Como iba diciendo anteriormente, Addison no se había visto capaz de hablar desde que Steven la había seguido. Y después de expresarle sus sentimientos, menos voz tenía. Pero el joven se le había declarado y ella tenía que responderle. Tenía que decirle algo. Tenía que responder. Sobre todo porque tenía la idea equivocada.
—Entre el señor Rosewood y yo solo hay una amistad.
Steven abrió los ojos de la sorpresa pero antes de que pudiera hablar, Addison siguió:
—Es cierto que tuve interés en él en un principio. Porque sí, en principio cumplía los "requisitos" que siempre me había puesto. Pero me di cuenta de que por mi parte no había nada y que por su parte tampoco. Le gusta una joven pero no sé quién es.
Steven se alejó un poco más como si necesitara procesar la información que la joven le acababa de dar. Vale, ella no sentía nada por el señor Rosewood, pero eso no significaba que sintiera algo por él. Y eso era verdad.
—No sé si debería alegrarme.
—Yo creo que sí. —Le dijo la joven con una tímida sonrisa.
El pequeño de los Sterling agrandó aún más los ojos sin ser capaz de hablar. El corazón comenzaba a acelerarse y no parecía que fuera a relajarse en ningún momento. Intentó mantener la calma. Tenía que recordar cómo respirar.
— ¿Qué quieres decir? —Preguntó el joven con un hilo de voz.
—Bueno... —Dios, pensó Addison, siempre había hablado demasiado y ahora no se veía capaz de hacerlo— es cierto que en un principio yo estaba interesada en el señor Rosewood. Y entre tú y yo solo era una amistad, supongo que entre ambas partes sobre todo en un principio. Pero no sé en qué momento para mí dejó de ser una amistad.
—Pero yo no tengo todo lo que quieres. —Fue lo único que el joven fue capaz de decir—. Yo no tengo todas esas cosas, yo no soy como tu padre.
Addison lo miró con ternura, agradeciendo estar apoyada en la puerta porque no sentía las piernas.
—Era una estúpida. Siempre he dicho que quería a alguien como mi padre, eso es cierto. Pero le daba importancia a las cosas materiales cuando mi padre era más que todo aquello. Mi padre hacía sentir única a mi madre, y bueno a todos nosotros, mi padre pasaba todo el rato que podía con nosotros, tocábamos juntos el piano y era mi pasatiempo favorito, siempre me hacía reír, incluso cuando me apetecía todo lo contrario, me hacía creer que todo era posible si luchaba por lo que quería... Era mil cosas más que no puedo seguir diciendo. —La joven estaba intentando tragar las lágrimas al recordar al fallecido Lord Lockwood— ¿Qué sentido tiene estar con una persona que tiene el título si no me hace sentir nada? ¿Si lo importante no lo cumple?
Steven se quedó mirando fijamente aquellos ojos azul grisáceos. Quería besarla. Cómo quería besarla. La joven le acababa de declarar su amor. Le acababa de confesar lo que sentía y el joven no sabía cómo se mantenía de pie.
Addison estaba ruborizada. Acababa de confesar aquello que tanto miedo le había dado decir en voz alta. Y el señor Sterling no parecía capaz de decir nada. Hacía unos minutos que él le había confesado lo que sentía pero ahora que ella lo había hecho, estaba callado. No podía cambiar de opinión tan pronto ¿no?
En medio de aquel silencio en el que solo se escuchan sus respiraciones, finalmente el señor Sterling dio el paso. Fue directo y no se lo pensó dos veces. La joven estaba centrada intentando que las pulsaciones de su corazón volvieran a un ritmo normal cuando sin previo aviso notó los labios del muchacho sobre los de ella. Así, de repente tenía unos labios suaves sobre los suyos.
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Por culpa de un cuadro y un piano
Historische RomaneHa pasado un año desde que Amelia y Rose se casaron. Un año en el que felices, por fin han comenzado a vivir con sus respectivas parejas, acompañadas de sus dos hijos, maridos y perros. Pero para los hermanos de éstas, las cosas siguen igual que al...