Al día siguiente las dos hermanas Lockwood decidieron ir a visitar a sus hermanos pero a diferencia de otras veces, lo hicieron por separado. Por un lado, Alyssa fue a visitar a Amelia y es que quería saber qué opinaba la nueva condesa de la actitud de William y su relación con Addison. No quería decirle nada acerca de James, y es que sabía que ahora que Amelia estaba casada con Gilbert, solían contarse todo y aunque sabía que si le pedía que no dijera algo no lo haría, sería como darle importancia a algo que para el mediano de los hermanos Sterling no tenía. O eso pensaba la joven.
Por el otro lado, Addison quería ir a ver al hijo de Anthony y Rose. En un principio le dijo a Alyssa que quería ir a hablar con Anthony pero una vez que se fue para allá pensó en que quizás no era tan buena idea hablar con su hermano. Y es que el muchacho siempre había sido bastante protector y dudaba de que si le hablaba de William, el duque empezaría ya a preparar la dote y la boda. Eso siempre que se lo tomara bien. Y no lo tenía nada claro.
Comenzaremos por la mediana de las hermanas Lockwood. La noche anterior, tanto ella como Addison habían comentado a sus respectivos hermanos que acudirían a visitarlos por lo que su visita era esperada. Gilbert sabía que las dos muchachas querrían pasar el mayor tiempo posible a solas por lo que saludó a Alyssa, hablaron durante un rato y después se excusó. Los tres sabían que el conde no tenía nada más que hacer, pero su invitada lo agradeció.
—Ayer te vi cómo pasaste gran parte de la noche con James. —Le dijo su hermana una vez que su marido salió por la puerta.
—Sí, ya tenemos mucha más relación.
—Me alegro ¿Sabes cuándo será la próxima vez que irá a casa?
—No me lo ha dicho pero supongo que entre mañana y pasado. Tanto él como Steven suelen venir bastante seguido.
—Sí, madre me ha contado sobre ello. Y... ¿hay algún interés por vuestra parte?
Alyssa se puso colorada aunque intentó disimular tapándose la cara con la mano como si tuviera calor y lo estuviera comprobando. No sirvió de mucho. Amelia la miró con cierta curiosidad pero no insistió, si su hermana no quería hablar del tema no iba a forzarla.
—No lo creo. No he visto ninguna intención. El señor Sterling y yo nos llevamos muy bien pero como amigos. Y en cuanto a Addison, ella creo que está más centrada en el señor Rosewood que en el otro señor Sterling. Además de que él acude a ver a la señorita Rosewood.
—Pero, el otro día Steven le entregó una partitura a Addison.
— ¿Quién te lo ha dicho?
Amelia levantó las cejas.
—Madre. —Dijo como si fuera lo más obvio del mundo.
—Pero si ella ni siquiera estaba ahí.
—No importa, esa mujer tiene ojos y oídos por todos lados.
Las dos hermanas sonrieron.
—Addison me ha dicho que no. Pero yo no estoy muy segura, la verdad, el día que le entregó la composición le preguntó si quería acompañarla para enseñársela y el señor Sterling le dijo que acudiría más tarde, después de pasar el rato con Marianne.
—Un poco extraño. —Comentó Amelia mientras se tocaba la barbilla pensativa— ¿Cómo se lo tomó?
—Creo que hizo como si le diera igual pero que realmente no le daba igual. Ya la conoces, pocas veces ha escuchado una negativa.
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Por culpa de un cuadro y un piano
Ficción históricaHa pasado un año desde que Amelia y Rose se casaron. Un año en el que felices, por fin han comenzado a vivir con sus respectivas parejas, acompañadas de sus dos hijos, maridos y perros. Pero para los hermanos de éstas, las cosas siguen igual que al...