Capítulo 11

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Unos días pasaron y William marchó a visitar a unos amigos que acababan de llegar a Londres. En un principio Marianne iba a ir con él, pero la inesperada visita del señor Stark le trastocó los planes. Igualmente, en unos días, junto con su hermano, iría a visitar a aquellos mismos amigos ya que en esta ocasión no había sido posible.

Además del señor Stark, los hermanos de las Lockwood junto con sus respectivas parejas e hijos acudieron a visitarlos. Y es que un conocido de Anthony le había traído de un viaje a la India, cuatro cometas y qué mejor plan que ir a la casa a que todos lo probaran. Seraphina estaba encantada ya que no solo vería a sus hijos a los que solía echar de menos, sino que tendría a sus nietos solos para ella.

Mientras Alyssa preparaba el caballete en el jardín frente a donde todos se colocarían para pintar la escena, los tres Sterling restantes aparecieron. Addison llevaba sola una cometa ya que aunque le había insistido a su hermana para que se pusiera con ella, la joven había preferido inmortalizar la escena. El señor Stark junto con Marianne hacían flotar una de las cometas, al igual que Gilbert y Amelia, y Anthony y Rose. La pequeña de las Lockwood pensó en lo bonito que sería compartir aquel momento con alguien a quien amabas o al menos te gustaba, pero no, ella no tenía a nadie. William había salido y al final era lo mejor. No quería hacerse ilusiones que acabaran rotas.

— ¡Josephine! —Exclamó Seraphina cuando vio a su amiga junto con sus dos hijos restantes— No sabía que vendrías tú también.

—No pensaba venir, pero al enterarme que todos estarían aquí, no iba a ser menos.

Las dos mujeres se sentaron en las sillas, cada una con uno de los nietos. Aunque al lado estaban las dos doncellas por si pasaba alguna cosa. Steven se posicionó al lado de Addison:

— ¿Le ayudo?

—Gracias. —Le respondió la joven mientras le tendía el carrete con la cuerda— ¿Ha jugado alguna vez?

—Hace muchísimo, apenas lo recuerdo.

Mientras esta nueva pareja estaba pendiente de su cometa, James fue al encuentro de Alyssa:

— ¿No juega?

—Addison me ha dicho que me pusiera con ella pero no quería desaprovechar la oportunidad de plasmar esta escena. Además, solo hay cuatro cometas por lo que intuía que vendríais hoy y no quería que alguien se quedara sin probar.

James asintió con la cabeza.

—Entonces, iré a por mi caballete.

— ¿Va a pintar?

—Sí, ¿por qué no? Podemos hacer una competición.

Alyssa lo miró sin saber qué quería decir.

—No toque el lienzo, que ya ha empezado con ventaja.

Después de un rato, el joven apareció de nuevo. Las madres de ambos no dejaban de mirarlos y es que las cometas habían dejado de ser interesantes.

James colocó el caballete ante la atenta mirada de Alyssa quien todavía no había movido los dedos. El joven colocó el lienzo.

—Ya estamos igual. Podemos empezar.

— ¿Empezar el qué?

—La competición.

— ¿Qué competición?

—Vamos a competir por quién acaba antes. —Dijo el joven como si fuera lo más obvio del mundo.

—Pero acabar antes no significa que el dibujo sea mejor.

Por culpa de un cuadro y un pianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora