fourteen

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CAPÍTULO CATORCE

Cassandra no entendía lo que acababa de pasar allí

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Cassandra no entendía lo que acababa de pasar allí.

Primero se topó con su compañero, luego vio que no estaba bien y trató de ayudarlo –no funcionó–, de la nada él comenzó a preguntar el ¿por qué? Y sin detenerse allí dijo que sabía que ella era un vampiro e incluso la llamó monstruo –lo cual era algo que no le gustaba, pero decidió ignorarlo por ahora– y él sin más decidió huir sin dar explicaciones.

¿Qué diablos estaba pasando con él?

La hereje miró hacia donde el lobo había huido y vio en su celular que aún era temprano –no eran más de las once de la mañana–, tomó la botella de agua que había dejado sobre la mesa, dejó un billete de diez dólares debajo de la taza de café y se fue caminando en la dirección en la que había huido el más joven. Estaba preocupada por él, lo que posiblemente era el resultado de su vínculo de compañeros, al mismo tiempo que estaba herida y enojada, y quería respuestas.

Sin pensarlo mucho ya lo estaba buscando por la ciudad.

Cassandra caminó hasta el final de la calle y vio que un poco más adelante ya podía ver los grandes árboles del bosque –haciéndola sonreír– el chico era un lobo, y por la poca experiencia que tenía con los lobos sabía que cuando estaban enojados iban a cazar o simplemente a correr, por lo que era más que obvio que era allí donde estaba su compañero, en el bosque.

La híbrida le envió un mensaje de texto a Edward diciéndole que no se preocupara que tenía un negocio que atender y que posiblemente tardaría un poco en llegar a casa. Caminó sin prisas entre los árboles sintiendo que la magia ancestral de la ciudad se conectaba con su magia para usarlo en su hechizo. La bruja tomó la botella de agua y la puso en el suelo, cerró los ojos y se concentró en las huellas similares de la botella y el bosque, quería encontrar el rastro de los lobos y con suerte diferenciaría el rastro de su pequeño lobo encontrandolo sin muchos problemas. No pasó mucho tiempo antes de que abriera los ojos y tomara una respiración profunda, lo había encontrado.

Su compañero estaba cerca del pueblo Quilcene –que estaba al suroeste de Port Ángeles, al lado de un gran parque nacional– al que también se dirigía.


•••


Cassandra corrió por más de una hora hasta que encontró un rastro de venados muertos rumbo al norte, estaba cerca, muy cerca de encontrarlo.

Seth no sabía dónde estaba ni cómo se las había arreglado para llegar allí, pero sabía que estaba lejos de las tierras de la reserva. Su pelaje, una vez de color marrón claro, ahora tenía manchas de sangre por todas partes, y en su boca tenía el sabor metálico de la sangre de venado, posiblemente su lobo había sacado la ira que tenía hacia él en alguna manada de venados en el camino. El lobo de color arena caminó entre los árboles hasta encontrar un riachuelo, donde se zambulló para limpiarse la sangre de su pelaje, cuando salió del pequeño río su pelaje ya no tenía manchas de sangre y se sintió más aliviado.

𝑶𝑪𝑬𝑨𝑵'𝑺 𝑬𝒀𝑬𝑺, 𝚜𝚎𝚝𝚑 𝚌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora