La llegada...

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Era el día en el que llegaría la chica que los padres de Vik habían buscado para él... ni Viktor ni yo habíamos podido descansar tranquilamente debido a la tortura de nuestros pensamientos... 

Yo estaba en las gradas del campus mientras intentaba tranquilizarme, estaba solo pues Viktor había ido con sus padres a recibir a la familia de Amelia... estaba comenzando a entrar en desesperación al no saber ni una sola noticia. 

- ¿Horacio? -Preguntó una voz llegando hasta donde yo estaba, levanté la mirada y me encontré al chico de la última vez, Gael- Vaya, te vuelvo a ver. 

-Hola... -Saludé forzando una sonrisa, no me encontraba bien como para sonreír-.

-No te ves bien. -Mencionó sentándose a mi lado y sacándose los auriculares-.

-No lo estoy... -Confesé-.

-Ya veo... ¿Puedo ayudarte en algo? -Preguntó-.

-No creo que puedas hacerlo... -Respondí sin querer ofender, este asintió con la cabeza-.

-Bueno, entonces te daré un consejo aunque no sepa que te ocurre. Si los pensamientos te están destruyendo por dentro, busca la manera de sacarlos o de lo contrario se irán creando más y más hasta que no puedas seguir soportándolos haciendo que acabes mal... -Se levantó y se fue, me quedé perplejo... ¿Tanto se me notaba que había estado pensando de más?-.

A la hora de la salida me estaba dirigiendo a un restaurante... Viktor había logrado la manera en la cual yo conociera también a la chica y a la familia de ella, por lo que inventó una excusa para que yo fuera, los padres de Viktor como debían seguir aparentando ser buenas personas accedieron al pedido de Vik. 

Llegué y vi a Viktor esperando en la parte de afuera del restaurante, me acerqué y nos saludamos... tenía ganas de besarle después de no poder haberlo hecho en todo el día, pero no pude debido a que sus padres estaban al lado de él. 

Esperamos un momento hasta que un coche negro muy lujoso aparcó en la calle, de el bajaron dos señores que se veían muy amigables, tenían unas grandes sonrisas en sus rostros que los hacían ver muy amables, luego... bajó Amelia... una chica un poco más baja que yo... ojos azules... cabello café muy claro... era preciosa... ella, al igual que sus padres, tenía una gran sonrisa en su rostro aunque se veía más tímida. 

Los tres se acercaron a donde estábamos nosotros. 

-Les presento a Horacio Pérez, mi... -Viktor presentó pero se quedó un momento soltando aire- Mi mejor amigo... -Finalizó, aquello me dolió un poco, pero no se podía hacer nada más. 

-Mucho gusto -Sonreí- Lamento interrumpir... -Dije-.

-El gusto es nuestro querido -Habló la madre de Amelia- Y no te preocupes, es bueno que Amelia conozca a los amigos de su futuro esposo ¿No es así querida? -Preguntó mirando a su hija, esta dudó pero luego asintió levemente con la cabeza... mantuve mi sonrisa aunque en realidad quería salir corriendo de ahí- Me puedes llamar Emma y a este señor viejito de aquí puedes llamarlo Albert. -Bromeó, yo sonreí y asentí con la cabeza mientras el señor Albert miraba con fingida indignación a su esposa-.

- ¿Vamos? -Interrumpió la señora Volkov-.

La cena estuvo regular... todos hablaban entre sí, yo estaba sentado al lado de Viktor, él y Amelia hablaban mientras yo me mantenía callado y me arrepentía de haber ido a aquel lugar mientras más preguntas inundaban mi cabeza, ver a Viktor hablar de aquella forma con ella me estaba quebrando... pero las dudas se fueron cuando discretamente Vik tomó mi mano por debajo de la mesa y la acarició durante el resto de la noche, moría por llegar a casa y besarlo todo lo que yo quisiera. 

Al finalizar todos se despidieron ya afuera del restaurante, Amelia era una chica muy amable y tenía un lindo carisma, a parte de ser muy hermosa... 

íbamos con Viktor en el auto y desde que comenzó a conducir sostuvo mi mano, de vez en cuando la soltaba para hacer los cambios, pero rápidamente volvía a entrelazar nuestras manos... era como si supiera todas las dudas que inundaban mi cabeza y con aquellas acciones las eliminaba una por una... 

Al llegar al apartamento ambos nos dirigimos a la sala, nos sentamos en el sofá y sabíamos que debíamos hablar. 

- ¿Has podido hablar con ella? -Le pregunté directamente mientras apoyaba mi cabeza en su hombro-.

-No, no he podido... pero lo haré. 

Suspiré, levanté mi cabeza y lo miré, este me miró y me tiré a sus labios, había estado todo el día muriendo por besarlo, y ahora que estábamos solos no iba a pasar la oportunidad. Era un beso suave pero lleno de deseo, los dos habíamos estado muriendo por hacerlo y eso estaba más que claro con aquello. 

Ambos dormimos por primera vez en la misma cama, sin ningún doble sentido... solo disfrutando de la presencia del otro. 

Viktor y yo aún no habíamos tenido sexo, pero era lo que menos nos preocupaba en la relación, ya llegaría el momento, pero por ahora... solo queríamos disfrutar de la compañía que nos hacíamos en aquella oscura habitación. 

Al día siguiente ambos ya teníamos más ánimos de levantarnos de la cama, terminamos con nuestra rutina de la mañana y nos fuimos a la Universidad. 

El día estuvo bien... de no ser por el hecho de que llegó Amelia a la Universidad en la hora del almuerzo con una bolsa llena de comida para compartir con Viktor. Gustabo, Jack y yo mirábamos como viejas chismosas en otra mesa a Viktor y a Amelia... muchas personas miraban con curiosidad la escena, algunas con cuchicheos. Yo me encontraba mal... me dolía...  

-No sé yo, pero esa chica no se ve como que no quiera tener algo con él... -Mencionó Gustabo, Jack asintió con la cabeza y yo suspiré aún más frustrado-.

-Solo espero que se lo tome bien y no diga nada a la prensa... no hasta que Viktor y yo veamos que hacer... -Hablé yo-.

-No parece alguien que diría algo a la prensa. -Habló esta vez Jack-.

-Lo sé... pero no se le conoce muy bien... 

El almuerzo terminó, Amelia se fue y yo me quedé con mil preguntas en la cabeza. 

A la hora de la salida Viktor y yo íbamos llegando al auto cuando una horada de periodistas nos rodearon y atacaron a Vik con preguntas sobre su relación con Amelia, este dijo que no tenía nada para decir, me ayudó a subir al auto entre tantas personas luego él se subió a su lado y nos fuimos de ahí. 

-Joder... -Suspiré-.

- ¿Estás bien? 

-Lo estoy... 

-Le he pedido que nos veamos mañana en una cafetería, tú, ella y yo... le dije que había algo de lo que debíamos hablar... 

-Bien... -Dije asintiendo con la cabeza pero sintiéndome levemente nervioso-.

-Bien... 

De nuevo no pude pegar el ojo en toda la noche debido a las preguntas sin respuesta que inundaban mi cabeza. Sería difícil desaparecer aquellas dudas... 


Best friends! //Volkacio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora