Al día siguiente solo fueron a la casa Amelia y John, y es que a última hora le habían informado a Gilbert de una visita y no le quedó más remedio que quedarse para atenderla. En un principio su mujer se iba a quedar en la casa, pero su marido le pidió que no lo hiciera. Ya habían retrasado demasiado la visita y sabía que la madre y hermanas de Amelia estaban como locas por ver al bebé de nuevo y más después de saber que había estado algo resfriado.
La joven llegó a la casa bastante pronto y es que no quería que se le hiciera de noche a la vuelta. Por muy cerca que estuvieran del centro, al final había que coger el carruaje y además el niño no debía coger más frío del necesario.
Addison se encontraba en el jardín junto con William charlando alegremente mientras que Marianne se encontraba dando un paseo con el señor Stark. Amelia dejó al bebé junto a su madre y fue a buscar a Alyssa ya que era la única a la que no se la veía. Finalmente la encontró en su cuarto dibujando algún que otro garabato.
— ¿Qué haces? —Le preguntó Amelia a su hermana.
—Nada. —Respondió su hermana mientras apartaba los papeles—. Nos os he oído llegar.
—John está dormido y Gilbert no ha podido venir.
—Vaya, ¿y eso?
—Le ha surgido una reunión de última hora y no podía decir que no.
—Las responsabilidades.
—Pues sí, ¿qué tal todo?, me ha contado madre que estás pintando.
—Sí, fue volver aquí y me dieron ganas de hacerlo de nuevo.
—También me ha dicho que estás pintando con James.
—Bueno, eso es exagerar un poco. Lady Sterling le dijo a madre que James solía pintar también y madre le animó a venir, creo que fue madre... aunque quizás fue Lady Sterling... bueno eso no es relevante, la cosa es que las dos estaban conformes y ayer el señor Sterling vino.
— ¿Y qué tal fue? —Preguntó Amelia mientras se acomodaba en la cama.
—Bien, estuvimos pintando, cada uno su dibujo. Y después nos dimos nuestras opiniones.
— ¿Nada más?
—Pues, no sé. Fue un poco raro.
— ¿Qué quieres decir?
—Pues, su madre decía que hacía bastante que no pintaba o que pintaba muy poco. Y él mismo lo dijo, pero Ams... para nada. O tiene un don o realmente le ha hecho creer a su familia que no toca los pinceles.
— ¡Qué raro! No entiendo el por qué haría algo así.
—Ni idea, quizás es que no quiere que lo juzguen o lo comparen... o simplemente le da vergüenza. No lo sé. Es muy extraño.
— ¿Y te sentiste cómoda con él?
—Sí. Al principio no sabía qué decir ni qué hacer, pero al final como cada uno se centró en su dibujo, pues tampoco tuvimos que hablar mucho.—Es algo tímido, ya lo sabes.
—Lo sé. Igualmente mañana dijo que vendría para continuar.
—Eso es bueno, aunque no hablasteis mucho, se sintió cómodo. ¿Y con los hermanos Rosewood?
—Pues, me he fijado en que el señor Sterling, Steven, —Alyssa sintió que tenía que indicar a quién de los hermanos se refería— ha comenzado a venir a visitar a Marianne. Aunque ha sido una vez, y no dudo en que si mañana viene James, lo acompañe. Lo que pasa es que el señor Stark está también visitándola.
ESTÁS LEYENDO
Por culpa de un cuadro y un piano
Ficción históricaHa pasado un año desde que Amelia y Rose se casaron. Un año en el que felices, por fin han comenzado a vivir con sus respectivas parejas, acompañadas de sus dos hijos, maridos y perros. Pero para los hermanos de éstas, las cosas siguen igual que al...