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All I want for Christmas:

~*~

Se estiró lo más que pudo, intentando llegar a la balda más alta del armario de su habitación. Imposible. Corrió hasta el despacho de Kai, arrastró una de las sillas hasta allí y se encaramó a ella, haciéndose con el paquete envuelto que había depositado en ese lugar hacía ya un par de semanas, a salvo de miradas indiscretas.

"Dos horas y quince minutos para el despegue," oyó gritar a Kai desde algún lugar indeterminado de la casa.

Al final con la tontería no iban a llegar a tiempo para facturar. Saltó silla abajo y llamó a Kuma mientras bajaba las escaleras con el paquete bajo el brazo. Tenía las cosas de su mascota preparadas junto a la puerta de salida: su camita, algún juguete, el peluche con el que dormía, un saco de pienso y una foto enmarcada de los dos. Iban a ser quince largos días y no quería que el pequeño animal se olvidara de ella.

"¡Llevo a Kuma a casa de Lisa, Kai!" anunció. "¿Quieres despedirte de él?" le consultó mientras le ponía la correa a su mascota.

"Adiós, Kuma. Feliz Navidad," le llegó la respuesta desde el piso superior y ella suspiró.

No sabía por qué seguía esperando que su novio estableciera un vínculo con su perro. Masculló un «Ahora vuelvo» y cargó con el equipaje navideño del cachorro hasta su coche. Kuma la seguía saltando a su alrededor, extremadamente contento por la novedad. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde se marchaban?

Dos minutos después aparcaba frente a la casa de Lisa y sonreía al descubrir a la chica esperando en el porche. La vio acercarse al vehículo antes incluso de que apagara el motor para ayudarla a llevar las cosas dentro.

"Un poco justa de tiempo, ¿no crees?" dijo la veterinaria cuando ella salió del coche. "¡Ey, Kuma!" Sonrió abriendo la puerta trasera para saludar a su invitado durante los próximos días.

"No me presiones tú también," protestó sacando las bolsas a toda prisa.

Entre las dos llevaron las cosas de Kuma al interior de la casa y ella sonrió al ver lo contento que se ponía su amigo de cuatro patas al encontrarse con Darwin. Se le tensó el corazón en el pecho al verle mordisquearle la oreja al perro de Lisa, y es que iba a echar mucho de menos a su pequeña bola de pelo color café. La veterinaria debió de percatarse de la forma en que miraba al cachorro, porque colocó la mano sobre su hombro en actitud reconfortante.

"Va a estar bien, Jennie," aseguró. "Una fiesta continua para ellos," añadió al verlos perseguirse mutuamente por el salón.

"Es la primera vez que me voy a separar de él."

"Lo dejas en buenas manos."

"Eso ya lo sé," suspiró y desvió la vista de su mascota para mirar a Lisa. "Te he traído su camita, algunos de sus juguetes, el peluche con el que duerme y esta foto nuestra," dijo tendiéndole la foto enmarcada, la vio sonreír divertida y le pegó en el brazo. "No quiero que se olvide de mí," justificó la presencia de la instantánea.

"Comprendo," le siguió la corriente su amiga asintiendo. "Me aseguraré de que la vea todos los días al menos tres veces. Desayuno, comida y cena."

"Eres muy imbécil, pero estoy en un estado emocional muy delicado, así que no tengo fuerzas para meterme contigo ahora. Este es su pienso, en casa le doy de comer dos veces al día, cuando como yo y a la hora de cenar. Sale a pasear tres o cuatro veces al día..."

Destiny : Diario de Jennie Kim 《Jenlisa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora