Capítulo 23

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James se encontraba corriendo detrás de una joven vestida de verde esmeralda con el cabello marrón. Ésta estaba de espaldas a él y no se le veía la cara, pero frente a ella había un joven apuesto con el que conversaba. El joven Sterling corría y corría para intentar atraparla pero no parecía llegar nunca. Comenzó a gritar su nombre, como si tratara de hacerle cambiar de opinión, intentando que se girara hacia él.

La muchacha finalmente se giró y no era Isabelle (ahora conocida como Lady Larson) como tenía pensado y es que su cara se había transformado rápidamente en la de Alyssa. La mediana de las Lockwood se reía de él con su pareja y le enseñaba su anillo. James gritaba intentando hacerla cambiar de opinión, intentando parar todo aquello.

Finalmente se despertó.

— ¿Qué ha sido eso? —Preguntó en voz alta todavía aturdido.

El mediano de los Sterling nunca pensó que se volvería a encontrar con Isabelle y ayer la había visto después de tanto tiempo. Intentó pensar fríamente en todo aquello, en todo lo sucedido y se dio cuenta de que realmente no había sentido nada al verla, simplemente no había sabido cómo actuar, qué decir. Y ella había tomado la iniciativa y se había reído de él enseñándole su anillo. Se había burlado de él en su cara y él se había acobardado.

Era normal sentirse así ¿no? Se estuvo riendo de él durante el tiempo que estuvo en Canterbury... que fueron... ¿tres meses? Y cuando descubrió todo aquello junto con Steven se marcharon sin intención de volver y ahora aparecía de nuevo. Sí, había hecho el ridículo durante todo ese tiempo. Había jugado con él y encima la forma en la que lo rechazó después de todo aquello. Ni siquiera se dignó a decírselo a solas, esperó a que estuviera todo el mundo para hacer el anuncio. Y cuando por fin pudieron hablar solo fueron unos minutos. Y para el pobre James, los peores minutos de su vida.

Y gracias a aquello se había dicho millones de veces que no se enamoraría. Y había fallado, no dejaba de pensar en Alyssa. Incluso ahora. Ahora que acababa de soñar con Isabelle, ésta se había transformado en la mediana de las Lockwood. No podría con la humillación de nuevo si la señorita Lockwood le hacía lo mismo. Esta vez no, por eso se había anticipado, porque ¿quién se casaría con el segundo hijo de un conde? Sabía que nunca sería la primera opción de nadie. Sabía que en el momento en el que apareciera otra persona, Alyssa no querría nada de él. Siempre que no se hubieran casado antes, y si lo hacían y después ella quería que siguieran vidas separadas a pesar de la unión. No se veía con fuerzas de poder soportar todo aquello.

A la mañana siguiente y después de apenas haber dormido, Josephine fue a buscar a cada uno de sus hijos para ir a casa de las Lockwood, se acababa de enterar de un rumor y necesitaba saber si era verdad. Porque si realmente lo era, las cosas se iban a complicar y bastante.

—Lo que yo no entiendo es por qué tenemos que ir también. —Dijo James sentado en el carro de camino a casa de Alyssa.

—Eso, puedes ir tú sin que te acompañemos. No hay necesidad.

—Como para que me digáis ahora que no queréis ir cuando estáis más tiempo allí que en vuestras casas.

Los dos hermanos se miraron y no dijeron nada. Y es que su madre tenía razón. No merecía la pena ni siquiera intentar cuestionarla.

Cuando llegaron a la casa, los tres invitados se dirigieron hacia dónde parecía estar todo el mundo, que era el jardín. Alyssa iba acompañada de uno de sus empleados y es que llevaba el caballete encima de uno de los caballos ya que tenía intención de pintar la laguna que estaba un poco más alejada de la casa.

Por culpa de un cuadro y un pianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora