Capítulo 8

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Al día siguiente mientras sacaba los libros del casillero una flor silvestre apareció frente a mí. Hasta donde sabía las flores no flotaban y ni se movía por sí solas, así que me giré para descubrir a quien manejaba a la flor, aunque en mi interior ya sabía quién era. Al girarme me topé con el "Pavo Real" y una sonrisa torcida.

-Buenos días, princesa –me saludó poniendo la flor de nuevo frente a mí.

-Te estás tomando muchas libertades –respondí mientras tomaba la flor color amarillo. El rubio sonrió de oreja a oreja cuando la tomé, ignorando por completo mi comentario. Cerré el casillero y emprendí el camino hacia el salón de clases con el "Pavo Real" caminando junto a mí.

-¿Tiene algo de malo saludar a la chica con la que estoy saliendo? –detuve mi andar bruscamente ante lo que escuché, el rubio se detuvo conmigo extrañado.- ¿Sucede algo?

-No estamos saliendo. –tal vez lo dije demasiado brusco al juzgar por la expresión que puso al escucharme.

-Creí que ayer habías aceptado salir conmigo. –dijo nervioso.

-No, yo acepté a que pasáramos un poco más de tiempo juntos. Y si llegabas a gustarme entonces saldríamos. –le expliqué.

-¿Cuál es la diferencia de salir juntos? –preguntó sin lograr entender.

-Cuando sales con alguien es porque hay sentimientos de por medio –abrió la boca para decir algo pero me le adelanté- Sentimientos mutuos. Además no te conozco de nada ni tú a mí.

-Eso no es de todo cierto. Yo conozco cosas de ti. –dijo muy seguro.

-¿Cómo cuáles? –le reté.

-Por ejemplo, tienes un hermano gemelo, te gustan los deportes, estás en último año...

-Eso no cuenta. –lo interrumpí- Todo el mundo sabe eso. –dejó salir una carcajada y me di cuenta de que estaba bromeando.

-De acuerdo, de acuerdo. Tu color favorito es el morado.

-¿Por qué lo dices?

-Bueno, la libreta en la que escribes todo el tiempo es de tapa lila, el lapicero que usas al escribir en ella es morado y cuando anotas algo que te llama la atención en clase lo haces con el color morado; también el día de nuestra "salida de amigos" cuando me recibiste en la puerta el separador del libro que tenías en la mano era morado, las argollas que usaste ese mismo día eran morados y el llavero que cuelga de tu mochila es morado.

Estaba asombrada, ni siquiera mi gemelo sabía cuál era mi color favorito. Que alguien tan ajeno a mi vida supiera algo así de mí me asombraba y me daba cierto temor de que él pudiera analizarme de esa manera.

-Me siento acosada –fue lo único que se me ocurrió decir. El rubio se carcajeó y se detuvo frente a mí.

-Eres muy tierna cuando te pones nerviosa –me dijo acercándose a mí. Tomó la flor amarilla de mis manos y me la colocó en el cabello, acarició mi mejilla antes de retirar su mano por completo.- ¿Almorzarás conmigo?

-Yo... -aún estaba nerviosa por su manera de actuar, pero después de carraspear me recompuse- No creo que a Allan le agrade la idea, no eres su persona favorita. –bromeé.

-Tengo mis métodos para convencer a las personas. –respondió mientras volvíamos a caminar hacia clases.

Cuando llegó la hora del almuerzo el rubio se acercó a mi escritorio, mi hermano por instinto se levantó de su asiento y se puso frente a mí.

-¿Necesitas algo? –le preguntó.

-Quería ir a almorzar con Ally. –le contestó el "Pavo Real" con una sonrisa en su rostro.

Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora