Pasaron varios días y Alyssa por fin ya no tenía que hacer más reposo ni recibir más masajes. La joven estaba muy contenta, no solo por recuperar la movilidad sino porque así James ya no tendría que ir más a buscarla y por tanto aquellos ratos que pasaban juntos con la excusa de los masajes se acabarían. No es que no disfrutara de pasar tiempo con él sino todo lo contrario, el problema era que lo disfrutaba demasiado y que poco a poco esos ratos se iban volviendo más cortos y quería más. Y sabía que él no parecía dispuesto a darle todo lo que ella deseaba. Sabía que el joven disfrutaba como ella, que sus sentimientos iban aumentando pero no lo suficiente como para cambiar de opinión.
Addison seguía centrada en componer. Steven no había vuelto a decirle nada acerca de si había cambiado de opinión o no respecto a que conocieran aquella composición que hicieron juntos en su momento, pero aquellos días habían vuelto a pasar tiempo juntos. No habían vuelto a componer pero sí que la había ayudado en más de una ocasión. Parecía algo más receptivo pero la señorita Lockwood no quería presionarle más de la cuenta. Esperaría a tener algunas composiciones más y si el muchacho seguía sin decirle nada, entonces hablaría con su madre para conocer a los contactos y usar un pseudónimo. Aunque quizás una oportunidad apareciera antes de que la joven tuviera que hacer nada.
Aquel día, por fin Alyssa pudo apoyar el pie de la pierna herida en el suelo y decidió que era un buen momento para buscar a su hermana pequeña y escucharla tocar. Debido a las apariciones de los hermanos Sterling, estas visitas se han ido disminuyendo cada vez más y visto que la sequía creativa de la mediana de las Lockwood parecía intacta pensó que era un buen momento para retomar aquello.
Addison se encontraba colocando las partituras cuando su hermana entró. Alyssa cogió una de las sillas y la colocó al lado de la ventana, de aquella forma podría ver a su hermana mientras que los rayos de luz que entraban le calentaban la espalda.
— ¿Cómo que me dignas con tu presencia? —Le preguntó su hermana pequeña.
—Ya no hay distracciones y puedo dedicarme a ti. —Le sonrió su hermana mayor.
— ¿El señor Sterling no va a venir más?
—No creo, ayer le dije que ya podía apoyar el pie y andar. Que solo me dolía cuando me tocaba el cardenal.
—Pero no le especificaste que no hacía falta que viniera.
Alyssa sonrió tímidamente:
—No... pero más o menos se intuye.
—Teniendo en cuenta que está enamorado de ti no creo que te vaya a hacer mucho caso.
—No está enamorado de mí. —Respondió Alyssa seria.
—No está enamorado de mí. —Repitió Addison con voz aguda.
—No hablo así.
—No hablo así.
—Addy, por favor.
—Vale... pero ha sido divertido. Lo echaba de menos.
—Yo también.
—Ahora en serio, está enamorado de tí.
—Addy, por favor.
—Perdón, pero tenía que decirlo. Es bonito tener a alguien que te mire como él te mira a ti.
—Sería bonito si quisiera intentarlo... o si al menos me dejara entender...
—Lo sé. —Dijo Addison mientras asentía con la cabeza— Supongo que necesita tiempo.
—Pues tiempo parece que me sobra. —Alyssa suspiro—. Bueno, empieza a tocar, enséñame todo lo que has compuesto que por lo que tengo entendido has estado realmente inspirada.
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Por culpa de un cuadro y un piano
Ficción históricaHa pasado un año desde que Amelia y Rose se casaron. Un año en el que felices, por fin han comenzado a vivir con sus respectivas parejas, acompañadas de sus dos hijos, maridos y perros. Pero para los hermanos de éstas, las cosas siguen igual que al...