Capítulo 13

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Como ya anuncié anteriormente, aquella noche había otro baile y sería la primera vez en una semana que los hermanos Sterling se verían con las hermanas Lockwood. Los cuatro estaban bastante nerviosos y es que los últimos acontecimientos habían sido más quebraderos de cabeza que otra cosa.

Durante aquel tiempo en el que los Sterling no visitaron a las Lockwood, las dos hermanas habían intentado entretenerse lo máximo posible pero no había sido del todo exitoso. Alyssa había intentado pintar de nuevo pero después de tanto tiempo sin ningún bloqueo creativo, éste apareció otra vez. Y lamentablemente, le duraría durante varios días (o puede que semanas, dependiendo de algún que otro factor).

Addison se había sentado en numerosas ocasiones en el piano y había intentado componer, y es que a la joven se le había ocurrido el comienzo de cierta melodía pero no llegaba a desarrollarla del todo. El señor Rosewood había comenzado a frecuentarla como antes, habían ido a dar paseos junto a los caballos e incluso se había sentado a escucharla tocar. Pero en el piano, la pequeña de las Lockwood ya no se sentía cómoda con otra persona que no fuera Steven. Y la frustraba. Desde que llegó William, había querido que el muchacho le prestara atención y ahora que parecía que se lo estaba dando, a ella ya no le interesaba tanto como antes. Tampoco entendía el repentino interés del joven, quizás se había dado cuenta de sus sentimientos, o quizás había visto que otra persona estaba interesada en Addison, y le gustaban los retos pero simplemente por el hecho de jugar y no por el premio. O puede ser que simplemente necesitara una distracción mientras estaba en la casa.

Cuando llegaron al baile, automáticamente el señor Rosewood sacó a bailar a Addison para sorpresa de los demás asistentes y es por lo general, William tendía a desaparecer y cerca del final de la noche se ofrecía a bailar con las Lockwood. La joven aceptó y es que tampoco podía decir que no.

Seraphina y Alyssa se acercaron a hablar con Amelia.

—Aly, Gilbert tiene que marcharse durante unos días a visitar a alguien... no recuerdo su nombre. La cosa es que había pensado en que te vinieras a casa a hacerme compañía, ¿qué te parece?

— ¡Me encantaría!

— ¿Sabes que podéis quedaros en casa, no? —Preguntó Seraphina.

—Lo sé, pero Aly apenas sale ahora que vivís más lejos. Addison podría venir también.

—No sé si vuestra hermana debería moverse de casa, sin mí dudo que se controle.

Las dos hermanas se miraron cómplices.

—Madre, pones a Addy como si fuera una rebelde y sabes que no es así.

—Lo sé. Pero el problema es su lengua.

En aquel momento, James se fue acercando para saludar a las Lockwood (y a la ahora Lady Sterling) pero cuando estaba al lado y cuando iba a comenzar a hablar, el señor Westwick apareció de la nada para solicitarle a Alyssa un baile. Y la muchacha aceptó. Tampoco se esperaba menos, además el señor Sterling no había ido a verla en una semana y ni siquiera se había dignado a mandarle una carta para comunicarle los motivos de su ausencia. No sabía lo molesta que estaba hasta que lo había visto y no sabía la satisfacción que sentiría hasta que vio su cara de desilusión cuando la joven se marchó de la mano de otro hombre.

Mientras todo esto sucedía, William y Addison bailaban. Y mientras bailaban, hablaban. No mucho, solo lo suficiente. Pero eso bastaba para que Steven tuviera más dudas y es que viéndolos en la pista, nada más llegar, fue como un jarrón de agua fría. Como si al final, el señor Rosewood se hubiera dado cuenta de que la joven siempre había estado ahí y ella estaba feliz por gozar de su atención. Había pasado una semana, ¿cómo era posible?

Por culpa de un cuadro y un pianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora