Capítulo 6

15 2 0
                                    

Era sábado por la tarde, estaba recostada en mi cama leyendo uno de mis libros favoritos cuando el sonido del timbre me sacó de mi mundo literario. Escuché a lo lejos a Allan abrir la puerta pero la ceró de un portazo a los pocos segundos. Volvieron a llamar a la puerta repetidas veces, me levanté extrañada y abrí la puerta de la habitación un poco para escuchar algo, y lo escuché.

-¿Que quieres? -preguntó Allan irritado

-Vengo por Ally –esa voz.

En cuanto escuché su voz salí de prisa con libro en mano, mostrando mis calcetas de Stich y sin importarme que me viera en pijama. Allan escuchó mis pasos apresurados y me miró sobre su hombre, no se veía contento. Al llegar a la puerta vi al Pavo Real vestido con un traje de dos piezas azul y un ramo de flores en mano, tenía una sonrisa de oreja a oreja. Abrí los ojos sorprendida, horrorizada y el corazón me latía a mil. -¿Qué haces aquí? –le pregunté cuando estuve a su altura.

-Vine por ti, para nuestra cita. –me dijo totalmente tranquilo

-¿Cita? –preguntó Allan sin poder creérselo- ¿Con el permiso de quién invitaste a hermana a salir?

-No es una cita –refuté- Es solo una salida de amigos. Y se supone que me avisarías antes –le recordé al rubio que me miraba inocentemente. Falso.

-Toma –extendió el ramo de rosas blancas ignorando lo que dije- son para ti. Allan se las arrebató de las manos antes de que yo pudiera tomarlas, algunas se dañaron por lo brusco que fue, me dio un poco de tristeza. Le dedicó una de sus miradas amenazadoras al Pavo Real y yo pedía en mi interior de que no montara una escena.

-¿Quién tocó la puerta? –la voz de Kyle anunciando su aparición en escena me puso alerta. Lo último que quería era que el Pavo Real supiera que soy huérfana y que estaba viviendo con el del seguro social. Empujé a Allan para hacerlo a un lado y dije apresuradamente:

-Espera afuera, ahora salgo –su estúpida sonrisa se ensanchó.

Cerré la puerta y regresé a la habitación para cambiarme. No quería admintir que estaba nerviosa pero los movimientos torpes al momento de sacar ropa de mi armario me delataban. Intenté estar lista lo más rápido posible, golpeé con la puerta del baño al terminar mi ducha de tres minutos, me caí un par de veces al ponerme los pantalones, entré en pánico unos segundos porque no quería que se notara que me había esforzado demasiado en arreglarme ni salir toda fachuda. Me miré al espejo y creo que logré estar en un buen punto medio. Tomé mi chaqueta negra y metí en mi bolso dinero y mi celular. Al salir de la habitación me encontré a Allan y Kyle esperando por mí, bloqueando el camino.

-¿Por qué un chico vino a buscarte? –preguntó Kyle como un padre sobreprotector.

-¿Por qué aceptaste salir con ese? –preguntó Allan como el hermano sobreprotector que era.

-No es de la incumbencia de ninguno de los dos. Regresaré temprano, nos vemos –corté para que dejaran de interrogarme y se quitaran del camino. Abrí la puerta y el Pavo Real seguía justo donde lo dejé. Allan salió detrás de mí.

-La quiero de regreso a las nueve. –sentenció.

-Por supuesto –contestó el rubio.

-¿Por qué trajiste esta cosa? –le pregunté al ver la lujosa limosina estacionada frente a la casa de Kyle.

-Porque mis padres se niegan a darme otro auto, pues temen que lo destroce como la última vez. –me explicó- Además, es una ocasión especial -el chofer nos abrió la puerta del lujoso auto.

-Gracias Carson –dijo educadamente el Pavo Real y me invitó a entrar primero. - Me alegra poder pasar tiempo extra contigo. –parecía sincero.

-¿Cómo supiste dónde vivo? –indagué.

Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora