Capítulo 18

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Al día siguiente Amelia junto a Rose acudieron a casa de las Lockwood para hablar con ellas. En un principio, la joven duquesa no tenía muy claro lo de acudir a hablar con Addison y Alyssa, ya que al tratarse de sus hermanos, quizás sus amigas no se sentirían del todo cómodas. Pero Amelia le dijo que no debía preocuparse, ya que desde siempre habían estado muy unidas. Así que finalmente aceptó la invitación. Quizás podría iluminarlas un poco entre tanta confusión.

Cuando las dos amigas se reunieron con las dos hermanas, éstas no sabían qué era lo que debían esperar. Y es que por las caras de Rose y Amelia no parecía que fuera nada bueno.

Una vez que se sentaron en el sofá, Addison fue la primera en hablar:

— ¿A qué se debe vuestra presencia? Porque no habéis traído a los bebés.

—Madre no os lo va a perdonar. —Añadió la mediana de las hermanas Lockwood.

—Están con sus padres que también se tienen que hacer cargo de ellos. —Respondió Rose.

—Hemos venido porque queríamos hablar con vosotras.

— ¿Qué pasa? —Preguntó la más pequeña de todas.

—Ayer vimos algo de tensión entre vosotras y mis hermanos. Y queremos saber qué ha pasado, si hay algo que podamos hacer para solucionarlo.

—No hay nada que se pueda hacer. —Dijo Addison.

—No hay solución. —Añadió Alyssa.

— ¿No la hay? —Le preguntó su hermana pequeña preocupada.

—No. De eso te quería hablar, no sé lo tuyo, pero lo mío no se puede arreglar.

— ¿De qué habláis? —Quiso saber Amelia.

Las dos hermanas suspiraron.

—Lo mío es bastante simple, Steven y yo compusimos una melodía. Madre dijo que podría hablar con unos amigos para ver qué pasos seguir, para, ya sabéis, que se toque en algún recital u ópera.

—Pero él dijo que no. —Añadió Rose.

—Exactamente. —Confirmó Addison mientras movía la mano—. Y discutimos fuertemente porque no parece entender la importancia en que mi nombre aparezca junto al suyo. Porque sin él, no tengo ninguna oportunidad.

Las otras tres asintieron con la cabeza.

—Y no entiendo esa especie de miedo que tiene. Si es porque a la gente no le guste lo que compone... si es por... no lo sé. Es desesperante.

Rose asintió con la cabeza:

—Quizás le falte tiempo para hacerse a la idea... piensa que a nosotros nunca nos ha enseñado nada, solamente a ti. Quizás solo le falte algo más de tiempo.

—Pero es que no entiendo esa inseguridad. Es bueno, muy bueno. Y no se lo he dicho solo yo, nuestras madres también, e incluso el señor Rosewood que vino a escucharme también.

—Tal vez no quiera que la gente comience a esperar que todo lo que componga sea maravilloso, el tener la presión de hacer siempre las cosas bien. Quizás tenga miedo de que algo que hace por mero gusto se vuelva una obligación y lo comience a odiar. —Comentó pensativa Alyssa.

Todas las demás se quedaron calladas, lo que decía la mediana de las hermanas Lockwood tenía sentido.

—Podría ser. Y tendría sentido. —Dijo pensativa Rose.

Por culpa de un cuadro y un pianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora