Capítulo 20

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Regresamos a casa caminando, solo éramos Allan y yo. Morgan se tenía reunión del periódico escolar y pintaba a que estaría ahí por largas horas, y Cristopher había recibido un llamado de su abuelo por lo que tenía que llegar temprano a casa. Al llegar a casa de Kyle vimos una limusina estacionada enfrente.

-Parece que el "Pavo Real" se desocupó. –dijo Allan.

-Esa no es la limusina de Cristopher. –respondí extrañada.

Entramos y en la estancia vimos a Kyle y a los padres de Cristopher sentados en los sillones y tomando té. Nuestra intromisión no fue desapercibida por los adultos.

-Bienvenidos, -nos saludó Kyle- Albert y Palmer vinieron de visita.

-Que gusto verlos de nuevo –saludó el señor Albert.

-Igualmente. –respondimos al unísono Allan y yo.

Kyle nos guío para sentarnos con ellos, solo esperaba que eso no se tratara de lo que pasó en su casa.

-Vinimos por los sucesos del viernes. –empezó a hablar el señor Albert. Inmediatamente me sentí incómoda- Les ofrecemos una disculpa por cómo resultó todo. –lo miramos asombrados, eso no lo esperábamos.

-No fue culpa de ustedes... -comencé a hablar pero Palmer me interrumpió.

-Sí lo fue Ally. Eran nuestros invitados y sabíamos de lo delicada que es su relación con Cecilia y Andrew, Cristopher nos contó. –explicó- Aun así fuimos descuidados y no los atendimos a ti y a tu familia como se debe.

-Además, nos dejamos atrapar por las apariencias y no los defendimos de los insultos. –continuó Albert- Por favor, acepten nuestra disculpa.

Los señores Winter se veían en verdad arrepentidos, cuando ellos no tenían la culpa de que Andrew y Cecilia junto con sus familias fueran personas tan horribles. Me di cuenta de dónde sacó Cristopher su lado "todo es mi culpa".

-Todo está olvidado. –dijo Allan. Expresiones de alivio se pintaron en los rostros de los padres de mi novio.

-En ese caso, queremos invitarlos a cenar. –soltó Albert.

-Para compensar lo del viernes –terminó Palmer.

-Sería un gusto. –aceptó Kyle. Los señores Winter se levantaron y nosotros seguidos de ellos.

-Entonces los veremos en la cena esta noche. –dijo Albert dándole un apretón de manos a Kyle en signo de despedida.

-¿Esta noche? –pregunté asombrada.

-Así es, cuanto antes mejor –me dijo Palmer sonriente dándome un abrazo- Los veremos más tarde.

Tres horas después íbamos rumbo a la casa de los Winter. Llegamos e inmediatamente una de las mucamas abrió la puerta principal para nosotros. Entramos al recibidor y justo en ese momento la familia Winter bajó las escaleras. Palmer y Albert venían juntos con sus brazos entrelazados, y Cristopher venía con su abuelo ayudándolo a bajar.

-Sean bienvenidos, -dijo Albert cuando llegaron a nuestra altura- mi casa es su casa. Pasemos a la sala en lo que sirven los alimentos en la mesa.

Caminamos junto con el matrimonio Winter pero alguien me detuvo halándome de la mano, choqué con un pecho duro y unos brazos me atraparon.

-Estaba ansioso por verte. –me susurró Cristopher directo en el oído, lo que provocó una corriente de electricidad por todo mi cuerpo.

-¿Tú sabías de esto? –dije elevando mi rostro para verle.

-Me enteré cuando llegué de la escuela. La emergencia del abuelo era que lo ayudara a escoger su atuendo para esta cena, estaba feliz de que volverías. –me explicó. Acercó su rostro al mío y acarició mi nariz con la suya- Pero no más que yo –cerré los ojos anticipadamente y por fin me besó, era increíble cómo necesitaba sus besos todo el tiempo. Nos separamos y sonreímos.

La noche iba espectacular, los adultos hablaban sus cosas de adultos y nosotros simplemente bromeábamos, en algún momento de la cena Cristopher tomó mi mano por debajo de la mesa y repartía caricias con su pulgar al dorso de mi mano.

-Cuéntenos chicos, ¿han pensado en alguna universidad en especial? –lanzó la pregunta Albert.

-Yo pienso estudiar en la universidad local, en la carrera de arquitectura. –respondió seguro mi gemelo.

-¿Qué hay de ti Ally? –insistió Palmer al notar que seguía callada.

-Aún no lo he decidido. –dije algo bajito y sintiendo cohibida.

-No te preocupes por eso, es una decisión importante. Es bueno que tomes tu tiempo para pensarlo –me tranquilizó Albert.- A mí me tomó tiempo pensar en qué rama de la medicina me especializaría. Pero un día despiertas y simplemente lo sabes.

-Tal vez podrías estudiar enfermería, -propuso el abuelo Arthur- ayudaría a la familia.

-Incluso podrías estudiar en la misma universidad que Cristopher, en Nueva York...

-Madre. –interrumpió Cristopher a Palmer.

-Hablé de más, lo siento.

Para Cristopher no era secreto que quería alejarme lo más posible de esta ciudad, y de todas las opciones que tenía ninguna era en el continente. El resto de la cena Cristopher se mantuvo callado y pensativo. Supongo que al igual que yo en ese momento, no se había puesto a pensar en que después de la graduación tomaríamos caminos separados y muy lejanos.

Después de la cena, Cristopher y yo salimos al jardín a pasar un tiempo a solas. Todo estaba lleno de pequeñas luces escondidas entre las ramas de los árboles, caminamos tomados de la mano por el caminito de piedras que marcaba el sendero entre el jardín.

-Este lugar es hermoso. –comenté.

-Mi abuela se dedicó mucho a este jardín. Al morir mi abuela, el abuelo le se tomó la responsabilidad de cuidarlo como ella lo hubiera hecho. –detuvo su andar y por ende yo también- ¿En verdad no has pensado a qué universidad irás? ¿O solo no lo dijiste por mí?

-No he pensado a dónde iré, pero tengo decidido en que será lejos de aquí. –le dije sinceramente.

-¿Qué pensarías si te digo que a donde sea que vayas, yo iré? –tomó mi otra mano.

-Pensaría que estás loco. –le dije bromeando.

-Loco por ti. Ally, quiero estar contigo todo el tiempo que pueda. No quiero que estemos apartados. –podía ver en su mirada el miedo y la preocupación.

-Escucha, no pensemos en eso ahora. Cuando decida a dónde iré, te prometo que serás el primero en saberlo. –le dije eso para cerrar el tema. La verdad ni siquiera estaba segura si seguiríamos juntos después de la graduación.

-De acuerdo. –aceptó, llevo mis manos a sus labios y besó mis nudillos.- ¿Te la pasaste bien esta noche? –dijo mientras volvíamos a nuestra caminata.

-Fue una noche maravillosa. Tus padres son muy amables, y fueron muy comprensibles con el asunto del viernes.

-Ellos saben lo que es soportar los comentarios despectivos como esos. Mi madre es de un pueblo pequeño y de familia humilde. Conoció a mi padre en la universidad y por supuesto él era muy conocido en el campus por lo que mi madre sabía perfectamente quién era él y cuál era su familia. Por eso cuando mi padre se fijó en ella, mi madre lo apartó de inmediato pensando en que su relación era imposible. Mi padre por supuesto no se dio por vencido, averiguó en qué habitación estaba, su horario de clases, en dónde almorzaba, qué hacía los fines de semana...

-¡Vaya! Lo acosador lo sacaste de él. –ambos nos reímos.

-Para cuando fueron una pareja las personas que rodeaban a la familia no perdieron el tiempo en tratar de hacer sentir mal a mi madre. Es más, estuvieron separados un tiempo porque el asunto se agravó. A pesar de eso, se casaron y llevan veinticinco años luchando contra los prejuicios sociales.

-Son muy valientes, a diferencia de mí. –dije desanimada. Cristopher se puso frente a mí deteniendo nuestro andar y suavemente con su mano en mi mentón elevó mi rostro.

-Eres una chica valiente, Ally. Y superaremos cualquier cosa que venga, yo te daré el valor que necesites así como tú me lo has dado a mí. –me dio un tierno beso dándole más énfasis a sus palabras.

Cada día que pasaba me sentía más perdida por ese chico, y también sentía más miedo de perderlo.

Nada Es Color De Rosa (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora