Alyssa estaba en su dormitorio leyendo tranquilamente un libro cuando de la nada, apareció Addison en su cuarto. Debemos recordarle, querido lector, que una vez que se casaron sus hermanos, éstos se mudaron a las casas principales, y las jóvenes junto con su madre se alojaban en la otra casa que tenían en Londres aunque ésta estaba bastante más alejada del centro de la ciudad.
A la pequeña de las hermanas ésto no le agradaba en absoluto, y es que ahora que era el momento en el que tendrían que salir más, hacerse notar, para que por fin las consideraran, tanto a ella como a su hermana, como posibles esposas, ahora habían decidido mudarse al quinto pino. Y la pobre Addison no estaba del todo conforme con la idea.
En numerosas ocasiones, y desde que Anthony y Rose se mudaron a su antigua casa, se había planteado irse allí a vivir. En entrar e informarle a su hermano y mujer que quería mudarse allí, al menos durante el tiempo en el que las jóvenes debutantes se daban a conocer en sociedad. Sabía que no le dirían que no, sabía que estarían contentos de tenerla allí pero también sabía que ahora ya no era lo mismo. Que por mucho que quisiera a su hermano. Por mucho que éste la quería, ya no era una prioridad. Ahora lo eran Rose y el pequeño Edward. Y, querido lector, no se confunda, la joven quería muchísimo a su amiga y sobrino, pero antes, antes de que todo esto pasara, Anthony había pasado con ella todo el tiempo que habían podido y ahora, ya no era lo mismo. Antes que Anthony, había sido su padre, pero una vez que éste falleció, se refugió en su hermano, y el duque la recibió con los brazos abiertos.
Alyssa, al contrario que su hermana, estaba encantada con la idea de estar alejada de la sociedad. Durante el tiempo que habían pasado en aquella nueva casa, había llegado a admirar más que nunca la libertad. El poder salir a tomar el aire libre sin necesidad de encontrarse con más personas, la alegría de que se despertaba escuchando a los pájaros cantar y es que lo que más ansiaba, era la paz.
Además, había comenzado a pintar de nuevo, y es que desde que el anterior duque falleció, no había vuelto a coger un pincel. Seraphina se había dado cuenta del cambio en su hija, y se lo había dicho. La joven había vuelto a pintar después de años y quizás se debiera a que ahora que ya no estaba en su antigua casa, los recuerdos ya no la atosigaban.
Como íbamos diciendo, Alyssa se encontraba tranquilamente leyendo cuando Addison entró por la puerta como si se tratara de un tornado:
—Van a venir.
Alyssa miró extrañada a su hermana, no sabía qué era lo que quería decir:
— ¿Quienes van a venir? —Le preguntó mientras se incorporaba.
—Los Rosewood.
—Hace años que no los vemos.
Los Rosewood eran unos parientes bastante lejanos de los Lockwood. Concretamente, el señor Rosewood era primo segundo del anterior duque Lockwood, también conocido como el vizconde de Hardinge.
—Lo sé. Hace muchísimo tiempo que no veo a Marianne, es cierto que nos hemos escrito por carta pero habrá sido una o dos veces en el último año. —Dijo Addison preocupada.
— ¿Viene ella nada más? —Quiso saber Alyssa.
—Por lo que he podido escuchar, madre ha dicho que William vendrá también.
—Vaya. De él sí que no sabemos nada. Anthony era el único que mantenía contacto con él. Incluso, en principio, iba a acompañarlo a él y a Gilbert en aquel viaje. No sé qué pasó para que al final no acudiera. —Comentó pensativa la mediana de las hermanas Lockwood.
—Pues sí. Creo que se siguen escribiendo.
—Si no recuerdo mal, madre los invitó a las bodas. Pero como todo ocurrió tan rápido, nos les dio tiempo a llegar para entonces.
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Por culpa de un cuadro y un piano
Historical FictionHa pasado un año desde que Amelia y Rose se casaron. Un año en el que felices, por fin han comenzado a vivir con sus respectivas parejas, acompañadas de sus dos hijos, maridos y perros. Pero para los hermanos de éstas, las cosas siguen igual que al...