Moments (Starker family fic)

7. Empatía

*Notas de Autora: Capítulo cortito y al punto del prompt por hoy. Espero extenderme un poco más con el prompt de mañana. Gracias por leer~

Prompt: Síndrome de Couvade

***

Existía una condición especial que los cónyuges, o parejas estables de las mujeres embarazadas (y donceles), padecían. Solo que Peter no recordaba mucho el nombre porque bueno, no era considerado como una enfermedad como tal, sino más bien como una posible eventualidad, algo que pudiera pasar durante el transcurso del embarazo. Sin embargo, debido a la escasa información oficial parecía más bien que dicha eventualidad se tratara de alguna especie de tabú.

Y es que era inevitable, razonó, al ser padre primerizo. Todo era nuevo no sólo para Tony, sino también para él, para ambos. El hecho de no sólo poder sentir los síntomas de Tony a través del vínculo, sino también debido a que su grado de empatía era inusualmente alto que el de una persona normal (aunque a estas alturas, Peter sabía que no tenía nada de normal), y aunque la bebé aún se encontrara en el vientre de su amado, ya Peter podía decir que la amaba con locura. Había empezado a hacerlo desde el primer instante en el que Tony le mostró la prueba de embarazo. No había sido del todo planeado, al menos, ya que Peter no había esperado que Tony se hubiera embarazado tan rápido, y aunque originalmente esa vez Peter había querido tomar suplementos anticonceptivos, para evitar sorpresas, bueno... pasó lo que pasó.

No obstante, viéndolo en retrospectiva, aquello sí que fue una sorpresa agradable. A fin de cuentas, era el empujón que silenciosamente habían necesitado ambos para que su relación se diera a conocer finalmente entre sus compañeros, los Vengadores, ya que habían postergado mucho tiempo para poder decírselos ellos mismos, deteniéndose mucho en las posibilidades y viéndose a medias preocupados sobre el qué dirán. Y aunque Peter, a estas alturas de la relación, seguía encontrándose en las etapas de "no-puedo-creer-que-vaya-a-ser-padre" y "oh-por-Dios-Tony-quiero-ser-el-padre-de-tus-niños", las dudas y miedos casi siempre estaban al descubierto. Tampoco es que hiciera mucho esfuerzo de su parte en ocultarlo.

Y, si escuchaba lo suficiente, el vínculo que le unía a Tony le revelaba que no era el único que las tenía, todos esos miedos, todas esas dudas.

Su Tony también tenía sus propias preocupaciones al respecto, era de esperar, y Peter tan sólo quería abrazarlo. Deseaba rodear a su niña aun no nacida con sus manos y decirles a ambos que todo estaría bien. Porque él los protegería.

Con un sonoro suspiro es así como Peter decide levantarse de la cama, para empezar su rutina del nuevo día. Le echa un vistazo a la espalda de Tony, que sigue acostado y durmiendo plácidamente. Esboza una débil sonrisa porque al menos de entre los dos, Tony es el que ha podido dormir últimamente.

Que cosa tan loca, parecía que los síntomas de doncel embarazado (cansancio constante, irritabilidad, mareos matutinos y ganas frecuentes de vomitar), parecía habérselas traspasado a él durante la noche. Y no era justo, porque Peter sabía que esto no era la primera vez.

Sin embargo, evita en lo posible de decirle algo a Tony, porque de tan solo imaginar el escenario sabe lo ridículo que se escucharía. El embarazado era Tony, y no él. Por alguna razón sentía que si decía algo de los síntomas compartidos que tenía, despertaría la irritabilidad de Tony, y con toda razón. Por las malas tuvo que aprender a dejar de decir chistes carentes de verdadera gracia frente a él, y disminuir algunos grados sus referencias a la cultura pop, principalmente porque odiaba dormir en el sofá. Detestaba cualquier tipo de distancia que se interpusiera entre él y su amante, y ahora, aplicaba eso mismo para con su primera bebé.

Por ende, Peter trataba de no minimizar los estados anímicos ni los auténticos sentimientos que Tony había mostrado a lo largo de estos seis meses. Y ya faltando apenas menos de 3 meses para la culminación de su embarazo, Peter sabía que necesitaba hacer las cosas bien. Tony dependía mucho de él, como varias veces había soñado en el pasado, y por nada del mundo quería defraudarlo.

Mientras se duchaba, la mente de Peter rememoraba los sucesos del día anterior. Quién lo diría, ahora tienen una invitada. Ninguno de los dos pidió esto y justo cuando quería decirle a la intrusa que se largara por donde vino, fue cuando finalmente ella les soltó una revelación.

No venía del futuro.

Sino de otro universo. Otra dimensión.