Capítulo 15

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Los días pasaron rápido y sin darme cuenta llegó el día de mi primera cita con Cristopher. Estaba en mi habitación viendo toda la ropa que tenía desplazada en mi cama. Nada me hacía sentir bien, no tenía nada que fuera perfecto para la cita. Me dejé caer de bruces al suelo y solté un gruñido de frustración.

-¿Todo en orden? –preguntó Allan mientras abría la puerta.

-No tengo nada que ponerme –me quejé.

-Pero si tienes toda esa ropa –señaló las prendas en la cama. Le lancé una mirada de pocos amigos.

-No lo entiendes Allan –Morgan entró en escena.- Es su primera cita con su novio y nada de lo que tiene le parece suficiente.

-¿Suficiente para qué? –preguntó confundido mi gemelo.

Ambas rodamos los ojos, sin duda mi hermano no entendía para nada a las mujeres. Pero ese era el menor de los problemas, Cristopher pasaría por mí en tres horas y yo ni siquiera había elegido el vestuario apropiado.

-Yo te ayudaré, no te preocupes. –dijo Morgan. Se acercó a mi cama donde yacía mi armario entero. Inspeccionó cada prenda y los agrupó en diferentes conjuntos. Observamos cada uno de ellos, pero ninguno era especial.

Tal vez me estaba complicando demasiado, pero ese día quería demostrarle a Cristopher que podía comportarme como una dama o como una princesa como tantas veces él me llamaba. Quería verme bonita para él.

-¿Qué es todo este desorden? –Kyle entró a mi habitación.

-Buscamos un conjunto bonito para su cita –explicó Morgan- Pero no hemos encontrado nada.

-Tal vez yo pueda ayudar –sugirió Kyle- vengan conmigo.

Nos guio hacia el sótano, en donde habían muchas cajas y muebles viejos. En un rincón se encontraba un armario que suponía era blanco, estaba viejo y agrietado, el polvo y las telarañas lo opacaban. Kyle nos señaló ese armario.

-Ahí podrán encontrar más opciones.

Abrí el armario y un sinfín de prendas apareció ante nosotros.

-No es por presumir, pero mi esposa tenía un buen gusto para la ropa. –comenzó a explicar- Nunca he tenido el valor para regalar todo esto, no me gusta la idea de que alguien más use lo que ella una vez usó. Pero ya que eres como mi hija, sería como heredarte cosas familiares.

-Esto es demasiado, Kyle. No podría.

-Por favor, úsalo. A ella le hubiera encantado.

Me conmovió mucho el gesto de Kyle. Sin perder más tiempo Morgan y yo comenzamos a buscar algo que me convenciera de ser perfecto. Tenía entendido que la cita de ese día no sería muy elegante, por lo que los vestidos estaban descartados.

Buscamos y buscamos hasta que me topé con una falda color lila. Era hermosa. Era una falda en A, que me llegaba a la rodilla, cintura alta y tenía un cinturón de argollas doradas. Y Morgan encontró una blusa color melón que combinaba perfecto.

Subimos inmediatamente a mi habitación. Morgan me ayudó con mi cabello, lo hizo lacio pero las puntas caían en hermosas ondulaciones, me colocó pasadores en el cabello para que no me estorbara tanto la visión. Me ayudó también con el maquillaje, lo hizo de una manera que se viera naturas, no tan extravagante pero notable. Cuando hubo terminado me miré al espejo y por primera vez en mi vida me creí hermosa.

El peinado hacía que mi cabello marrón se admirara más y el maquillaje hacía que mis ojos resaltaran. Era la primera vez que vestía colores tan suaves pero me sentía cómoda. Como último detalle me coloqué unas zapatillas blancas que pertenecieron a la esposa de Kyle.

Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora