fifty

2.6K 267 11
                                    




















CAPÍTULO CINCUENTA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO CINCUENTA

Leah nunca pensó que aprender a caminar pudiera ser tan agotador

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leah nunca pensó que aprender a caminar pudiera ser tan agotador. La loba pasó las cuatro horas de ensayo con Anne, Olivia y otros dos chicos, cuyos nombres ni siquiera sabía gracias a que andaba distraída, aprendiendo a caminar, supo con toda la certeza del mundo que aquello era un castigo.

"Mueve tus caderas"

"Enfoca tu mirada"

"No toques el cuerpo"

"Menos movimiento en los brazos"

"Frente en alto"

"Pies demasiado juntos"

"Mano en la cintura"

"Hombros hacia atrás"

"Haz una pose"

"Pareces aburrida"

"Sonríe"

"Hacia atrás"

"No mires tus pies"

Leah había perdido la cuenta de cuántas veces había oído a Anne gritar órdenes y decirle que empezara de nuevo porque "estaba haciéndolo mal", pero sabía que la mujer había dicho su nombre al menos cincuenta veces mientras tanto. Lo que tranquilizó a la loba fue que los chicos eran mucho peores que ella y Olivia. La humana –que estaba recostada en un colchón durmiendo– lo había hecho bien, Anne no gritaba su nombre todo el tiempo pero aun así no podía caminar toda la pasarela sin que Anne le dijera que se detuviera y comenzara de nuevo.

Cuando Cassie le dijo que se detuviera y tomara un descanso, lo único que tuvo que hacer fue tirarse al suelo allí mismo y gritar de felicidad, le dolían tanto los pies que en cualquier segundo se le podían desprender de las piernas y salir corriendo asustada, tener que caminar de nuevo y volver a intentarlo, ella no los juzgaría si hicieran eso, ella también lo haría si pudiera. Leah se acostó sobre las almohadas y colchonetas que alguien había movido a la sala de descanso donde estaban ella y las otras chicas. Cerró los ojos, lo único que quería era dormir un poco, pero no podía. Cada vez que cerraba los ojos o relajaba la mente, la imagen de Marie pasaba por su mente tan clara y perfecta que se preguntaba si la mujer estaba allí.

𝑶𝑪𝑬𝑨𝑵'𝑺 𝑬𝒀𝑬𝑺, 𝚜𝚎𝚝𝚑 𝚌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora