Capítulo 11

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El lunes por la mañana me levanté con un buen humor. El día anterior estuve hablando con el "Pavo Real" durante horas por mensajes y llamadas. Hablar con él me hacía sentir feliz, demasiado. Antes de partir hacia la escuela Allan me abordó.

-Ally, necesito que entiendas que es por tu bien.

-Y yo necesito que entiendas que no vas a obligarme a alejarme de él. No es su culpa tener unas amigas psicópatas. Entiende Allan, no quiero alejarme de él.

Dicho eso me subí al auto de Kyle. Kyle decidió llevarnos a la escuela debido a mi situación. Nos dejó en claro que ir en autobús era muy peligroso y por supuesto no pusimos peros. Nos venía muy bien ir en auto. Llegamos a la escuela y todos nos miraban. O bueno, me miraban a mí. Como era de esperarse, todos se enteraron del incidente con Cecilia y todos estaban esperando mí movimiento en venganza. Cuando en realidad, yo tenía otras cosas en mente.

Abrí mi casillero y una nota apareció en mi campo de visión. Sonreí al saber de sobra de parte de quién era esa nota. La abrí y sonreí más ampliamente al leer el contenido.

"Te ves preciosa, princesa."

Con disimulo lo busqué alrededor pero no estaba cerca. Tomé los libros necesarios y cuando Allan llegó junto a mí se los entregué. Caminamos despacio hacia el salón de clases. Me topé con las amigas de Cecilia en el pasillo, por supuesto me lanzaban miradas de odio. Pasamos cerca del baño de damas y casualmente estaba frente al casillero del "Pavo Real".

-Debo pasar al sanitario –le dije a Allan- puedes adelantarte.

-Ve con cuidado –asentí como respuesta.

Entré y observé mi reflejo en el espejo. Nunca fui de arreglarme de más, pero en ese momento tenía la necesidad de arreglar mi cabello y deseé haber escogido otra ropa. Me reí de mí misma por lo absurda que estaba siendo. Salí al considerar que Allan ya no estaba cerca, me dirigí al casillero del "Pavo Real" y saqué la nota que le escribí en casa para meterla en su casillero. Justo cuando introduje el trozo de papel sentí a alguien a mis espaldas.

-Así que tú eres mi admiradora secreta. –me susurró al oído, lo que provocó un escalofrío en mi espina dorsal. Se alejó lo necesario para que yo pudiera girar y encararlo.

-Te comportas con demasiada confianza, ¿no crees? –admiré sus ojos verdes que brillaban de picardía. Vestía un suéter de lana cuello en v, con una camisa formal debajo y corbata.

-¿Qué tiene de malo coquetear con la chica a la que le gusto? –iba a negar lo que dijo pero no me lo permitió- No creas que he olvidado lo último que me dijiste el sábado. El hecho de que no lo haya mencionado ayer no quiere decir que haya olvidado tu confesión. –terminó con una sonrisa torcida.

-No sé de qué hablas. –me hice la tonta- Si me disculpas, debo ir a clase.

Me alejé de él y comencé a caminar hacia el aula. No sin antes mirar sobre mi hombro para ver su reacción hacia mi nota. Pude apreciar el momento en el que lo leyó y la carcajada que lanzó después.

"Ya vístete como una persona normal"

Seguí mi camino hasta llegar al aula, Jimmy se acercó a mí apresurado con su rostro lleno de preocupación. Me examinó de pies a cabeza asegurándose de que no tuviera otra herida. No tenía, al menos visibles. Tenía muchos moretones en mi espalda y brazos que cubría perfectamente la blusa maga larga que vestía ese día.

-Mira el lado positivo –dijo Jimmy después de su exhaustiva inspección- no tienes que hacer nada por un mes. Serás como una reina.

-Creí que ya lo era. –le seguí la broma.

Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora