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LET'S GET PHYSICAL:

~*~

Tuvo que soltarle la mano cuando salieron del parque, no podía arriesgarse a que algún conocido de Kai las viera. Su palma se enfrió rápidamente ante la pérdida de contacto y se repitió a sí misma que, en unos días, daría lo mismo quién pudiera verla caminando de la mano de Lisa; una de las muchas razones que le infundían valor cada vez que pensaba en el jueves. El maldito jueves, y Kai y su total ignorancia. Se sentía como el piloto del Enola Gay aproximándose a Hiroshima, con una carga que devastaría su vida entera. Trascendente, desde luego. Pero estaban a domingo, y casi sería mejor si aplazaba un par de días aquellas anticipaciones; el único plan viable, porque, cuando lo pensaba, miles de preguntas se agolpaban en su mente, agobiándola hasta el extremo de la desesperación más absoluta. ¿Qué iba a decirle? ¿Qué diría él? ¿Se enfadaría? ¿Lloraría? ¿Cómo iba a sentirse ella? ¿Qué pasaría después?

Después. Después estaría Lisa, así que estaba segura de que todo iba a ir bien. La miró caminando a su lado y sonrió un poco. Emoción pura y sin filtros ni nada, porque lo que aquella chica le hacía sentir era alucinante. Desde hacía tiempo conocía aquella sensación de seguridad, una especie de incondicionalidad no pactada de antemano, simplemente había surgido así, a ritmo de cervezas y de paseos en el parque, construyéndose desde la base de aquel «¿Cómo debería llamarte si nos volvemos a ver?». «Jennie Kim», y gracias a Dios que volvieron a verse. También estaba familiarizada con aquella confianza plena que se ponía en marcha cada vez que necesitaba cualquier cosa, porque Lisa siempre estaba ahí. Aquellas conversaciones que duraban horas y, aun así, se le quedaban bastante cortas porque nunca encontraba el momento de decirle adiós. Los juegos a los que la veterinaria la arrastraba y ella se dejaba llevar porque eran lo mejor del mundo. Su mirada cómplice y su devastadora sonrisa. Todo aquello no era nuevo, casi lo daba por sentado, y todo en su conjunto era lo que la había vuelto completamente loca por aquella chica de ojos grandes en primer lugar. ¿Después? Después un poco más y se enamoró de ella. Sin saber que aún le quedaban cosas por conocer de Lisa.

Su forma de besar, por ejemplo. Había teorizado mucho acerca de cuál sería el estilo de la veterinaria, imaginándose mil formas diferentes en las que podría atrapar sus labios. ¿Suave? ¿Delicado? ¿Pasional? ¿Decepcionante? Madre mía, todo menos lo último, y mucho más. Lo había descubierto hacía un par de días, lo mejor que había probado en toda su vida, y era por la forma que tenía Lisa de buscar su boca, su respiración contra su piel, sus manos dibujándole las caderas y sentir su jodida sonrisa contra los labios. Sus ojos mirándola entre besos y las caricias de su lengua. Oh, mierda, las caricias de su lengua cuando profundizaban el contacto. Había descubierto que, además de segura, cómoda y confiada en el plano emocional, Lisa la hacía sentirse tremendamente excitada y necesitada en el físico, porque una cosa era haberlo imaginado en infinidad de ocasiones y otra descubrirlo en vivo y en directo. Es que lo hacía todo bien. Muy bien y diferente a como había sido hasta entonces. ¿Diferente porque había sido con una chica o diferente porque había sido con Lisa?

Casi sin darse cuenta, habían llegado al punto en que se bifurcaban sus caminos. Lisa giró a la izquierda, desviándose de la ruta directa hacia su casa, no le extrañaba, porque siempre la acompañaba antes a la suya. Algo se le revolvió por dentro al verla enfilar la calle, a lo mejor era el recuerdo del beso de Kai o lo que le costaba mirarlo a la cara cada vez que le sonreía. Tal vez fuera su propio miedo a enfrentarse a lo que ya era su pasado porque él aún no lo sabía. Por lo que fuera o porque simplemente le salió así, tomó a Lisa de la mano, frenándola, y la veterinaria la miró con el ceño fruncido volviéndose hacia ella.

"¿Podemos ir a tu casa?" preguntó, y a lo mejor su tono había sonado un poco más suplicante de lo previsto.

"Podemos hacer lo que quieras," respondió la veterinaria sin pensárselo, seguidamente sintió cómo recorría su rostro con la mirada, intentando descifrar algo. "¿Estás bien, Jennie?" se decidió a preguntar, y ella bajó la vista al suelo.

Destiny : Diario de Jennie Kim 《Jenlisa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora