El "Pavo Real" me abrazaba de manera protectora y yo hundí mi rostro en su pecho, me sentía avergonzada, incapaz de verlo a la cara. Cuando los besos fueron demasiado para mi corazón él me abrazó y se la pasó acariciando mi cabeza. Podía escuchar su corazón latir muy rápido. El pensar que él estaba igual de nervioso que yo me dio valor para salir de mi escondite y elevar mi rostro. Nuestras miradas se conectaron y vi tanta dulzura en sus ojos. Me regaló una sonrisa llena de cariño que hizo derretir mi corazón.
-Eres hermosa –susurró y acarició mi rostro con su mano.- Tienes ojeras, no has dormido bien –afirmó.
-Solo tú puedes decirle a una chica que es hermosa y luego señalar sus horribles ojeras. –le dije en broma, pero en su rostro no se borró la preocupación.- No he tenido una buena semana... -empecé a explicarle.
-¿Quieres contarme qué pasó?
-He tenido pesadillas –dije tímidamente.
Me guío a uno de los asientos y acercó otro para estar más cerca de mí.
-¿Qué clase de pesadillas? –preguntó.
Sabía que hablarle de mis pesadillas iba a ser difícil, pues tenía que contar la historia completa y si quería en verdad cambiar debía empezar por hablar sobre mi pasado con alguien. Respiré hondo y empecé a hablar.
-Cuando tenía 11 años... mis padres murieron en un accidente de tránsito...
-Por Dios Ally, cuanto lo siento. –dijo sorprendido.
-Sé que ya te habías enterado –le hice saber, se encogió en su asiento. Lo supuse cuando me confesó aquella vez que había leído mi expediente- Fue muy dulce de tu parte no comentar nada al respecto. –el rubio tomó mi mano y continué hablando.
Le conté todo. Fue como quitarme un peso de encima. Ni siquiera a los psicólogos les había hablado de todos los sucesos. Me sentía mejor cada vez que las palabras abandonaban mis labios. Creí que hablar de eso, revivir mi feo pasado, haría que llorara. Pero ni una lágrima salió mientras hablaba.
-Las pesadillas regresan cada cierto tiempo. Y cuando las tengo no puedo volver a dormir por miedo a soñar con lo mismo. Así que me dan calmantes, los cuales me negaron durante los últimos días. Había excedido la cantidad recetada. –terminé de explicar.
El "Pavo Real" se quedó callado un par de minutos, asimilando lo que le había contado. Sabía que era difícil de digerir toda esa información, así que no lo presioné solo dejé que el tiempo pasara.
-¿Confías en mí? –rompió el silencio- ¿Confías en que yo no me iré? –preguntó serio, mirándome directo a los ojos.
-Quiero empezar a hacerlo –le dije sincera. No podía decirle que ya confiaba en él porque no era cierto.
-Te ayudaré a hacerlo. –entrelazó nuestros dedos de las manos, le sonreí en respuesta. No sería una tarea sencilla, pero estaba dispuesta a intentarlo.
Luego de un rato me llevó a casa. No soltó mi mano en todo el camino, era como si temiera que saliera corriendo. Al estar frente a la casa de Kyle me acompañó hasta la puerta. Elevó su mano y la llevó hasta mi rostro para acariciar mi mejilla, como reflejo cerré mis ojos disfrutando de aquella caricia. Se acercó y besó mi frente, seguido de mis labios. Su beso era suave y el movimiento de sus labios era lento.
-Te veré mañana en la escuela. –dijo al separase un poco.
-Supongo que Allan dejó zanjado el asunto por fin. –supuse.
-Digamos que estoy bajo amenaza. –ambos nos reímos.- Quiero pedirte un favor. –asentí- Si vuelves a sentirte insegura o los malos recuerdos vuelven, por favor búscame. Yo iré enseguida a donde esté, haré lo que sea pero no vuelvas a alejarme así de ti.
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Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)
RomantizmAlly una chica que no ha tenido una vida fácil junto a su gemelo Allan, se enfrenta al mayor cambio de la vida: el amor. Amor que le ofrece un chico ricachón que no se rendirá hasta que poder enamorarla. Ambos desarrollan una historia de amor con mu...