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I SAW THE SIGN:

~*~

«¿No sería genial que hubiese señales por la vida que te dijeran lo que tienes que hacer?».

Pues sí, la verdad. Jennie tenía razón y a ella también le vendrían bien de vez en cuando. En ese mismo momento, por ejemplo. Porque mientras Kuma y Darwin se peleaban a lo largo y ancho de aquel parque por una pelota, su cabeza le planteaba la posibilidad de largarse de allí una y otra vez, sin descanso. Y añadía un «date prisa, que Irene es muy puntual» para aumentar la presión.

Iban a volver a verse después de cinco meses con contacto cero y, a pesar de que su conversación telefónica no fue del todo mal, aquello era un cuerpo a cuerpo sin tecnologías tras las que camuflar su inseguridad. Volver a ver a Irene en vivo y en directo le ponía especialmente nerviosa. ¿Y si era demasiado raro? Incómodo incluso. ¿Y si habían encajado como pareja, pero no servían para ser nada más?

Kuma llegó corriendo a toda velocidad, con la pelota en la boca y mucha prisa, porque Darwin le pisaba los talones gruñendo de una forma un poquito amenazante. Soltó el juguete a sus pies, suplicando un «cógela, cógela, este tío se ha vuelto loco y ya no la quiero» cuando, en realidad, quería decir «tírala bien lejos que me encanta patearle el culo a tu amigo». Un pequeño y adorable manipulador peludo. Sería un poco incómodo el tener que explicarle a su exnovia que el cachorro que acompañaba a Darwin era el perro de su novia actual, pero no había sido capaz de dejar al pequeño pomerania solo en casa. Habría sido una crueldad y Kuma sabía cómo tocarle las teclas como un puñetero pianista profesional. Podía hacer con ella lo que quisiera, exactamente igual que su dueña.

Lanzó la pelota lo más lejos que pudo para complacer a sus acompañantes peludos y los observó salir a la carrera tras el juguete. Sonrió al ver a Kuma afanándose con todas sus fuerzas en ser más veloz que su amigo mayor, y era más rápido que cuando lo conocieron, pero aún le faltaba mucho entrenamiento si quería dejar atrás al border collie. Y solo hacía seis meses desde aquel «Tu perro es el primero que no hace a Kuma salir corriendo en la dirección contraria», pero parecía una vida entera.

¿Cómo funcionaban las cosas antes de que ellos dos apareciesen haciéndolo encajar todo de aquella forma jodidamente perfecta?

Darwin fijó su vista en algún punto a su derecha, y dejó caer la pelota al suelo para alegría de Kuma. El pequeño se apresuró a hacerse con ella y alejarse a toda velocidad, por si cambiaba de opinión, pero su perro estaba demasiado ocupado, su completa atención centrada en una sola cosa. Avanzó dos pasos como por instinto, y parecía estar preguntándose «¿es ella de verdad?». Siguió el curso de su mirada y la localizó a unos veinte metros, reduciendo las distancias a un ritmo constante.

Irene, las cosas antes de que ellos dos apareciesen funcionaban con Irene.

Mientras Darwin salía corriendo hacia la chica tras decidir que sí, que era ella seguro, no pudo evitar su sorpresa al verla con un nuevo color de pelo; era negro y estaba más largo, se veía muy bien y, por un momento, no supo si sería mejor acercarse también o ser testigo del reencuentro entre su ex y su perro desde una distancia prudencial. Irene se agachó para recibir a Darwin y se dejó saludar con un lametón en la mejilla antes de deshacerse en caricias hacia el animal. De repente, Kuma entró en escena como una exhalación, porque si alguien estaba siendo tan cariñoso con su amigo debía serlo con él también, ¡faltaría más! La coreana estuvo a la altura de las circunstancias y comenzó a rascarle la cabeza, acelerando con ello la velocidad del vaivén de su cola.

Sonrió ligeramente al verlos de aquel modo, aquellos vaqueros no iban a salir indemnes del reencuentro, pero seguro que a Irene le daba un poco igual. La pelinegra rio cuando Kuma comenzó a lamerle toda la cara y sus miradas conectaron justo cuando intentaba escapar de los efusivos besos de el pequeño pomerania, alzando la cabeza para quedar fuera de su alcance. Por un momento, la sonrisa de su exnovia se congeló en sus labios, luego se trasformó en otra del tipo «no sé si esto va a ser un completo desastre, pero espero que no», y se incorporó tras rascar la cabeza de los animales una vez más.

Destiny : Diario de Jennie Kim 《Jenlisa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora