Pacto

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     Mi corazón corría como tren bajo la mirada de Jungkook. Me sentía avergonzado e intimidado ¿Cómo supo dónde vivo? ¿Cómo me encontró?

Nada de eso me importaba.

El hecho de que estuviese en el mismo lugar que yo de cierto modo me tranquilizaba porque anhelaba verlo.

— Eso fué terriblemente excitante — dijo mirándome desde el sillón que había frente a mi cama — escucharte gemir mi nombre, suplicar por ser follado... Estoy completamente duro.

Jodido infierno. Lucía demasiado atractivo; la tenue luz de la luna entrando por mi ventana resaltaba el amarillo intenso de sus ojos.

Yo estaba paralizado en la cama con todo mi abdomen y parte de mi mano llenos de semen.

Se puso de pie mientras se quitaba el saco de su traje y empezaba a desabotonar su camisa negra. No sabía qué hacer, su sola presencia me ponía nervioso y no lograba decir ni una palabra.

Deslizó por sus brazos la tela y pude apreciar mejor su anatomía. Bíceps trabajados y un abdomen totalmente marcado bajo una piel de porcelana.

  Abrió el botón de su pantalón y subió a la cama en un lento gateo similar al de una pantera cazando a su presa.

Todo mi ser temblaba. Me miró a los ojos antes de pasar su lengua por los restos de semen que habían en mi vientre, para luego pasarlo todo a mi boca mediante un beso.

Anteriormente hubiese pensado que eso era algo asqueroso; probar mis propios fluidos, pero en definitiva fué morboso hacerlo y me gustó.

Jungkook se encontraba entre mis piernas acariciando mi muslo derecho mientras chupaba y lamía mis labios.

Por inercia cerré los ojos y crucé mis brazos en su cuello para profundizar el delicioso beso que nos estábamos dando.

  Me dió unas palmaditas en el costado para que levantara los brazos y así poder sacar mi camisa de algodón. Yo lo hice: era su jodida marioneta.

Su boca soltó la mía y bajó a lamer y succionar mis pezones. Era increíble como podía ser tan sensible en esa zona. Todo mi cuerpo se retorcía con esa simple acción y mi pene estaba completamente erecto de nuevo como si no me hubiese corrido hace cinco minutos.

Con una de sus manos apretó fuertemente mi muslo haciéndome jadear de dolor. Pero un dolor placentero. Para luego sostener mi miembro y comenzar a masajearlo.

Sostuve su rostro entre mis manos y volví a poseer su boca. Era exquisito y adictivo besarlo. Su labio inferior era más grueso que el superior, me encantaba chuparlo y sentir como se iba hinchando.

  Lentamente comenzó a mover sus caderas sobre las mías. Debajo de su pantalón se sentía un bulto duro como piedra que lastimaba al mío con cada roce.

Lo quería dentro, pero no podía decirlo, me daba mucha vergüenza y me encontraba desesperado por eso.

Con agilidad me dió la vuelta dejándome en 4 sobre la cama. Mi rostro se puso rojo de inmediato, jamás pensé estar en esa posición. Él quedó justo detrás de mí y sostuvo mis nalgas una en cada mano, amasando y estrujando a su antojo.

Sentí el calor de su respiración muy cerca de mi entrada y luego lo húmedo de su lengua jugueteando en esa zona.

— ¡Ah! — mis gemidos no tardaron en salir. Tenía la cara pegada al colchón y el culo expuesto hacia arriba.

Jungkook apretaba mis glúteos mientras lamía y clavaba sus uñas en mi piel. Se sentía extraordinario, jaló mi polla hacia atrás y la chupó desde esa posición — Mmgh — era lo único que podía hacer, gemir como un necesitado.

IN THE WOODS (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora