Capítulo 39

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UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS

Caminaba por el jardín de la universidad de Cambridge, es un ambiente totalmente diferente al de casa pero creo que era lo que me ayudaba. Sentí mi celular vibrar en el bolsillo de mi chaqueta, era una video llamada.

-Estoy en horario de clases -fue lo primero que dije al contestar.

-Hola Jimmy mi buen amigo ¿todo en orden? Me alegro. Te ves muy guapo. -dijo con sarcasmo- Ya no eres amable.

-Nunca lo fui.

-Buen punto. ¿Cómo va todo?

-Hoy está yendo de maravilla -respondí con optimismo.

-Me alegra escuchar eso. Mi vuelo llega por la noche mañana.

-Seguro, envíame el horario para poder ir por ti. Sabes que era necesario que hicieras un viaje tan largo.

-¿Qué más puedo hacer si no llamas y no escribes? -rodé los ojos.

-Hablamos todas las semanas por video llamada y me escribes casi todos los días. Tu novia se enojará mucho conmigo si me dedicas demasiado tiempo. -Jimmy soltó una carcajada.

-Es ella la que me obliga a llamarte. Siempre  está preguntándome si ya hablamos, cómo estás, si necesitas algo. Soy yo el que se pone celoso. Jamás debí presentarlas. -dramático igual que siempre.

-Es una pena que no pueda venir.

-Sí, ella también lo siente mucho. Tiene un proyecto importante en la universidad, pero jura que irá para las vacaciones de invierno.

-La estaré esperando con gusto. Solo a ella. 

-¡Oye! Soy tu mejor amigo ¿cómo puedes tratarme así? -ambos reímos. Lo extrañaba mucho.

-Debo irme, tengo clase en diez minutos.

-Seguro. Nos vemos mañana. Ten un buen día.

Desde que me mudé Jimmy no me ha dejado en paz ni un momento, lo cual agradezco. Según la psicóloga eso me ayuda a no sentirme sola o abandonada a pesar de que fui yo  la que se fue. El abuelo Arthur tenía razón con respecto a abrir mi mente, las sesiones con la doctora Sullivan me han ayudado. No he tenido grandes avances pero al menos algunas heridas ya están cerradas. Justo antes de entrar al salón de clases alguien me toma por sorpresa abrazándome por detrás.

-Hola hermosa -y me da un sonoro beso en la mejilla.

-Tienes tres segundos para soltarme. -me ignoró- Uno... Dos... Tres -le di un codazo en el estómago. Se quejó mientras reía.

-Sabes que tu rudeza solo hace que me gustes más, Ally.

-¿Tengo que tratarte bien para que me dejes en paz?

-Yo sé que te agrado. Todo el mundo ama a Jacob -tomamos asiento en nuestros respectivos lugares. Jacob Davies, un sujeto con un autoestima y ego más altos que el cielo. Lo conocí cuando llevaba tres meses en Inglaterra. Fue un desafortunado encuentro en una cafetería, como estaba en su naturaleza me coqueteó. Y como estaba en mi naturaleza lo mandé a volar. Grande fue mi sorpresa cuando me lo topé en la universidad, pues compartíamos una clase. Desde entonces no se ha despegado de mí.- ¿Cuándo te vas a dar cuenta de que te gusto tanto como me gustas a mí?

-¿Cuándo te vas a dar cuenta de que solo lo dices para darle celos a Amelia?

-¡No quiero darle celos a ella!

-Claro que sí, te mueres por volver con ella. Solo quieres llamar su atención.

-Ya no me agradas -dijo arrugando la nariz.

Al terminar el día regresé a mi apartamento. Gracias al dinero que habían dejado mis padres más el dinero que yo había ahorrado logré conseguir un buen lugar. La estación del tren me quedaba a 18 minutos y la estación de buses a 10 minutos. Y lo que más me gustaba es que estaba cerca del canal del río Cam. Preparé todo para la llegada de Jimmy, es una ventaja que tenga una habitación extra. Al día siguiente por la noche fui a recibirlo al aeropuerto, estaba nerviosa. A pesar de nunca perdimos contacto, llevaba mucho tiempo sin verlo en persona. Cuando lo logré divisar con sus maletas no pude evitar correr hacia él. Jimmy me recibió en sus brazos y me apretujó, mis ojos se aguaron de la alegría que me daba verlo.

-Estás preciosa -me dijo cuando nos separamos- Me alegra ver que en verdad estás bien.

Nos dirigimos en taxi hacia mi apartamento, al llegar cenamos y estuvimos conversando en el sofá mientras tomábamos café

-Las cosas en la universidad no son tan difíciles.

-Espero que te traten bien.

-Lo hacen descuida.

-Aún es raro no tenerte en casa. Te extraño mucho.

-Lamento haberme ido -dije con sinceridad.

-No lo lamentes. Creo que fue la mejor decisión para ti. 

-¿Has visto a Morgan?

-No mucho. Está muy enfocada en sus estudios. Eso la ha mantenido a flote, así que no la molesto. El nunca deja de preguntar por ti es el señor Arthur -sonreí cuando escuché ese nombre- Siempre se queja de que nunca lo llamas. Piensa que primero se morirá antes de verte de nuevo.

-Estoy segura de que él vivirá muchos años más. También lo extraño, a todos ustedes.

-Y todos nosotros te extrañamos. Todos. -la forma en la que lo dijo y la mirada que me dio me puso alerta. Fue cuestión de segundos para entender de quién estaba hablando específicamente.

-¿Lo has visto? -pregunté removiéndome en mi lugar.

-Llegó hace un mes a visitar a su familia. Me lo encontré por casualidad.

-¿Cómo está?

-Saludable, al menos eso dice él.

-He querido hablar con él...

-¿Para qué? -preguntó un poco duro.

-Necesito disculparme con él.

-No debes disculparte por nada con él, Ally.

-Claro que sí. No fue justa la manera en la que lo traté.

-Ally, por favor -dijo exasperado.

-Estoy hablando en serio. Las sesiones me han ayudado a darme cuenta de que no reaccioné de la mejor manera.

-Él te mintió, Ally.

-Pero nunca lo dejé explicar nada. Simplemente lo eché de mi casa. Todo el dolor y enojo que tenía acumulado explotó ese día y me desquité con él. No era la manera en las cosas debían terminar.

-Si le hablas ¿qué crees que pasará después? -preguntó luego de unos minutos de silencio.

-No lo sé. Ni siquiera sé que podría decirle.

-¿Y si eso afecta tu progreso?

-Creo que eso me ayudará a avanzar.

Luego de esa noche ya no tocamos el tema. Jimmy estuvo una semana conmigo, fue muy divertido. El último día fue extraño, lo miraba ansioso mientras caminábamos por el parque que nos llevaba al río Cam. Estábamos caminado por el puente cuando me detuve abruptamente, Jimmy también se detuvo pero no se giró, estaba viendo lo mismo que yo. Reconocería esa espalda donde fuera, esa cabellera rubia y esa manera tan correcta en su postura. Y cuando giró hacia nosotros sentí mi corazón detenerse al confirmar que Cristopher estaba ahí, a pocos metros de distancia. Al notar que no me movería comenzó a caminar hacia mí.

-No tienes que hacer esto si no quieres, Ally -me dijo Jimmy.

-Estaré bien -no era del todo cierto. La verdad es que tenía tantas ganas de salir corriendo pero también quería quedarme.

-Estaré cerca -anunció antes de alejarse para darnos espacio. Cuando Cristopher llegó a mí, me observó por lo que me pareció una eternidad. Me escaneó de arriba a abajo sin disimulo y pude notar que soltó un pequeño suspiro de alivio.

-Hola, princesa.

Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora