Capítulo 32

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Al siguiente día en la escuela nada mejoró. Estaba sacando mis libros del casillero cuando Cristopher se acercó a mí.

-Ally -llamó al ver que no lo miraba aún cuando se puso a un costado de mí- Por favor, princesa. Tenemos que hablar de lo de ayer. No me gusta que peleemos. -suspiré y al fin me giré a verlo. Su rostro estaba consternado, a mí tampoco me gustaba discutir con él pero tenía mis razones para estar molesta.

-De acuerdo, hablemos. Pero ahora no, tengo que ordenar mis ideas primero.

-Por supuesto, ¿en el almuerzo? En nuestro lugar.

-Claro -le dije con una sonrisa de boca cerrada.

-Estaba pensando -dijo mientras me tomaba de la cintura- que tú y yo podríamos ir al cine después de clases.

-¿Qué te hace pensar que iré contigo a algún lugar después de nuestra charla? -me pegó más a él haciendo que nuestros rostros quedaran a centímetros de distancia.

-¿Qué te hace pensar que te dejaré ir si no arreglamos las cosas en el almuerzo? -rosó nuestros labios.

-¿Te pondrás intenso? -le dije siguiéndole el juego.

-Mucho. -justo antes de que nuestros labios hicieran contacto la voz más chillona y horrible después de la de Cecilia nos interrumpió.

-¡Crisi! -prácticamente la rubia teñida me empujó para ponerse en medio de nosotros dos- Dijiste que me llevarías a nuestra clase para que no me perdiera -dijo con un fingido puchero.

-Querrás decir tú clase -me metí, el intento de rubia se giró a verme con una sonrisilla que no me agradó.

-No. Nuestra clase. Cristopher y yo estamos en la misma clase.

-Cristopher en la sección "C", conmigo.

-Ya no más. A partir de hoy está en la "A". Conmigo. -sentí mi ojo temblar.

-¿Cuándo pensabas decirme? -pregunté tratando de contener mi enojo- ¿En el almuerzo, después de que me diera cuenta del asiento vacío en clase? -tal vez no lo contuve lo suficiente.

-No lo culpes a él, yo le pedí que le rogara al director para que volviera a su antigua sección. Así no estaré solita.

-Ella no conoce a nadie ahí, Ally -siguió Cristopher- Necesita que esté a su lado. -la campana sonó anunciando el inicio de clases.

-¡Vamos Crisi! -la plaga lo tomó del brazo y se lo llevó

-¡Hablaremos en el almuerzo! -gritó apenas mientras se iba. No fue la mejor manera de empezar el día.

-No cuentes con eso -dijo Cecilia, mi segunda persona menos favorita, mientras se acercaba a mí- Ella no lo soltará ni un instante, ya puedes dar por terminada tu relación con Cristopher.

-No es tan grave -dije solo para llevarle la contraria, porque si era honesta yo pensaba lo mismo.

-Por favor, Cameron. Hasta yo me rindo con Cristopher cuando esa pequeña zorra aparece. Te daré un consejo, el único. No intentes pelear con ella por la atención de Cristopher. No ganarás. Mientras ella esté aquí, nada ni nadie le importa a Cristopher.

-No es así. Hablaré con Cristopher y las cosas se arreglarán. -ella rió.

-¿En serio crees que ella los dejará a solas? A donde Cristopher va, ella irá. No importa el lugar, ella estará ahí.  No gastes tus energías, ella ya te lo quitó. -dicho eso se fue.

-No, Cristopher nunca la llevaría ahí -me dije a mí misma. Confiaba en que Cristopher respetaría nuestros lugares especiales, o eso quería.

El resto de la mañana me sentía inquieta por la expectación de cómo serían las cosas en el almuerzo. Necesitaba saber si tenía razón en confiar en mi novio. Cuando sonó la campana me apresuré para ir al jardín a esperar a Cristopher. Caminaba de un lado a otro y sentía que el tiempo no pasaba, o que estaba pasando demasiado rápido y no podríamos hablar.

-¡Ally! -escuché a Cristopher llamarme, me giré y lo que vi fue el inicio de mi caída al agua, como en mis pesadillas- Perdón la tardanza, Diane quería comprar unos pastelillos.

-Traje uno para tí, Ally -dijo la peli teñida sonriendo con falsa inocencia.

-¿Qué hace ella aquí? -dije entre dientes.

-No podía dejarla sola, Ally -dijo serio.

-Se suponía que íbamos a hablar.

-Y lo haremos, princesa. Anda, sentémonos y comamos. -Cristopher actuaba como si nada, como si nuestra conversación no fuera importante y privada, como si yo no importara.- ¿Qué esperas Ally?

-Eres un idiota -logré decir aún con el nudo en la garganta que tenía. Me marché, me alejé de ellos y no me detuve ante los llamados de Cristopher, porque solo fueron eso. Ni siquiera me siguió. 

Llegué al aula y tomé mis cosas, le envié un mensaje a Aron diciéndole que me marchaba temprano y que no me molestara. Sentía que me ahoga en la escuela, tenía que salir rápido de ahí. Corrí por los pasillos hacia la salida como si alguien me estuviera persiguiendo. Y aunque salí de la escuela no me detuve, corrí y corrí hasta sentir mis piernas arder. Sabía que si me detenía tendría un ataque. Para mi mala suerte me tropecé y caí al suelo, intenté levantarme pero mis piernas estaban dormidas, sentía el hormigueo en mis manos. Me costaba respirar, en lo único en lo que podía pensar en Cristopher sonriéndole a esa chica, en Cristopher dejándome a un lado por esa chica. Estaba perdida, tenía que llamar a alguien pero mi cuerpo no respondía.

-¡ALLY! -alguien gritó mi nombre. Se acercó corriendo a mí y se agachó para estar a mi altura. Con sus dos manos sostuvo mi rostro pero mi mirada no podía enfocar nada- ¡Ally! Necesito que me escuches, respira tranquila. No te estás ahogando. ¡Ally! -mi mirada por fin pudo enfocarse en la persona frente a mí- Eso es, mírame. Todo está bien. Respira conmigo. -imité las respiraciones de Thomas, poco a poco me fui calmando. Pero la presión en mi cabeza era demasiado, no pude evitar desmayarme.

Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora