Promesas Rotas

- XXIV -

Las dos anteriores noches habían sido noches sin poder dormir para Remy, no porque su padre se encontrara enfermo, era por los fantasmas que lo perseguían dentro de su mente.

Muchos años el requirió de ese gran amigo que siempre fue su incondicional y él le había fallado en la hora definitiva; una nueva amiga a la que se prometió no fallar, termino haciéndolo, fallándole y ahora él no sabía si aún eran amigos. "No sirvo para nada como amigo", pensaba mientras perdía la vista al fondo sentado en su mesa dentro del salón de clases. Sin haber podido dormir en casa había llevado a su padre a terapia temprano y llego temprano a la escuela cuando no había nadie, fue el primero en llegar. Mientras meditaba el fracaso que era como amigo, comenzó a escuchar como poco a poco sus compañeros entraban al aula, pero él no se inmutaba, estaba como en otro mundo. Lo que lo perturbaba era haber fallado a quien quería, la espesa negrura de sus pensamientos parecieron engullirlo hasta que una humeante taza de café blanca aparecía frente el sacándolo de tal trance.

- La traje no pensando que la necesitarías, -la hermosa chica de cabello, ahora lacio, que era Pamela lo miraba con curiosidad- pero veo que de verdad te hace falta.

Era obvio que su rostro no se veía nada bien.

- Gracias. –esbozo una ligera sonrisa- Si lo necesito. –bebió de el con tranquilidad-

- Te lo debía de la vez pasada.

Un vestido negro entallado se revelo cuando ella se quito el abrigo blanco que tenia puesto para poderse sentar a lado de él. De pronto recordó, de golpe todo lo que había sucedido en su casa el fin de semana pasado antes de ir a visitar a Lorgia, cuando la profesora entro poniendo orden, pidiendo a todos ocupar sus lugares. Era momento de entregar el trabajo que había dado a lugar esa "reunión" en su casa; de la cual Remy prefería olvidar.

Se comienzan a poner de pie para entregar el trabajo.

- Al menos pudo terminar el trabajo. –con desprecio decía Pamela cuando Michelle se encontraba de pie esperando que le recibieran el trabajo que hicieron en equipo-

Sin decir una palabra y solo mirarla de reojo para después evitar mirarla el resto del día, Remy, sentía dolor al mirarla, todo lo que había pasado hace unos días no hacían mas que querer sacarla de su cabeza por el momento, tenía que ponerse al corriente con las materias de la escuela para no perder el semestre y si el recuerdo de su amigo muerto y su amiga en un sanatorio debían esperar, igual, él se obligaría a hacer esperar a lo que sea que aun sintiera por Michelle.

Del otro lado, Michelle miraba discretamente al chico de cabello negro que una vez casi atropella con su bicicleta. "Que tanto han cambiado las cosas en estos meses, que ya no usa una bicicleta, ya no es una persona infravalorada". La dualidad de emociones que, sabía ahora, ella tenía por ese chico le jugaban como una montaña rusa; mirarlo sentado con Pamela le enfermaba, ella estaba abiertamente dispuesta a estar con él. "Maldita", se dijo para sus adentros.

La linda morena sintiendo la mirada de Michelle, recordó el sabor de los labios de Remy en el beso que le dio aquella noche cuando se despedía de él. Se giro suavemente a él y con mucha ternura le tomo del hombro con un brazo y con la otra mano le toco la barbilla con el dedo índice y se acerco para susurrarle algo al oído, a lo que él escuchaba atento.

Por un momento la rubia pensó que lo besaría en publico, entro en rabia. "Los odio a los dos", pensó, sintió punzante, en ese instante. Era capaz de aceptar que Pamela quisiera algo con su ex novio, pero que él tuviera ojos para ella era exactamente lo que detestaba, verlo regalarle sonrisitas tontas a la morena la enfadaba; no podía superar que ella misma lo había sacado de ese rincón oscuro, ayudarlo a brillar y ahora podía ser de alguien mas. No se le olvidaba la tortura que le había provocado cuando regreso de Montana, pero aun así no estaba preparada para ver ambas situaciones en la misma perspectiva.