Capítulo 2

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 En nuestra escuela las clases se dividían por secciones, esas secciones defenían el estatus social del alumno. Los de la sección "A" eran los adinerados o como nos gustaba llamarlos "Los Pavo Reales", los de la sección "B" eran los de clase media, los nerds de la escuela y los que más sufrían burlas, y por último los de la sección "C" eran los de clase baja, los becados y los peores en comportamiento, Allan y yo éramos de esa sección.

Una mañana el profesor entró con un "Pavo Real" rubio, de ojos verdes y alto, con su típica forma de vestir demasiado formal: llevaba un traje de tres piezas y un peinado ridículamente pulcro; se pararon enfrente de todos y se dio el anuncio:

-El alumno Cristopher Winter se trasladará a esta sección.

Se hizo un silencio tenso, nadie estaba de acuerdo. Sección "A" y "C" eran enemigos naturales. Está de más explicar por qué. El pobre era una oveja entre una jauría de lobos que no dudarían en destrozarlo. Aún el rubio tenía una sonrisa en su rostro, se veía emocionado de estar ahí.

-Puedes escoger un asiento libre- le indicó el profesor.

El "Pavo Real" paseó su mirada por el salón, solo había un asiento disponible pero se le ocurrió escoger el que estaba detrás de mí. Su mirada coincidió con la mía mientras caminaba hacía lo que él creía era su asiento. Aparté la mirada de inmediato, no porque me intimidara su presencia, es solo que sus ojos brillaban demasiado para mi gusto. Cuando se sentó detrás mío la puerta del salón se volvió a abrir. Esta vez era Allan, llegando tarde como siempre.

-Señor Cameron, tarde de nuevo –le dijo a Allan y le entregó el reporte de detención, el cual  tomó despreocupado.

En cuanto mi gemelo se dirigió a su asiento su mirada se tornó oscura. Caminó calmado pero firme hacia el lugar detrás de mí y su mirada se centró en el intruso que ocupaba su asiento. Impactó su mano contra la mesa del escritorio y toda la atención estaba en la escena que se llevaba acabo a mis espaldas. Me giré en mi asiento cansada por tantos problemas tan temprano en el día pero alerta a las acciones de Allan. El rubio ni se inmutó ante lo abrupto del estruendo, solo levantó la mirada calmada hacia mi hermano.

-¿Se te ofrece algo? –le preguntó.

Allan soltó una pequeña risa falta de gracia.

-Muévete, estás en mi lugar –le dijo Allan con hostilidad.

-No sabía que los asientos en esta sección eran reservados con antelación. –le contestó el rubio.

-Escucha "Pavo Real", no sé cómo lo manejen en tu nido mugroso, pero aquí tenemos reglas. Y una de esas es no meterse conmigo ni mis cosas. –le advirtió Allan- Te lo volveré a decir: Muévete.

-Claro, de hecho en la sección "A" pagamos por nuestros asientos –comenzó a explicar mientras se levantaba, era de la altura de Allan, tal vez unos centímetros más alto- pero no sabía que ustedes tenían esa capacidad también.

"Idiota" pensé. 

Su declaración fue el detonante de Allan, quien carecía de paciencia. Tomó al "Pavo Real" del cuello de su camisa con brusquedad, consiguiendo que todos se pusieran alerta. Y el rubio tonto solo sonreía.

-Te voy a borrar esa estúpida sonrisa del rostro –le amenazó Allan.

-Allan basta –le pedí.

El profesor dejó de ignorar la situación e intercedió.

-¡Señor Cameron suelte inmediatamente al señor Winter ahora! Señor Winter el asiento vacío está por allá.

Pero Allan no lo soltaba. Puse mi mano en su brazo y conseguí su atención.

Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora