『𝟸𝟺: 𝚜𝚠𝚎𝚎𝚝 𝚌𝚊𝚗𝚍𝚢』

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Sus pasos eran firmes al igual que sus saltos. Sentía como su mochila era golpeada contra su espalda, los cuadernos dentro de su maleta ocasionaban un sonido que se combinaba con su tarareo suave y la sonrisa dibujada en sus labios. Tenía los ojos centrados en las calles, los colores no eran tan vivos ni las paredes estaban cuidadas como debían, pero era su hogar. No veia mucho después de ese barrio pobre en el que se había criado desde que era pequeño, conocía a algunas personas, pero la ruta que él tomaba no coincidía con los demás, por lo que detectar las miradas de otros sobre la suya era algo usual. Sabía que la mayoría tenía un pensamiento en mente: ¿Qué hacia un niño pequeño caminando por las calles solo?

En su pequeño mundo no importaba, su mamá le había dicho toda la vida que no debía de importarle lo que decían los demás, además que ahora que tendría que ir a la escuela se enfrentaría a una realidad algo distinta. Al principio su mamá siempre estuvo a su lado y lo acompaño hasta la puerta de la institución, pero poco a poco sus horarios de trabajo llegaron a impedirle tomar la libertad de cuidar a su cachorro y Jimin entendió a la perfección.

Era tan nada más un pequeño de siete años que a veces se mostraba más serio de lo que de verdad debía de serlo. Él entendía que su mamá debía de trabajar porque luego de que su madre haya ido al cielo, la vida se volvió más difícil. La tragedia lo había hecho conocer una cara de la moneda que no cualquiera podría sobrellevar, pero ambas personas tragaban de mantener su pequeña torre. Jimin desde muy pequeño le prometió a su mamá que estudiaría mucho para poder ganar tanto dinero que ninguno tendría que preocuparse de cómo harían para comprar los materiales de su escuela.

Igual hubo muchos que lo apoyaron, entre ellos la dueña de la cafetería que le ofreció un cuarto sin ningún tipo de renta, aunque cada tiempo Mina se veía obligada a darle un poco de sus ahorros. En dicho edificio vivía una pequeña que era casi contemporánea a Jimin y solía jugar con el cachorro en el parque cerca a su casa, la madre de Park lo agradeció, aunque sea su hijo podría olvidar por un segundo la cruel realidad que le había tocado vivir y divertirse mientras fingía ser un guerrero que tenía que rescatar a la princesa.

Pero a pesar de todas sus dificultades la sonrisa del pequeño nunca desapareció. Había muchas cosas que no entendía, pero cuando a veces la seriedad se instalaba en el rostro de su madre él hacía todo para animarla. Incluso un día que vio que ella no tenía ningún ánimo para seguir haciendo su trabajo, él la distrajo a la par que jugaba con la comida y le hacía sus inventos que en verdad no tenían mucho sentido. Eso terminaba convenciendo a la omega que el mundo se le podía caer, pero su hijo siempre estaría ahí para ayudarla a salir adelante. 

Eran los dos contra el mundo.

Jimin freno sus pensamientos cuando en la acera del frente vio como un hombre trataba de cruzar la calle y una moto pasó de pronto, obligándolo a retroceder y tirar sus bolsas. Al instante el niño miró a ambos lados para correr a donde estaba el ajeno e inclinarse para tomar las bolsas con verduras que se habían restregado. Recogió algunas frutas y sintió como su estómago rugió al recordar que había pasado mucho tiempo desde que él había comido una de esas. Pero en verdad no le importo mucho y termino por meter las cosas en la bolsa de tela, la alzó y se la entregó al desconocido que chasqueaba su lengua al ver los huevos rotos en el suelo.

— Tenga señor. — Jimin prefirió hablar al ver que el desconocido lo había pasado de largo. — ¿Se encuentra bien?

— Oh... — el hombre a su lado giro a ver al chico y alzo sus cejas. — Muchas gracias, pequeño, que amable eres. 

Jimin asintió y desvió la mirada cuando sintió que los ojos de aquel sujeto se posaban sobre su persona. Sentía que le quería decir algo, pero había algo que no le daba total seguridad así que solo escondió sus manos detrás de su espalda, ignorando la manera tan intensa en la esos ojos oscuros iban recorriendo todo su cuerpo. 

FILTER NIGHT || YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora