Mi vida siempre fue complicada, empezando con el hecho de haber nacido el mismo día que mi hermano. Mi madre tuvo gemelos y creyó oportuno darnos nombres que combinaran: Allan, mi hermano mayor por 20 minutos, y Ally, la rara de la familia. Mi hermano y yo a pesar de que físicamente nos parecíamos, éramos muy diferentes en cuanto al carácter y personalidad. Allan era extrovertido, travieso y tenía un buen sentido de la moda. Mientras que yo era tímida, muy recta y en cuanto a moda, pues, creo que con decir que usaba brackets y anteojos queda bastante claro que no era una barbie. Durante los primeros once años de nuestra vida Allan y yo no llevábamos una relación muy fraternal. Allan no quería que lo relacionaran conmigo, pero llevábamos el mismo apellido así que para mantener una línea entre él y yo apoyaba a los niños que me molestaban e incluso era la mente maestra de las travesuras que me hacían. Además de mi aspecto, el que me vieran escribiendo cualquier cosa que se me ocurriera era el detonante de burlas y ser el blanco de bolas de papel y comida voladora.
Ni siquiera en mi propio hogar podía tener paz, pues uno de los abusivos de la escuela vivía conmigo. Allan aprovechaba cualquier oportunidad para fastidiarme, sin embargo en casa no me quedaba de brazos cruzados. Lo que él me hacía yo se lo devolvía por dos y nuestro hogar se volvía un campo de batalla. Nuestros padres nos sermoneaban todo el tiempo, querían que entendiéramos que entre los dos debíamos ser nuestro apoyo si algún día ellos faltaban. Pero jamás lo vimos así.
Para evitar cualquier conflicto con Allan prefería irme a la ático, ese era mi escondite. Ahí podía escribir sin ser juzgada, y todo lo que escribía lo guardaba en una caja o lo pegaba en un cuaderno de hojas blancas. A mis padres les preocupaba que me aislara de todos, si no estaba encerrada en mi habitación estaba en el ático. Me animaban a salir a jugar con los vecinos como Allan lo hacía, pero me negaba.
Un día mis padres se reencontraron con unos amigos de la universidad y como era verano decidieron hacer un viaje a la playa. Nos quedamos en una casa que era propiedad de uno de sus amigos, tenía playa privada. El viaje no estuvo nada mal, el hijo de esa familia era muy agradable. Demasiado animado para mi gusto, pero fue el primer amigo que Allan y yo tuvimos en común. Nos llevamos tan bien con el chico que al regresar a casa nos suplicó que fuéramos en el mismo auto, así que Allan y yo nos fuimos con él y sus padres. En alguna parte del camino de regreso tuvimos que hacer una parada de emergencia, pues Jimmy necesita urgente ir al baño. Mis padres siguieron el camino, mientras nosotros nos quedamos en una gasolinera.
Cuando volvimos a emprender el camino y dar alcance a nuestros padres todo cambió para nosotros. Nos topamos con una fila larga de autos, el tráfico estaba totalmente parado. El padre de Jimmy intentó contactar a mis padres para saber qué había pasado o si ellos habían logrado salir del embotellamiento, pero no hubo respuesta de parte de ninguno de los dos. Sentí algo en mi estómago, una sensación de que lo fuera que pasó involucraba a mis padres. Allan debió sentir lo mismo pues solo bastó una mirada entre nosotros para salir del auto al mismo tiempo y correr, escuchamos la voz de los adultos y de Jimmy pero no nos detuvimos. Corrimos hasta llegar a la razón de tanta espera en auto. Nos quedamos paralizados ante la escena frente a nuestros ojos, ni siquiera escuchamos las sirenas de la ambulancia o las súplicas de las personas para que nos alejáramos. Solo nos quedamos ahí, viendo el auto de nuestros padres envuelto en llamas. Al parecer un camión se desvió de su carril consiguiendo chocar de frente contra el auto de mis padres.
En cuanto la policía y los bomberos llegaron para controlar la situación nos alejaron y nos mantuvieron en un lugar seguro por si había una explosión. Sin embargo, pudimos ver perfectamente el momento en el que sacaban los cuerpos de nuestros padres, no necesitamos de nadie para entender todo. Nuestros padres estaban muertos. Los siguientes dos días son una penumbra en mi mente, solo recuerdo el momento en el que fueron enterrados. Mientras cubrían sus tumbas con la tierra sentí que mi corazón se rompía en mil pedazos, como un cristal que cae al suelo. Caí de rodillas al suelo y lloré con todas mis fuerzas, Allan me abrazó y me dijo al oído:
-De hoy en adelante yo te cuidaré, nunca voy a dejarte sola. Lo prometo.
Ese fue el comienzo de una nueva relación entre Allan y yo. Nos volvimos muy unidos, también muy selectivos en cuanto a nuestras amistades y problemáticos. Ambos cambiamos: Allan se volvió muy sobreprotector conmigo y más callado; y yo me volví más atrevida y levanté un enorme muro que me separaba de todos. Nos forjamos una reputación en la escuela por lo que todos sabían que no tenían que meterse con nosotros. Todo estaba bajo control a pesar de que el día del accidente nos atormentaba en algunas ocasiones, a mí más que a Allan.
Nadie entraba a nuestra burbuja y nada la rompía. Hasta que un chico rubio llegó a nuestra clase y puso mi mundo de cabeza
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Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)
RomanceAlly una chica que no ha tenido una vida fácil junto a su gemelo Allan, se enfrenta al mayor cambio de la vida: el amor. Amor que le ofrece un chico ricachón que no se rendirá hasta que poder enamorarla. Ambos desarrollan una historia de amor con mu...