FILTER NIGHT || YOONMIN

『𝟶𝟶: 𝚙𝚎𝚘𝚙𝚕𝚎』

La palabra persona viene del latín que significaba mascara de acto o personaje teatral. Su origen se remonta a los siglos del V al III antes de Cristo, en la antigua Grecia. En aquellas ceremonias que se llevaban a cabo para darle homenaje al dios del vino y las fiestas: Dionisos. El teatro griego no es algo de lo que vengo aquí a hablarles, aunque por mi parte les recomiendo que investiguen un poco sobre el debido a que es sumamente interesante.

En fin, la palabra persona viene a ser la máscara que se utiliza en la realidad para poder complacer a los demás. En todas las situaciones son necesarias usarlas y no está mal el tratar de encubrirse a uno mismo para poder hacer que nadie le haga daño. El ser humano debe de adecuarse a todas las situaciones que se le presenten y no está mal, viene del sistema de supervivencia del que cada uno es dicho. Quien te critique por actuar de manera distinta ante una situación complicada, pregúntale si es que mantiene la misma cara de imbécil en todos los lugares. Nadie tiene la misma actitud en todos los lugares porque diariamente la máscara que portamos tiene que cambiar; si no, no seriamos personas.

Por esas mismas ideas él nunca tuvo miedo de lo que haría, sabía que existía una parte de él que estaba dispuesta a dar la cara para poder mirar el lado bueno a las cosas, tal y como aprendió desde muy pequeño. No recordaba muy bien quién le enseño todos sus principios, pues desde que tenía memoria su vida estuvo llena de comentarios obscenos y señas grotescas. Siempre tuvo miedo ante las situaciones, hasta que un amigo suyo le dijo que actuara, se creyera las cosas que le susurraban al oído mientras lo penetraban sin piedad.

Él decidido tomarlo, nunca había tenido un nombre, asique decidió uno. A si mismo se bautizó como Kitty, no había una razón, solo sentía que se le veía muy bien. Él chico sin nombre aprendió a estar junto a Kitty, a veces parecía que este no quería darse a ver, pero poco a poco empezó a protegerse a sí mismo porque no era él quien se estaba enfrentando a los problemas, era su amigo de confianza.

Con su ayuda le encontró el gusto a su trabajo, adoro lo que venía después de entregarse a todo tipo de personas. Grandes billetes caían en sus manos, permitiéndose que en sus días libres pueda derrocharlo en lo que quería. Kitty hayo ese gusto que el chico sin nombre no tuvo nunca, sin pensarlo, era más Kitty que él, pero creyó que nunca existió.

Cuando noto que había gustos extraños no dudo y los acoplo a él mismo. No perdía su esencia, pero si aplicaba un nuevo filtro para hacer que aquella suma subir al igual que sus gemidos cuando los toques eran más profundos. Fue moldeándose como todos querían, pero lo que predestino en un inicio nunca se perdió. Se prometió a si mismo que sería grande y poderoso, poco a poco lo estaba logrando de una manera de la cual no se arrepentía en lo más mínimo.

Cuando menos lo pensó, se volvió adicto al pecado que lo condeno. Pero ¿ya a quien le interesaba?

Lo unico que veian era su corona relucir ante todos.