque o él no había sabido demostrarlo o ella no había sabido verlo, y, fuera lo que fuese, ya no importaba, ¿verdad? En ese momento sobraban los arrepentimientos.

Destiny : Diario de Jennie Kim 《Jenlisa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora