- XIV -

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La luna se refleja en el agua casi estática de la fuente y ante los sentidos de los arboles mudos, solo una silueta se vislumbra ante la neblina que apenas nace. Sentado en una banca llena de hojarasca y con la humedad sintiendo desde la punta de los pies cierra los ojos para recordar.

Remy visitaba esa fuente como un templo en recuerdo de su amada. Como irle a rendir tributo por su nuevo triunfo, uno que ha logrado gracias a la inspiración de quien ama. Orgulloso de él y del amor hacia ella, veía frutos de su primer triunfo, el segundo que tenía en su vida. Pero este tiene un sabor especial, que lo había hecho solo.

A pesar del apoyo de Lorgia y las felicitaciones de ella y otros maestros, no había nada más reconfortante para el que escuchar todas esas palabras de Michelle, quien estaba muy lejos. Pero con solo saber que ello había sido logrado gracias a ella quien había cambiado de un pincelazo su vida así, le llenaba de gozo.

En el rostro de Remy se podía leer muchos sentimientos, amor, soledad, tristeza, felicidad...

El saber que como muchos, su padre no lo creía capaz de hacer algo de bien, le daba cierto reto para seguir adelante y demostrarles que tenia esa facultad, y mas, tenia suficientes razones para seguir.

El viento silbo murmurando palabras de aliento inentendibles para Remy, las ramas de los arboles se movieron al unísono como aplaudiendo y la luna brillo aun mas para sonreírle. Terminando aquel ritual, se puso de pie y camino al borde de la fuente donde dejo caer de sus manos una rosa.

Por fin en la vida de Remy se iluminaba, la que se había suspendido a la partida de Michelle. Y ahora era el momento de demostrar de que estaba hacho ante toda la gente que alguna vez lo miro como se mira a quien se desperdicia. Claro no era culpa de la gente su estado, si era culpa de alguien era culpa de...

"Sin guardar rencores" se dijo Remy, pero era una batalla que sabia el no podría ganar. Pero libraría el hecho de que puede ser mejor, aceptable, no para ellos, esa gente, no por sus amigos, ni para Michelle, el seria aceptable para el mismo, para así el ser una persona completa capaz de ser un individuo.

Aquel día por la tarde donde se menciono el ganador de la segunda ronda del concurso de literatura a nivel estatal en la escuela.

Terminado el anuncio en los altavoces la gente que lo rodeaba mientras el caminaba guardo silencio, algunos no lo conocían y se preguntaban quien seria ese tal Remy Bazán; mientras los que si sabían quien era lo miraban un tanto asombrados, otros se detenían para mirarlo. Mucha gente observo de otro modo a Remy desde que había vencido a Lorgia, pero ahora todo era muy diferente de que lo habían hecho desde que lo conocían.

Ser el centro de ese pequeño lugar llamado escuela era algo extraño para él, pero era agradable, pero al mismo tiempo vacío. Recibió felicitaciones de desconocidos pero el solo quería la de una persona... Michelle.

Después de esto seguirá la nacional, la fase final... aun faltaba un largo trecho, y siendo recomendado por su ensayo que también era de lo mejor, tenia grandes posibilidades de ganar a ese nivel. Eso le habían dicho los profesores involucrados en el concurso y todo eso. Para ello aun faltaban cuatro meses, lo mismo para la llegada de Michelle, tal parecía que todo mejoraría, seria excelente, seria cerrar con broche de oro si ella pudiera llegar y encontrarlo ganador de todo.

Hambre de triunfo. Eso era algo que jamás había podido experimentar, con esa fuerza, esa pasión para lograrlo, no podría evitar detenerse hasta hacerlo.

Día sábado.

Aun la luz del sol no sé hacia presente, reinaban los remanentes de la noche.

En casa de Remy había una actividad inusual. De un salto Remy era despertado severamente por su padre, quien le ordenaba levantarse de la cama. ¿Qué pasaba?

Promesas RotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora