『𝟸𝟻: 𝚒𝚗𝚍𝚎𝚜𝚝𝚛𝚞𝚌𝚝𝚒𝚋𝚕𝚎 𝚋𝚘𝚗𝚍 』

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Yoongi recordaba la sorpresa que lo había recorrido cuando Jimin empezó a contar cada una de las cosas que habían ido sucediendo a lo largo de esos catorce años. Sus interrupciones fueron cortas, pero las lágrimas que cayeron trataron de ser lo más silenciosas posible. Todo aquel dolor que se reflejaba en el relato fue expresado por el llanto de Min, pues Jimin solo iba hablando, con una mirada perdida. Su cuerpo rígido desde un punto y la forma en que sus puños se apretaban en señal de toda la rabia que lo consumía al recordar esos episodios que lo atormentaban en sus pesadillas. Yoongi esperaba que esté lo abrazara o se apoyara en él en búsqueda de consuelo, cosa que no sucedió.

Relato tras relato, uno más horrible que el anterior. Al inicio Jimin no recordaba sus abusos, al menos los primeros treinta o cuarenta eran completamente en blanco, entre ellos el primero que vivió. Los siguientes era algo claros, hasta que se creó un límite donde no pudo más y su memoria albergo cada violación desde los diez años. Donde sea le sucedía, en su habitación, en la de Kim, en la sala, cuando se bañaba, incluso cuando estaba limpiando en silencio y a Namjoon le daban ganas de darse una paja. Otra cosa que no se acordaba bien eran sus celos de pequeño, tampoco que fue lo que pasó con ese feto que algún día descanso en su vientre.

Jimin no lloro, cosa que lo sorprendió. Las cosas las decía sin querer girar a ver a Yoongi porque sabía que no podría continuar. El peluche de gato estaba entre sus manos, y cuando acabó de contar todo lo que alguna vez sufrió, solo pudo abrazar a su compañero de vida. Aquel gato dañado lo había acompañado, incluso fue su soporte cuando era tirado al suelo y obligado a abrirle las piernas a la persona que más odiaba. Jimin amaba a Kitty como jamás amo a alguien, lo había salvado y sin su ayuda él posiblemente se hubiera tirado de la habitación en la que se encontraba.

Kitty fue quien le ayudó a hacerse adicto al veneno que lo mato por tanto tiempo. Luego siete años, por fin se sentía con la capacidad de ser Jimin con alguien... Solamente si es que este "alguien", era Min Yoongi.

Por el lado del alfa era una mezcla de emociones que hacían doler su cabeza. Primero sintió ira por la forma tan cruel en la que usaron la confianza del pequeño para poder secuestrarlo. Luego todo en él quiso llorar cuando la historia se volvió peor. No entendía como es que el ser humano podía ver a un niño de tan nada más ocho, nueve o diez años sometido a esas cosas y no sentir ni una pizca de pena. Como es que ese hombre miraba el miedo que consumía a Jimin y nunca se detuvo. ¿Qué pasaba por su cabeza cuando lo escuchaba llorar? ¿Por qué no paraba cuando le suplicaba que lo haga? ¿Es que acaso no sentía nada cuando el cuerpo del infante quedaba en el suelo, perdido en un lugar su cabeza mientras disociada?

Yoongi no entendía como es que a sus nueve años su única preocupación era ver como terminar de hacer su maqueta para la escuela, mientras que Jimin tenía que ver qué nuevo escondite podría usar para que no lo dañen. Su cerebro no llegaba a comprender cómo es que él había tenido una infancia llena de alegría, saltos, experiencias graciosas, mientras que el chico a su costado no recordaba muchas cosas. Había huecos en la memoria de Park y él prefería eso, de lo contrario no quería imaginar que cosas podían suceder.

No era justo que muchos niños tengas que correr libre por el parque con sus mascotas cuando Jimin tuvo que correr, pero para huir de su agresor. Se llenó de terror y asco cuando él solo debía divertirse y gozar de su vida. Había visto su foto a los ocho años, esa sonrisa junto al registro de desaparecido. Era un ángel, un ser de luz que tuvieron la maldad de apagar y consumir por una sombra sin piedad.

Muchas cosas no estaban claras, menos dos. Uno, Yoongi ayudaría a Jimin a salir de todo eso; y dos, gastaría todas sus energías en que Namjoon cobre cada una de las cosas que le había hecho a su pareja. Si él mismo tenía que tomar una pistola y meterle una bala en el cráneo, lo haría porque no dejaría que nunca más toquen a su omega. Y menos dejaría que sean esas manos tan asquerosas.

FILTER NIGHT || YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora