Capítulo 14

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Pasaron unos días sin que los Sterling fueran a casa de las Lockwood. Por mucho que Steven y Addison se dijeran que estaban bien, en el baile los dos se habían sentido bastante incómodos. El joven ya no sabía si debía seguir frecuentando a la señorita Rosewood notando que la joven no parecía mostrar el mismo interés hacia él que al principio, por otro lado echaba de menos los momentos en el piano junto con la señorita Lockwood.

Decidió que era el momento de acudir a visitar a Marianne, y de paso ver a Addison. Después de todo, le habían dicho que había preguntado por él y lo menos que podía hacer era ir a verla. Su hermano dijo que no lo acompañaría, que tenía cosas que hacer. Lo que el señor Sterling no cayó fue en el hecho de que Alyssa se había trasladado ya a casa de Amelia durante unos días y que James sabía que no serviría de nada ir a la casa si la muchacha no estaba. Igualmente, Josephine decidió ir a acompañar a su hijo pequeño, tenía ganas de hablar con Seraphina.

Así que eso hicieron, madre e hijo marcharon a casa de las Lockwood. Nada más llegar, los recibió Seraphina alegremente.

—La señorita Rosewood y el señor Rosewood han salido a visitar a unos amigos, pero Addison está en la sala de música, vaya a buscarla. Seguro que se alegra de verle.

Las dos madres se lanzaron una mirada cómplice, y es que las dos sabían desde hacía días que tanto Marianne como William no iban a estar ese día en la casa. Josephine no había planeado ir justo hoy, pero Steven se lo había dicho y obviamente no le iba a decir que no.

Mientras que las madres se marcharon al jardín, Steven fue en busca de Addison que, como había dicho Seraphina, estaba junto al piano. La joven estaba algo frustrada y es que estaba intentando componer aquella melodía que había empezado y parecía no acertar con las notas. Escribía y borraba las notas de la partitura, al igual que tocaba el trozo que ya tenía hecho y las nuevas, pero seguía sin gustarle el resultado.

—Me gusta el principio. —Le dijo Steven apoyado en la puerta sonriente.

La joven se volvió hacia él sonriente también.

—Gracias, aunque no consigo avanzar. Es frustrante.

— ¿Me permite? —Le preguntó el joven mientras se acercaba para tomar asiento.

Una vez que se sentó al lado de Addison, ésta le enseñó lo que llevaba escrito y el muchacho lo tocó. Una vez terminado, asintió con la cabeza.

—Es muy bonita. —La felicitó.

—Gracias. El problema es que no consigo continuarla. —Dijo mientras apoyaba el codo en las teclas para así poder tocarse la barbilla.

— ¿Qué tecla acaba de pulsar?

Addison quitó el brazo de repente sin tener muy claro cuál había pulsado. Steven comenzó a tocar las teclas por donde el codo de la joven había estado. Finalmente encontró la nota que buscaba.

—Me gusta. —Murmuró el joven.

Así fue como la pareja comenzó, entonces, a componer juntos. Después de desbloquear la parte en la que la pequeña de las hermanas Lockwood había estado atascada durante tanto tiempo, todo lo demás le fue mucho más fácil. Y es que mientras uno tocaba, la otra iba apuntando las notas en la partitura. Y cuando a la otra persona se le ocurría un trozo, intercambiaban posiciones.

—Creo que ya estaría. —Dijo Addison alegremente.

—Tóquela. —La animó su amigo.

Por culpa de un cuadro y un pianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora