thirty-nine

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CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE

Cassandra abrazó a Seth hasta que se calmó y se durmió –lo cual no le tomó mucho tiempo– ella no sabía que le había pasado para estar así, pero tenía sus sospechas

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Cassandra abrazó a Seth hasta que se calmó y se durmió –lo cual no le tomó mucho tiempo– ella no sabía que le había pasado para estar así, pero tenía sus sospechas. Después de que Seth se durmiera, el hereje se soltó con mucho cuidado de su abrazo y salió de la habitación, tal vez Leah sabía lo que había sucedido.

—¿Tía Sue?

Cassandra bajó las escaleras y llamó a la mujer, pues parecía que no había nadie en casa, aunque podía oír los latidos de su corazón, tal vez sabía dónde estaba Leah.

—En la cocina, cariño.

El hereje fue a la cocina y encontró a la mujer cocinando algo en el horno –Cassie hizo una nota mental de buscar siempre a la mayor en la cocina, parecía que se había pasado el día ahí–, no sabía que era pero decidió ignorarlo.

—Tía Sue, ¿has visto a Leah?

—Se fue, querida, no creo que regrese pronto. —La mujer desvió su atención del horno y se volvió hacia la "niña". —¿Que necesitas?

—Oh, solo iba a preguntarle si sabía por qué Seth estaba así.

—Vaya. —Sue se sentó en la silla del banco y llamó al hereje para que se sentara con ella. —Realmente no sé qué le pasó, pero los chicos vinieron aquí antes para hablar conmigo, dijeron que estaba un poco raro.

—¿Qué chicos?

—Los chicos, Sam, Quil y Embry.

—Entiendo.

—Cariño... me di cuenta de que Seth ha estado un poco nervioso estos últimos días, pero pensé que era una cosa de adolescentes, ¿sabes? —Sue agarró una de las manos de la niña y la hizo mirarla a los ojos. —Prométeme que si notas alguna señal extraña en él o lo que sea... me lo dirás.

La hereje sintió que se le encogía el corazón, la tía Sue estaba preocupada por su hijo y de alguna manera toda esta preocupación era culpa suya. Cassandra le pidió que mantuviera su secreto, y eso estaba ejerciendo demasiada presión sobre el lobo, por lo que tomó una decisión.

Cassandra iba a contarles a todos su secreto, comenzando por la tía Sue.

—Tía Sue, tenemos que hablar.

La mujer se sorprendió un poco por el repentino cambio de la chica, pero aun así, siguió sonriéndole. —Claro que si cariño.

—Sue, necesito que prestes atención a lo que te voy a decir.

—Tú también me estás asustando.

La hereje escuchó pasos bajando las escaleras, segundos después escuchó la voz de Seth llamándolas, parecía perdido: —¿Madre? ¿Cassie?

𝑶𝑪𝑬𝑨𝑵'𝑺 𝑬𝒀𝑬𝑺, 𝚜𝚎𝚝𝚑 𝚌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora