LOS PADRES DE ELLA:
~*~
«¿Es de verdad? ¿Es de verdad? ¿Es de verdad? Jennie, dime que es de verdad».
Al principio le sonó raro, seguramente porque le faltaba el contexto y, en consecuencia, aquella combinación de palabras no tenía mucho sentido. Ella seguía al teléfono con su hermano y Lisa solía ser muy respetuosa en general y muy poco dada a las interrupciones en particular, de modo que dio por sentado que se trataba de algo importante y levantó la vista. Iba a necesitar más información para poder responder de manera efectiva tan misteriosos interrogantes. Con un mínimo conocimiento de causa, por lo menos. No era de las que contestaban a lo loco, porque «somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras», y estaba completamente de acuerdo con aquel proverbio. A los que decían eso de «las palabras se las lleva el viento», les contestaba «sí, pero si pesan poco» y por eso le gustaba guardarse las espaldas.
¿Perdona? ¿Eso que Lisa abrazaba contra su pecho era el volumen uno de su diario? Y evidentemente sí, así que aquel interrogante solo estaba allí de adorno. Un mero soporte verbal que le ayudaba a encarnar la abstracción de su pensamiento.
"Jin, nos vemos luego. Tengo una novia muy cotilla," dijo al teléfono antes de colgar y levantarse de la cama.
"¿Puedo leerlo?" una pregunta con varios tintes de súplica implícitos.
Y la veterinaria acompañó la petición con aquella cara que ponía a veces y que quería decir «por favor» con muchas ganas. Un chantaje emocional no intencionado que la impulsó a sonreír mientras le arrebataba el libro de las manos con un par de «ni lo sueñes, mi amor» impregnando el gesto.
"Claro que no. Los diarios son privados," lo remarcó poniéndolo fuera de su alcance y le hizo gracia cómo su chica frunció el ceño, decepcionada.
"Pero leer el diario de Jennie Kim en 2008 me llevó hasta una Jennie Kim mejor en 2020, y leer este podría llevarme a otra Jennie Kim aún mejor en 2032," dijo la muy idiota mientras gateaba sobre la cama para acercarse a ella.
Se había parapetado al otro lado del colchón con la esperanza de mantener a raya un posible robo con violencia, para dificultarlo al menos, pero Lisa era experta en recortar distancias, sobre todo la que había entre ambas.
"¿Quieres dejarla esperando? Me parecería muy egoísta por tu parte," añadió, y ella casi se rio, un pelín indignada.
"¿De verdad tratas de que te deje leer mi diario apelando a la posibilidad de encontrar una Jennie Kim mejor que yo dentro de doce años?" lo preguntó alzando una ceja en señal de incredulidad, aunque secretamente divertida por sus vanos intentos.
"Si es verdad que me quieres, deberías querer también lo mejor para mí, alégrate por nosotras y dame ese diario, anda," la animó extendiendo su mano y todo.
Ni le contestó, porque la iba conociendo y aquello era precisamente lo que buscaba, no había más que verle la sonrisa. Quería enredarla en sus juegos y salirse con la suya, aunque ganase quien ganase siempre lo pasaban igual de bien. Se alejó de la cama, hacia el extremo opuesto de la habitación, y abrió el diario por una página al azar.
Madre mía, la entrada que se encontró frente a sus narices era de enero de 2006 y narraba con todo lujo de detalles su primer flechazo. Jackson Wang, iba cuatro cursos por encima en el instituto, jugaba en el equipo de baloncesto y le encantaban los chicles de melocotón. Se había pasado un curso entero recogiendo los envoltorios vacíos cada vez que él los tiraba al suelo, su pequeño fetiche preadolescente. Menuda perdedora Jennie, sobre todo porque su madre interceptó la caja donde los acumulaba y la tiró al contenedor más cercano sin tan siquiera pestañear. Toda su cosecha perdida y menudo drama. No recordaba con claridad el final de aquella historia, de modo que pasó la página y leyó:
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Destiny : Diario de Jennie Kim 《Jenlisa》
Teen FictionUna pequeña obsesión surge en Lisa tras hallar en su cabaña de campamento, el diario de una tal Jennie Kim. Y conforme vaya conociendo a Jennie a traves de sus paginas, a sus quince años surge un primer enamoramiento. Lamentablemente, Jennie ya no s...